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Sevilla

Una jornada plena de bullicio y mucho calor

El paso por Campana dejó algo más de media hora sobre el horario previsto. Un pequeño nazareno del Amor fue el primero en pedir la venia

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La Hermandad de la Hiniesta ya está en la calle.

Palmas en los balcones.

Todo preparado en el entorno de carrera oficial.

El control de las sillas en Sierpes.

Sevilla ha recuperado su Domingo de Ramos pleno, en una jornada de sol radiante, sofocante en ciertos momentos del día pero especialmente por el bullicio, con ciertos momentos en los que no cabía un alma, con familias al completo, carros y niños incluidos, buscando el mejor lugar para volver a ver a sus hermandades, el primer año sin que rondara la pesadilla del covid pero también en el estreno de los cambios de horarios, órdenes y tiempos de paso en las cofradías, que han dejado algo más de media hora de retraso y ciertos piques entre hermandades que no han pasado de ser una mera anécdota. Una prueba más, que seguirá a lo largo de la semana, para hacer definitiva o no la reorganización de la Semana Santa de Sevilla.

La mañana, como es habitual, se abría entre palmas y olivos en muchos templos, aunque desde bien temprano se notaba que el bullicio iba a ser la tónica dominante de la jornada, como el calor, que ya en las Vísperas había marcado la mayor parte de las incidencias. Los alrededores de los templos de los que partían las nueve hermandades iban concentrando la atención de los cofrades, aunque donde de verdad se notaba la asistencia de público era en el centro, que desde primeras horas estaba más animado que en años anteriores. Y tanto que fue así que ni los servicios de autobuses ni el Metro podían dar abasto en las horas puntas a la demanda, atestadas de familias que quería disfrutar de la que suele ser la jornada más populosa de la Semana Mayor. Una prueba de fuego para el sábado y el Santo Entierro Grande, en el que además se esperan multitud de autobuses foráneos.

La Cruz de Guía de la Hermandad de la Hiniesta, patrona del Ayuntamiento, era la primera en salir a la calle desde San Julián, con una representación de la Corporación municipal, con el alcalde Antonio Muñoz a la cabeza, acompañando a la cofradía. El barrio al completo se había volcado desde temprano bajo, que despedían a sus titulares, ambos obra de Pablo Lastrucci, antes enfilar junto a la muralla el el Pumarejo y alcanzar la Alameda. Casi al mismo tiempo o tal vez antes o después, la de la Hermandad de la Paz partía desde su iglesia de San Esteban antes de iniciar su tradicional y deslumbrante caminar por el Parque de María Luisa.

Un pequeño nazareno de La Borriquita, que saldrá en la cofradía hasta los 14 años cuando procesiones con la Hermandad del Amor, cumplía en torno a las cuatro de la tarde con la tradición de ser el primero en pedir la venia en el palquillo de la Campana, presidido por el presidente del Consejo de Hermandades y Cofradías, y por el arzobispo de Sevilla, monseñor José Ángel Saiz Meneses. Precisamente los dos hijos del presidente de la Junta, Juanma Moreno, forman parte de esta cofradía y fue uno de los tantos padres que, como es tradición, acompañan a sus pequeños al templo, muchos de ellos incluso durante toda la cofradía.

Tras él iniciaba su entrada en Carrera Oficial la Hermandad de La Borriquita, que había salido a las tres de la tarde de la Iglesia Colegial del Salvador casi a la misma hora que Jesús Despojado desde la Capilla del Mayor Dolor, a la que seguiría, desde la Iglesia de Los Terceros la Hermandad de la Cena, con su impresionante misterio volviendo a pasar por las Setas, una estampa de tradición y modernidad que sigue representando el contraste de la Sevilla cofrade.

Comenzaba la Carrera Oficial y el conteo de los retrasos, acumulándose al final de la jornada 33 minutos de retraso. Sólo la Borriquita le ganó cinco minutos al horario establecido, que luego perdió Jesús Despojado, y La Cena clavó su horario, aunque quienes más sumaron fueron La Hiniesta y La Amargura con siete cada una, pero sin embargo fue la hermandad que cerraba la jornada, El Amor, la que más acumuló, con doce minutos sobre el horario previsto. Eso sí, la jornada ya llevaba 21 minutos más. Otra prueba más, que si bien generó algún roce entre hermandades, servirá para ir limando cruces y tiempos para próximos años.

Anécdota en San Francisco

La anécdota la protagonizaba el paso de La Borriquita cuando discurría por los palcos de la plaza de San Francisco, cuando una de las palmeras del misterio quedaba enganchada en un cable de una de las cámaras aéreas instaladas para la retransmisión de la Semana Santa, solventado sin problemas retrocediendo el paso. A esas horas, el centro ya era un hervidero, familias al completo y grupos en un ir y venir de un lado a otro, con saturación en las comunicaciones, pequeñas aglomeraciones, las tradicionales bullas sevillanas y más ir y venir móvil en mano.

Con la tarde ya entrada, San Roque ponía sus titulares en la calle para estrenar su nuevo horario y llegar a Campana justo antes que la Amargura, que había partido una hora más tarde de su horario habitual desde San Juan de Palma, le siguiera en el caminar. A la que no le pareció afectar que su salida se la retrasasen a las seis de la tarde ha sido a la Estrella: Triana volvió de nuevo a llenar San Jacinto, el Altozano y el puente para acompañar a la Valiente en su camino hacia Sevilla.

Ya entrada la noche, el Salvador volvía a abrir sus puertas para que recorriera las calles del centro el Cristo del Amor con el impresionante crucificado de Juan de Mesa y sus nazarenos de ruán negro cerrando la jornada.

El programa del Domingo de Ramos.

 

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