El jardín de Bomarzo

La familia mata

Borrada de la pelea, Irene García tiene en su poder el 46% de los votos. La cosa es qué votarían sus fieles si Ruiz Boix tuviera enfrente a otro candidato

Publicado: 31/10/2021 ·
21:21
· Actualizado: 31/10/2021 · 21:33
  • Irene García y Juan Carlos Ruiz Boix. -
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Bomarzo

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El PSOE siempre ha sido la fusión de muchas unidades familiares, en Cádiz si cabe más quizás por aquello de que la antigüedad de un entorno amurallado le da empaque a la organización cuando toca contienda e incluso existe una ley no escrita a la hora de organizarse en la pelea. Por ella se encuentran viejos enemigos y se organizan UTEs cuando les une el objetivo común y mayor de derribar a otro. E igual que se agrupan, se deshacen. Con facilidad, de manera natural.

Cuando Irene García ganó su congreso frente a Paco Cabaña lo hizo por una pequeña mayoría que la apoyaba, mientras que al resto del partido en la provincia le era más menos indiferente su liderazgo. Hoy, tras su enfrentamiento con Ruiz Boix por la lista de delegados que fueron al congreso de Valencia de Pedro Sánchez, cuenta con el apoyo fiel del, más o menos, 46 por ciento del partido en la provincia y con el enfrentamiento férreo y claro del resto, un enfrentamiento que roza en algunos casos el odio, absolutamente personal, por diferentes motivos y sin solución. Con Fran González en Cádiz desde que éste era diputado, con el propio Ruiz Boix porque el de San Roque no le perdona que no se enfrentara y le defendiera cuando el partido le quitó para diputado nacional y puso a Marlaska, con el pizarrismo porque eso es Luis y éste lo que quiere es controlar y poner a su hijo Javier y con Moscoso, Alfonso, que le quiere dar continuidad a lo suyo en el senado, con Mamen Sánchez por las intromisiones que ésta entiende ha venido haciendo García y ambas mantienen una fría distancia cordial y una palpable lejanía desde la disputa por la secretaría general de Jerez. Con Ana Carrera y con el susanismo que representan Jiménez Barrios, Cornejo o López Gil por motivos varios. Cosas de familias.

Tiene el apoyo, férreo también, del resto; Sanlúcar, El Puerto, ganó en Rota pese a que Ruiz Arana se mantuvo de perfil, Puerto Real y parte de Cádiz, Chiclana al completo y los romanes José María y Rafael -por distintas cuestiones-, la sierra en general se agrupa entorno suyo y buena parte del campo de Gibraltar como Lozano o el alcalde de Tarifa. Apoyos cerrados, sin fisuras, pero no olvida que a lo que tiene enfrente solo les une la idea de quitarla y por esto, fundamentalmente, ha decidido no presentarse a la reelección como secretaria general, también por supuesto porque sabe que a día de hoy los números no le salen y para perder siempre hay tiempo. No se va a enrocar como hizo Susana Díaz. Su partido ha actuado con mucha tibieza, permitiendo que las familias organizasen una fiesta en principio no del gusto de Ferraz, ni Santos Cerdán ha actuado con contundencia ni, mucho menos, el propio Juan Espadas, que solo muy al final se ha puesto a organizar y hablar para intentar solucionar un conflicto que le quema. Deja la secretaría general, continuará en diputación los dos años que quedan de legislatura y, después, ya se verá porque el secretario general saliente no va a ser, en principio, presidente de Diputación, es la idea que Espadas va a ejecutar en Sevilla, y porque otros horizontes políticos menos tensos la atraen. Como a otros de las familias gaditanas.

Hay otra realidad. Tanto Fran, como López Gil o Mamen Sanchez tuercen el rostro ante la idea de que su próximo secretario general sea Juan Carlos Ruiz Boix y lo hacen no ya porque éste sea del Campo de Gibraltar y nunca su partido tuvo un liderazgo de allí, aunque siempre hay una primera vez para todo, sino porque intuyen que su mandato no sería fácil para nadie porque la mayoría en su momento han tenido severos desencuentros con el temperamental Ruix Box, que está jugando bien sus cartas, apretando hasta el final, maniéndose firme a sabiendas de que el suyo es un castillo de naipes porque no tiene el decidido apoyo de prácticamente nadie y solo le aúpa la temporal UTE. Tampoco de Ferraz, pero como los conejos de Duracell sigue y sigue y sigue y eso es, hay que reconocérselo, encomiable y reflejo de un tesón inagotable. También tiene procedimientos judiciales abiertos en su contra y eso en política siempre es un lastre pesado, pese a lo cual tiene decidido anunciar su candidatura este mismo martes para posicionarse el primero.

Pero su problema ahora es otro: fuera Irene García del escenario, queda disuelta la UTE. Ya no hay un objetivo común, ahora deben agruparse alrededor de alguien y todos, esta es la verdad, le miran con palpable, notorio, evidente recelo. Pasa otra cosa, además, y es que la ya borrada de la pelea García tiene en su poder el 46 por ciento de los votos del partido y aunque negociara en su reunión con él del pasado jueves la integración en la ejecutiva saliente de ese porcentaje para que su gente tuviera representatividad y también en la designación de cargos salientes, la cosa es qué votarían sus fieles si Ruiz Boix tuviera enfrente a otro candidato -u candidata-.

Y Boix eso lo sabe y lo mide. Tonto no es. Y conoce bien a su partido y por eso las prisas. Sabe que Mamen Sánchez no va a dar el paso porque a todos los que se lo han pedido, muchos y sobre todo el entorno del susanismo con Chiqui y López Gil, ha repetido lo mismo, que no porque su prioridad es Jerez, ante lo cual la única alternativa que queda más o menos posible es la del alcalde de Rota, Javier Ruiz Arana, que seguramente daría el paso si se alinean los apoyos de Juan Espadas -y esta vez no le destrona como cuando le hizo borrarse para disolverse como opción cual azucarillo en leche caliente-, el de Mamen Sánchez, que lo tiene desde un principio y lo sabe y el de la propia Irene García, que se reubicaría ante un nuevo escenario -es lo que tienen las UTEs…-. A eso quizás se sumarían otra facciones familiares como López Gil y la gente del susanismo y, en ese caso, Ruiz Boix tendría un problema serio. Más porque Ferraz, sinceramente, no le ve en esto.

Boix no quiere a Ruiz Arana en su ejecutiva saliente, de hecho espera que Espadas se lo lleve fuera porque en él ve una seria amenaza a futuro y prefiere mantenerle lejos, porque intuye que Jerez en esto estaría con Rota y porque García ahora es otra unidad familiar dentro con un enorme peso de votos. El mayor de todos. Qué cosas tiene esto de las familias, ¿verdad?, más en una época como la actual donde obligatoriamente todos han de reunirse por Navidad. Y la cuestión es saber al final quién terminará trinchando el pavo.

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