Análisis Dragon’s Dogma 2

Publicado: 09/04/2024
Irrumpe con fuerza en nuestras pantallas para plantar su estandarte y filosofía. Una década para rememorar la esencia de la verdadera épica
Dragones, cuevas, trasgos, cíclopes, arpías y un sinfín de cosas que hacer mientras vas profundizando poco a poco en una historia principal bastante bien diseñada que baña todo un conjunto sobresaliente. Horas y épicas, ¿quién da más? Dragon’s Dogma irrumpe con fuerza en nuestras pantallas para plantar su estandarte y filosofía. Una década para rememorar la épica.  

Y es que la secuela del famoso RPG de Capcom está de vuelta con más emoción, criaturas imponentes y una acción que te mantendrá al borde del asiento. Con una historia cautivadora y mejoras en las mecánicas de juego, esta entrega promete llevar a los jugadores a una aventura inolvidable por su extenso mundo abierto.



Dragon’s Dogma 2 se presenta como una evolución natural de su predecesor, conservando la esencia que convirtió al primer juego en un clásico de culto, pero ampliando su mundo y mecánicas de juego de manera significativa. Más de una década desde que la saga Dragon’s Dogma sorprendió a la comunidad, el título llega para asentar a esa legión de jugadores y meterse en el bolsillo sin ningún miramiento a una nueva hornada de seguidores para el futuro.

Querido Arisen

Encarnamos al Arisen, seleccionado por el Dragón, aunque nuestra memoria inicialmente no lo refleje. La presencia de un usurpador en el trono, haciéndose pasar por el Arisen legítimo, complica las cosas. Afortunadamente, muchos dudan de él y están dispuestos a apoyarnos en nuestra cruzada.

Nuestro objetivo es claro: vencer al dragón que pone en jaque la tranquilidad del reino y reclamar nuestro derecho como el auténtico gobernante, desenmascarando al farsante. En Dragon’s Dogma 2, la trama queda en un segundo plano frente a la esencia del juego: su universo y las batallas.

Una narrativa al servicio de un brutal mundo

La narrativa principal puede no ser el fuerte del título, pero esto no desmerece el brillo de las misiones secundarias. Es asombroso cómo, a través de ellas, descubrimos más sobre este mundo y nos apegamos a sus variopintos habitantes. A medida que progresamos, nos daremos cuenta de que no solo buscamos estas misiones, sino que ellas nos encuentran a nosotros.

Varios personajes nos rastrearán, habiendo oído que el Arisen auténtico ha vuelto. Esta dinámica se desarrolla de manera natural y creíble, sin necesidad de marcas en el mapa; las misiones emergen con cada paso que damos, y si no prestamos atención, podríamos pasar por alto muchas de ellas.

Dragon’s Dogma 2 ofrece distintos tipos de misiones secundarias: las habituales, con una variedad de tareas, y aquellas con un límite de tiempo, que expiran si no se completan a tiempo. El desenlace de las misiones puede variar, con múltiples rutas hacia diferentes finales. Estas misiones son tan envolventes que a menudo me costaba distinguir si formaban parte de la trama principal o no, y en ocasiones, posponía mis deberes como Arisen para explorar el mundo y conocer a sus gentes.



Mecánicas y clases

Uno de los pilares de Dragon’s Dogma 2 es su mecánica de combate y sistema de clases. Al iniciar, creamos a nuestro héroe y a nuestro peón principal, seleccionando su clase respectiva.

Inicialmente, las clases disponibles son limitadas, pero a medida que avanzamos y desbloqueamos más contenido, descubrimos nuevas clases que son un verdadero placer. Cada clase tiene distintos niveles y habilidades únicas. Al luchar y ganar experiencia, ascendemos en rango hasta alcanzar el nivel máximo, momento ideal para cambiar de clase.

El equilibrio entre peones y líderes es crucial Con el progreso, las clases nos enseñan habilidades especiales y atributos asociados. Cuantas más clases dominemos, más versátil será nuestro personaje, permitiéndonos combinar diferentes atributos. Existen habilidades ocultas en cada clase que se revelan al completar misiones específicas; es decir, primero debemos localizar la ‘academia’ de la clase y luego cumplir con su misión.

Los combates son épicos y enganchan, especialmente al adquirir nuevas habilidades y alcanzar cierto nivel. La clave del éxito radica en la armonía entre el héroe y sus peones.



En la mecánica de lucha de este juego, disponemos de un golpe estándar seguido de uno con mayor fuerza, sumado a las destrezas únicas de la clase seleccionada. Es posible sujetar a los adversarios, lo cual nos da la oportunidad de escalar sobre criaturas colosales para asestar golpes devastadores.

