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¿España octava potencia?

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Hace una década, el profesor Mario Gaviria defendió por primera vez la tesis de que España se había convertido en la séptima potencia mundial por una serie de parámetros que muy bien expone en su libro La séptima potencia. Zapatero comenzó su primer mandato desdeñando este dato y no se preocupó de pertenecer al G-7 o G-8 según se considere que Rusia forme parte de este grupo o no. La realidad le está pasando factura una vez más porque al desdeñar el G-7 hipotecó la posibilidad de encontrarse en un club donde se toman las medidas más importantes que afectan a la economía mundial y entre ellas a la española. Ahora está pagando las consecuencias de haber desdeñado el G-7. Además, lo está solicitando en el peor momento porque no estamos entre las diez primeras potencias, la economía nos ha jugado una mala pasada y el Banco Mundial nos sitúa entre el puesto doce y catorce. Con la crisis, el tejido productivo se está deteriorando a pasos agigantados y nuestro crecimiento que hasta el 2007 alcanzaba el 3% ha disminuido hasta valores negativos, lo que presagia que podemos seguir descendiendo puestos en el ranking mundial.

En efecto, el Producto Interior Bruto (PIB) de España aumentará a un ritmo medio anual del 2,3% hasta 2050, y el país pasará de ocupar el octavo puesto como potencia mundial al decimoquinto, empatada con Corea, según un informe de Pricewaterhouse Coopers. Las previsiones de esta consultora incluyen además un fuerte crecimiento sostenido de los países emergentes, hasta superar en 2050 a los del G-7, y desplazar de las primeras posiciones a los países europeos. De hecho, India será el país que más crezca en los próximos 45 años, a una media anual del 7,6%, por delante de Indonesia (7,3%) y China (6,3%). Este fenómeno, que le ocurrirá a España, también le pasará a otras economías que ocupan los primeros puestos.

De todas formas, en algunos sectores emergentes se siguen escalando puestos como en la producción de energías alternativas: eólica y fotovoltaica. En energía nuclear tan necesaria para rebajar la factura petrolera y luchar contra la contaminación, no estamos construyendo centrales por la moratoria nuclear decretada. Esta decisión nos está encareciendo la producción y descendiendo puestos en el baremo del Banco Mundial. A pesar de que al gobierno se le llena la boca para vender la solvencia del tejido financiero, la realidad es que se le promete a la banca 150.000 millones de euros de una u otra forma, lo que significa el 15% del Producto Interior Bruto. El valor del rescate de Estados Unidos no llega al 7,5% de su PIB en términos relativos y lo mismo ocurre con Francia, Inglaterra y Alemania. La interpretación es que la deuda para salir de la crisis es superior y sus costos también serán mayores, lo que agudizara el deterioro y, por tanto, un descenso del peso hispano en la economía mundial.

Lo más curioso es que España continúa como una potencia en la exportación de armas a pesar de la política pacifista de boquilla de Zapatero. En 2007 fuimos el quinto país en la comercialización internacional de armamento, subiendo cuatro puestos desde el noveno, lo que está suponiendo unos ingresos de casi mil millones de euros, 160.000 millones de las antiguas pesetas. Pero lo más interesante es que sus industrias cuentan con casi quince mil empleados. En cuanto a los países a los cuales se dirigen las armas todavía resulta más extraordinario porque se dirigen a Pakistán y a estados en vías de desarrollo y con crueles guerras civiles como Liberia, Ghana, Sierra Leona, Costa de Marfil y Guinea Conakry. Lo más sorprendente es que a pesar de los contenciosos que mantenemos con Marruecos, estamos entre sus principales proveedores de armamento: en el 2007 compró a las empresas españolas utillaje militar por valor de 50 millones de euros. No obstante, el estado que más armas ha comprado para su ejército ha sido Venezuela, aunque parte de su importe se encuentra por contabilizar.
Hasta pronto, gadiritanos.

ubaldox@hotmail.com

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