El jardín de Bomarzo

Cerrado por derribo

La política tiene muchas caras. La mayoría permanecen ocultas porque para desgracia general cada día muta más en un ejercicio de marketing

Publicado: 19/11/2021 ·
11:11
· Actualizado: 19/11/2021 · 11:11
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Bomarzo

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La política tiene muchas caras. La mayoría permanecen ocultas porque para desgracia general cada día muta más en un ejercicio de marketing, de acertar con los menajes adecuados en los momentos oportunos, de saber medir bien las estrategias en modo y hora, de saber elegir el color de la corbata o el tono del discurso. De atacar cuando procede. Hay que reconocer que participar en comunicación política resulta apasionante porque el juego es continuo, no ha acabado una contienda y empieza otra debido a que la lucha por retener el poder o derribarlo es constante y hay tanto en juego que es imposible pacificar el escenario en la búsqueda del bien común del ciudadano, que no deja de ser un elemento necesario pero desde luego, en vista a lo visto, queda lejos de ser el principal.

Fran Hervías participó en la fundación de Ciudadanos y ahora está inmerso en el proceso maquiavélico de su demolición, al menos así se entiende y traslada desde dentro de la formación tras las filtraciones de las grabaciones de Juan Marín a principios de septiembre a su grupo parlamentario -que son 20 más él- porque parece imposible una conspiración de este calibre sin la participación de un Hervías que quiere colgar el cartel en la sede de Cs de Cerrado por derribo. Dentro de Cs se le considera el Villarejos de origen naranja, ahora junto a Teodoro García Egea con la misión de trasladar todo lo posible de Cs a PP para la evaporación definitiva del partido que, más mal que bien, dirige una Inés Arrimadas desubicada desde que abandonara Barcelona. Y Juan Marín viene a ser como el torero que para mantenerse en la fiesta se mete en la plaza solo con seis animales y, claro, termina por ser pillado, más teniendo en cuenta que suele hablar más de lo que debería, que se expone demasiado al andar muy necesitado y prueba de ello son estas grabaciones -hay más de una, parece- frente a un grupo roto donde a los críticos hacia la dirección les mueve el odio personal. Entre ellos, sobre todo, Javier ParejaFran Carrillo y Sergio Romero, todos muy cercanos a Hervías.

La conversación de Marín es una gran metedura de pata, eso es obvio, pero que nadie se rasgue las vestiduras porque este tipo de disertaciones políticas se producen a diario en todas las formaciones y, absolutamente todas, marcan sus estrategias en función al calendario electoral, a lo que les interesa hacer y a lo que no. Esto es el día a día, distinto es que te pillen, te graben los tuyos y lo filtren a la prensa no solo con la intención de menoscabar el prestigio del líder sino, y esto es lo más grave, de dilapidar las escasas aspiraciones que tiene Ciudadanos de recuperar parte del terreno que tuvo para mantenerse vivo. Una misión que parece imposible. En otras formaciones, por ejemplo el PSOE, siempre hubo guerras pero un especie de código interno no escrito delimita lo que no se debe hacer y nunca se daña la imagen pública de un partido que les da de comer. Esto no se hace. En Cs sí pero porque los odios personales son intensos y hay gente como Hervías en la aniquilación de ese mismo partido que fundó y hace poco abandonó. Tampoco es casualidad que estas grabaciones salgan a la luz precisamente esta semana coincidiendo con la visita de Ayuso a Sevilla y con el congreso del PP en Granada, que renovará el poder andaluz del PP sobre Moreno Bonilla y Hervías, fomentando esta crisis, le hace un favor a García Egea aireando un escándalo en Andalucía para minimizar la evidente confrontación interna que vive el PP por el ascenso de popularidad de Ayuso frente a un Pablo Casado que hace enormes esfuerzos por mantener firme su débil figura. Es la cuadratura del círculo.

Al gobierno andaluz se le ha planteado un serio problema porque su discurso por consensuar los presupuestos se ha caído por los suelos y porque Moreno Bonilla tenía en mente un calendario electoral y todo este ruido no solo altera lo previsto sino solapa lo demás porque a partir de ahora el adelanto electoral va a ser la comidilla de todos los días, sobre todo por parte de Vox que ya no va a decirle al PP sí a nada; quiere elecciones ya porque se sabe en crecida y no quiere retraso temiendo que pueda caer y aunque el PSOE no pedirá elecciones porque está lejos de lograr un buen resultado, se sumará a la crítica sobre todo haciendo hincapié en que Moreno Bonilla miente y la prueba está en esta pantomima de negociación presupuestaria. Ese es el estribillo que le ha regalado está grabación y el PSOE le dará al play sobre las mentiras del PP de aquí hasta que convoque. ¿Cuándo lo hará? Bonilla, moderado como lo es hasta la irritación, siempre quiso llegar hasta el final si todo continuaba como una balsa y, en caso de adelantar, hacerlo más cerca del verano, quizás celebrarlas a finales de mayo o principios de junio. Ahora parece una eternidad aguantar tanto y marzo o abril suenan como fechas probables, entre otras cosas porque esperar a que Cs eleve sus aspiraciones electorales y logre unos escaños a los que sumar al PP y revalidar así la situación actual parece una espera inútil y el propio Marín, que debe atravesar primarias en su partido en diciembre para confirmar su candidatura, se muestra agotado, falto de rumbo, demasiado toro sin subalternos hábiles que le ayuden y, así, comete errores. Como el que parece cometerá este mismo fin de semana acudiendo al congreso del PP en Granada para normalizar su agenda e ir a una cita prevista; si antes de esta crisis era un error ir, después lo parece doblemente porque es como acudir a buscar consuelo al mismo sitio donde se meriendan a partidos como el suyo.

La realidad electoral de Andalucía señala que el PP está en una consolidada victoria, cercana incluso a la mayoría absoluta, el PSOE tras la renovación interna hacia Juan Espadas aún no ha animado a su electorado y anda muy lejos del PP y tanto en Andalucía como en Madrid van a echar el resto para mejorar el resultado de Susana Díaz y justificar así el cambio, Vox aumentará su representación parlamentaria y no sería de extrañar que se acercara a la veintena de diputados tanto si su candidato es Manuel Gavira como, sobre todo, si obligan a que lo sea Macarena Olona -que no quiere-, Ciudadanos tendría serias dificultades para sacar un escaño por Sevilla y ésta es su realidad pese a que Bendodo a través del Centra propague una idea mucho más animosa en torno a seis o siete diputados y la izquierda anda dinamitando sus restos con la división y sus guerras. Con este panorama, al PP le puede valer con una mayoría suficiente, pero para casi todo necesitará a Vox y en San Telmo temen y mucho esa foto constante de acuerdos con la formación de Santiago Abascal. Por eso esperan, para evitarla, pero esta semana el calendario ha saltado por los aires y hoy parece inaguantable la espera sin presupuestos y, lo que es peor, sin relato. En política se puede hacer prácticamente de todo, mentir, delinquir, cambiar de partido, de opinión, de bando, elevar el concepto de hipocresía a la máxima expresión, pactar hasta con las hienas, de todo, menos el ridículo. Eso no es conveniente y lo único que no perdona ese elemento necesario y no principal que es el ciudadano votante.

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