La escritura perpetua

La coalición

La iniciativa de Vox puede resultar sin embargo una cura providencial para la coalición de Gobierno, sometida a un terrible pin, pan, pun interno

Publicado: 22/03/2023 ·
13:28
· Actualizado: 22/03/2023 · 13:28
  • El Congreso celebra la sexta moción de censura de la democracia. -
Autor

Luis Eduardo Siles

Luis Eduardo Siles es periodista y escritor. Exdirector de informativos de Cadena Ser en Huelva y Odiel Información. Autor de 4 libros.

La escritura perpetua

Es un homenaje a la pasión por escribir. A través de temas culturales, cada artículo trata de formular una lectura de la vida y la política

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Ramón Tamames quizás haya llegado a Las Cortes para recordar involuntariamente a la coalición de Gobierno, tan herida ahora, aquello que tanto repetía en sus artículos Haro Tecglen, intelectual con el que nunca congenió pese a las ideas comunistas de juventud en uno y otro: “La vida es un pacto”. A don Ramón le hurtó el destino (y sobre todo el jurado) ganar el Premio Príncipe de Asturias, que sin duda mereció, y tal vez inconscientemente haya querido desquitarse de todo aquello con su discurso/conferencia de la sesión de censura contra Pedro Sánchez. Tamames ha debido aburrirse mucho últimamente, porque Madrid siempre tuvo cierto resuello de pueblo.

La iniciativa de Vox puede resultar sin embargo una cura providencial para la coalición de Gobierno, sometida a un terrible pin, pan, pun interno, con Pam liderando en cabeza de manifestación estrambóticas y evitables polémicas. Unidas Podemos (UP) y PSOE han vociferado durante estos años en la prensa y en las redes sus diferencias, para llegar finalmente a acuerdos, salvo con la Ley de Libertad Sexual, conocida como del ‘Sólo Sí es Sí’. Ni UP ni PSOE han considerado el inmenso valor del silencio. Ese silencio sobre el que reflexionó extraordinariamente el dramaturgo Juan Mayorga en su discurso en 2019 de ingreso en la Real Academia. A la travesía del Gobierno de coalición por tiempos espantosos, oscurísimos, con la pandemia, la guerra de Ucrania, la inflación desatada y hasta un volcán en erupción en la isla de La Palma, con 200 leyes aprobadas y el impulso de una sensacional agenda social inédita hasta ahora en democracia, sólo le ha faltado el silencio. Hasta llegar aquí. Dicen que un ministro exclamó en el bar de Las Cortes: “Ojalá hubiera una moción de censura cada semana”. La frase explica lo absurdo del actual estado de la cuestión. Pero la coalición PSOE-Podemos sobrevive aunque sea realizando permanentes ejercicios para equilibristas (cada vez de mayor complicación), mientras la totalidad de los pactos autonómicos del PP y Ciudadanos (CS), surgidos de los comicios locales de 2019, saltaron con estrépito por los aires. Albert Rivera, a cambio de nada, entregó al PP las presidencias de los Ejecutivos de varias comunidades autonómicas. Y el PP resultó luego abiertamente desleal. Por ejemplo en Madrid, donde Isabel Díaz Ayuso lanzó despiadadamente al anonimato político a Ignacio Aguado (CS) en una mañana de furia. Porque en política no existen términos medios. Y el Gobierno de coalición resiste en medio del tsunami. Pedro Sánchez, sí, ha dicho que la coalición debe seguir. La vida es un pacto.

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