El jardín de Bomarzo

El rojo es mi color

 Me comentaba hace unos días una buena amiga cubana que en su país, estaba convencida ella, la precaridad y la escasez de alimentos estaba intencionadamente medida por el Gobierno porque cuando el pueblo tiene hambre solo piensa en buscar alimentos, y no en otras cosas. Los gobiernos, sobre todo los totalitarios, siempre han sabido manejar bien los impulsos de sus pueblos para evitar revueltas, Roma se inventó los juegos para apaciguar la ira ciudadana y, mucho más reciente y más cerca, a la España de Franco no le faltaba una corrida de toros a su hora para entretener el hambre. Los toros siempre fueron un buen recurso, hasta que llegó el fútbol.
España hoy se para, se viste de roja porque hoy no hay ninguna cosa más importante que concentrarse ante el televisor para vivir un sueño, y desde luego me emociona que por una vez todos, o al menos casi todos, los que hacemos España defendamos una misma cosa. Creo que esto solo pasa con el deporte, pero sobre todo con el fútbol, lo que demuestra que dentro de la banalidad del asunto esto que nos ocupa es mucho más que veintidós chavalotes tras un pedazo de cuero rodante. Si España gana hoy, que lo hará, seguirá viva una ilusión y la crisis parecerá menos, los bares se llenarán de amigos, las familias se reunirán para ver juntas el partido, será noche de barbacoas, de cenas múltiples, de comida a domicilio, de risas, gritos y felicidad. Y si un chaval de Albacete llamado Andrés, por citar a uno que me gusta mucho, la cuela, millones de españoles saltarán de sus sillones como al que le ha tocado la primitiva. Y nos emocionaremos todos sintiéndonos orgullosos de ser españoles. Muy fuerte y muy hermoso.
Y digo yo. Si esta unión colectiva que hoy nos une y que se llama fútbol la empleáramos para otros asuntos que seguramente nos afectan más directamente, ¿cuánto tardaríamos en solucionar muchos problemas? Tanta fuerza junta empujando en una misma dirección, entiendo, sería imparable. Al menos el fútbol de hoy nos va a demostrar lo fuertes que somos cuando estamos juntos.

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