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Jaén

Ainoa Buitrago: La ruta de las flores

“Dispárame” es el hit que abre la ópera prima de la gran compositora y cantante

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Aunque no me guste reconocer debilidades, la verdad es que, después de tantos años, recuerdo como si fuera ayer el día que Cupido me abatió. Por eso, cuando hace un par de semanas volví a verlo en la cola de un comedor social, enseguida lo reconocí.

— Pero bueno... ¿A quién tenemos aquí? Si es nada más y nada menos que el todopoderoso Dios del amor — me burlé.

— Ah, eres tú. Hola, ¿qué tal?

— ¡Vaya! ¿Te acuerdas de mi?

— Sí... Disculpa. Se me encasquilló la flecha en el carcaj y tuve que lanzarte un martillo que también te golpeó la cabeza.

— No me extraña. Con razón me quedaba atontado y sin palabras cada vez que la veía.

— Fueron buenos tiempos, muchos clientes y siempre con prisas. Ahora, sin embargo, mírame. Entre la corriente de quererse a uno mismo, el tinder o el reggaeton... me están arruinando.

Escuchándole tan triste, me hizo sentir compasión. — Lo siento, Cupido. No sé qué hacer por ti. A ver, tampoco tengo malos recuerdos. Si dejas el martillo y se puede repetir, dispárame. 

"Dispárame" es el hit que abre la ópera prima de la gran compositora y cantante Ainoa Buitrago. Un álbum lanzado el pasado 15 de octubre que se llama "La ruta de las flores" y que, probablemente, sacará a Cupido de la pobreza con un potente y genuino resurgir del romanticismo. Un nuevo y fulgurante "viva la música", un certero flechazo directo al corazón que no vais a poder esquivar.

El nombre del disco es muy revelador porque cada canción corresponde a una flor. A un significado cifrado rescatado de aquella floriografía de la época victoriana en la que usaban ramos de estos numerosos brotes primaverales para mensajearse en secreto durante el cortejo. Así, con misterio, inteligencia, creatividad y mucho talento compositivo y vocal, Ainoa Buitrago nos enamora arrastrando las últimas sílabas de los emocionantes versos que vuelan en preciosas melodías arregladas dentro de un pop fresco, libre, generoso y descarnado. 

Resulta difícil destacar unos temas sobre otros en un trabajo tan variado y cuidado pero no podéis dejar pasar "La Apuesta". Un corte pasional y autobiográfico en el que interviene hablando la madre de la artista para dejarle una emotiva declaración. Siguiendo en el terreno de las colaboraciones, Ainoa canta una divertida "Cuentas pendientes" con la "shakirizada" voz de Paula Mattheus" y la sentida balada "Qué dirías ahora" junto a una dulce Yoly Saa. No obstante, lo siento mucho pero no consigo echar de menos a Andrés Suárez en la nostálgica "Venecia". Una canción que grabó en acústico a dúo con el cantautor gallego pero que, ahora, en esta nueva versión en solitario, adquiere más recorrido y personalidad. 

Mientras escribo, me entran deseos de escuchar por octava vez "Lo que fuimos" para saborear, gracias a unos inesperados arreglos corales, esa transformación de lo tierno a lo épico o, tal vez, dejar de escribir para disfrutar sin distracciones y por séptima vez de las progresivas subidas de intensidad en la conmovedora "Quema". Quizá, no estaría de más seguir escribiendo pero por WhatsApp al director de este periódico para solicitarle más espacio y poder analizar, profundamente, "La ruta de las flores". Tengo la sospecha de que se me escapan algunos dilemas o tesoros escondidos y creo que ni siquiera el orden de las canciones es tan casual sino que obedece a una dirección. Bueno, mejor no tentemos a la suerte y esa tarea os la dejo a vosotros. 

De lo que sí estoy seguro es que no será la última vez que oigáis el nombre de Ainoa Buitrago. Incluso, me atrevería a decir que está naciendo una estrella. Una de esas que brillan con luz propia. De las que saben alumbrar el vuelo de Cupido para que siga haciendo de las suyas. De las que hacen que me rinda porque, con su música, saben tocar el alma y descubren mi sensibilidad y mi fragilidad aunque no me guste reconocer debilidades. 

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