El protagonista se rige por dos indicadores: el de vitalidad y el de vigor. Sujetar a un enemigo reduce nuestro vigor, y agotarlo podría resultar en una caída peligrosa. Además, la capacidad de correr por el entorno se ve afectada por este indicador y el peso que carga nuestro héroe, lo cual es crucial.

Amigos y peones

Los peones son vitales en nuestra travesía, no solo por su lealtad. En nuestro viaje por este extenso mundo, nos toparemos con innumerables peones disponibles para reclutar y añadir a nuestro equipo de cuatro miembros, incluyendo a nuestro personaje y al peón que diseñemos.

Descubriremos piedras místicas que nos permiten acceder a la falla, el lugar donde convocamos a otros peones, como los de nuestros compañeros. Cada peón tiene un objetivo específico, y si logramos cumplirlo mientras forman parte de nuestro grupo, seremos recompensados.

Estos peones no progresan en nivel, así que necesitaremos reemplazarlos por otros más competentes a medida que avanzamos. Sin embargo, nuestro peón principal sí puede evolucionar y equiparse con distintas clases y ascender en rango, aunque no todas las clases están a su disposición.

La diversidad de enemigos es adecuada, aunque hubiera preferido una mayor variedad para evitar la monotonía de enfrentar constantemente a los mismos goblins o arpías. Los enfrentamientos más destacados son contra las imponentes criaturas que nos sorprenden en nuestro camino.



Al explorar, hallaremos diversos materiales y provisiones; ten precaución con estos últimos, ya que se echarán a perder si no se consumen a tiempo. Los recursos obtenidos del entorno o de las bestias nos servirán para fortalecer nuestras armas y armaduras en la herrería.

No te quedes quieto…

En Dragon’s Dogma 2, la exploración es fundamental. Contamos con un vasto mapa lleno de misterios y descubrimientos, y os aseguro que jamás he sentido tedio al recorrerlo. Vagar por sus selvas, adentrarme en sus cavernas, deambular por sus campos y ser sorprendido por un troll gigantesco que me asusta hasta la médula.

Un universo enorme cargado de secretos donde siempre hay algo por descubrir Dragon’s Dogma 2 presenta un ciclo diurno y nocturno; durante el día, los riesgos son menores, pero la noche esconde peligros en la penumbra, a pesar de nuestras linternas. Para no ser sorprendido por la oscuridad, podemos acampar en las hogueras que encontramos, y si tenemos carne, podemos cocinarla para obtener sus beneficios. Existen distintos tipos de tiendas de campaña, algunas más resistentes que otras, y una tienda frágil podría desmoronarse si un enemigo nos ataca mientras dormimos.

Al llegar a una ciudad, los carruajes tirados por bueyes nos permiten desplazarnos, aunque su lentitud y la posibilidad de ataques enemigos durante el trayecto nos obligarán a detenernos y combatir antes de poder continuar nuestro viaje.

El método más eficiente para desplazarse en el juego es mediante las esquivas piedras de viaje, aunque su escasez o elevado coste las hacen preciadas. En ciertos lugares, hallaremos piedras que actúan como anclas para la teletransportación con las ya mencionadas, no son comunes, pero nos brindan la libertad de colocarlas a nuestro antojo.



Todo está conectado

La muerte de un personaje, sea parte del juego o un NPC, es definitiva. No obstante, existe una solución. Si un personaje sucumbe, por enemigos o por otros motivos, terminarán en la morgue.

Si poseemos una piedra de retorno a la vida, podemos revivir a un personaje, pero con precaución, pues son tan raras como valiosas. Debemos considerar cuidadosamente a quién deseamos devolver al mundo de los vivos, ya que la muerte puede ser un giro inesperado del destino. No te sorprendas si una misión secundaria se activa sin que el personaje correspondiente esté presente; visita la morgue, quizás allí te aguarde una revelación inesperada.

Porque todo está muy bien conectado en este título, incluso esa manera tan orgánica de obtener misión tras misión. Pasa de ese punto al que tienes que ir o ese tablón que debes llegar, los NPC irán en tu búsqueda y te ofrecerán ese diálogo o esa escena que sirva de cebo para una nueva aventura.

En definitiva, Dragon’s Dogma 2 es un juegazo. Y para que repetir lo que ya se ha dicho en el comienzo de este artículo: “Dragones, cuevas, trasgos, cíclopes, arpías y un sinfín de cosas que hacer mientras vas profundizando poco a poco en una historia principal bastante bien diseñada que baña todo un conjunto sobresaliente. Horas y épicas, ¿quién da más?”. Pues eso, ya estás tardando…

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