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sociedad

España no contempla el consumo de agua potable residual

Una posibilidad que a día de hoy no contempla la legislación nacional y que los expertos tildan de "apocalíptica"

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  • Un grifo -

España dispone de los recursos técnicos necesarios para producir agua potable de calidad para el consumo humano a partir de aguas residuales regeneradas, una posibilidad que a día de hoy no contempla la legislación nacional y que los expertos tildan de "apocalíptica", a pesar de la preocupante sequía.

Con un 26% menos de lluvias de lo habitual y los pantanos a poco más del 35 % de su capacidad, expertos consultados por EFE aseguran que en nuestro país "no se vislumbra ninguna situación apocalíptica" que aconseje potabilizar el agua de origen residual y que ese sería casi "el último recurso" para combatir la falta de abastecimiento en caso de necesidad.

No opinan de la misma manera en Reino Unido, donde viven uno de los veranos más secos y duros de su historia hasta el punto de que las autoridades han recomendado a la ciudadanía que sea "menos aprensiva" a la hora de beber agua potable de origen residual si fuera necesario en el futuro para hacer frente a las sequías.

En España, sin embargo, está vigente un Real Decreto de 2007 que restringe, por razones de seguridad y mientras exista suministro de agua potable suficiente, el uso de agua reciclada residual para fines que no requieran tanta calidad, como es el caso del riego de parques y jardines o el baldeo de calles.

"Es más económico producir agua potable desde el agua residual que potabilizar el agua del mar", asegura a EFE Fernando Morcillo, presidente de la Asociación Española De Abastecimientos de Agua Y Saneamiento (AEAS).

Cualquier agua es apta para beber si se tiene la certeza de que el proceso de tratamiento es seguro, afirma por su parte el doctor Andrés Sánchez Yagüe, responsable del Comité de Comunicación de la Fundación Española del Aparato Digestivo (FEAD).

El agua potable debe contener "los aditivos necesarios para evitar problemas de salud" como "fluorización, para evitar problemas dentales o magnesio para evitar enfermedades vasculares", advierte el doctor.

Asegura además que diversos estudios han revelado que las aguas procesadas en desoladoras presentan menos riesgo de infecciones por protozoos y otros patógenos y que no se han apreciado entre quienes la beben más casos de enfermedades como el cáncer colorrectal que en aquellos que ingieren agua corriente.

Para el presidente de AEAS, antes de optar por el consumo humano de agua potable de origen residual habría que agotar otros "pasos intermedios" que no resultan tan costosos en inversiones e infraestructuras.

"A pesar de que vamos a restricciones de agua evidentes" derivadas de la falta de lluvia y a menos que cambie la meteorología, la situación para Morcillo "no es tan dramática" como para plantearse el empleo de agua residual reciclada para otros usos diferentes al riego, baldeo de calles, industrias, e incluso, para el llenado de las cisternas domésticas.

En este sentido, ha recordado que actualmente el agua de se vierte a las cisternas del inodoro es potable y se ahorraría caudal colocando "sistemas duplicados" de entrada en los edificios que, pese a suponer grandes inversiones, permitirían diferenciar entre el agua para beber y el que se emplea para otros fines domésticos como el llenado de lavaplatos o lavadores.

Y es que, según datos facilitados por el presidente de AEAS, en un año hidrológico considerado "normal" el 80% del agua en España se destina a la agricultura; apenas un 5% va a parar a usos industriales extraurbanos y un 15 % es para consumo urbano y de esa cantidad, entre el 6 o el 8 % se recicla como agua no potable para regar parques y jardines o baldear calles.

Además, un estudio de la AEAS revela que cada hogar español consume de media unos 128 litros de agua por habitante y día, de los cuales apenas dos o tres litros son para beber y el resto para otros fines domésticos, como el llenado de la cisterna del inodoro.

Para Morcillo, una forma de frenar el gasto innecesario de agua potable en los hogares consistiría en canalizar las aguas no fecales de los edificios -las procedentes de las duchas, lavadoras o lavaplatos- y transportarlas a los sótanos donde se depurarían para que vuelvan limpias a las viviendas como "sistema secundario" de carga.

Sin embargo, el presidente de AEAS advierte de que estas medidas necesitarían una fuerte inversión y mucha energía en un momento en que "está disparada de precio".

"Si la sequía fuera extrema, nadie dudaría en beber el agua que le den, pero si aún disponemos de agua natural, es lógico que la gente rechace beber algo que provoca cierto 'repelús'" asevera Morcillo, que se muestra convencido de que "la humanidad no morirá de sed mientras exista capacidad de producir agua potable a partir de agua residual reciclada". 

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