Recorriendo el litoral que cada año atrae a millones de turistas a la Costa del Sol hay un territorio poco explorado que alberga pecios hundidos, pulmones de vida como la posidonia y formaciones rocosas con grutas ideales para los amantes del submarinismo.
Los fondos marinos de la Costa del Sol ofrecen una oportunidad para el turismo de buceo y esnórquel, una práctica en aumento que encaja en la apuesta del destino por un modelo sostenible y con un alto impacto económico.
Reclamo para un turismo de calidad
España cuenta con 361.000 licencias de buceo y el gasto medio diario por buceador en destinos nacionales supera los 250 euros, según el Clúster Marítimo Marino de Andalucía (CMMA).
Con el fin de atraer a estos viajeros, Turismo Costa del Sol ha elaborado en colaboración con dicho Clúster una guía que recoge las rutas submarinas más atractivas tanto naturales como históricas, una iniciativa enmarcada en la Senda Azul con la que la Diputación malagueña pone en valor todos los recursos vinculados al mar.
La guía cuenta con el apoyo de clubes de buceo y la contribución de catorce destacados fotógrafos y videógrafos, como Fabián Álvarez o Jesús Osorio.
Vinculado por partida doble al mar, ya que a la comercialización de pescado en la hostelería añade su pasión por la fotografía submarina, Fabián Álvarez explica a EFE que la Costa del Sol es menos conocida que otras zonas del sur como La Herradura (Granada), pero tiene puntos de gran belleza.
Cita el paraje de los acantilados de Maro-Cerro Gordo y cuevas de acceso submarino, pecios situados a poca profundidad, como el Isabella en Benalmádena, o aptos para los más experimentados, como el del Menapier en Mijas, con el que "hay que tener cuidado porque es muy traicionero".
Buceo para todos los niveles
"Hay buceo para todos los niveles" en la Costa del Sol, afirma Álvarez, que a sus 47 años también ha sido instructor de submarinismo.
Jesús Osorio, jardinero de profesión y también reputado fotógrafo submarino, asegura que los fondos de la Costa del Sol son "fascinantes por la diversidad de flora y fauna".
De su paso por estas aguas se queda con Marbella, que es la zona que "más domina", en la que aconseja la Torre del Mineral, "con poco fondo y una vida increíble", donde pueden realizar inmersiones "todos" los buceadores, o El Roqueíllo, en la que suele haber corrientes de potencia alta y se requiere más instrucción.
La guía, que cuenta con 192 páginas y 140 imágenes, contiene una selección de puntos de buceo atendiendo a la visibilidad, la accesibilidad, la importancia patrimonial natural y cultural y la experiencia de los buceadores que realizan habitualmente inmersiones en estos lugares.
Además, se han elaborado diez vídeos que pueden verse a través de códigos QR incluidos en la publicación para planificar las inmersiones.
"Tenemos un tesoro bajo nuestras aguas que debemos cuidar y valorar", ha afirmado el presidente de Turismo Costa del Sol, Francisco Salado.
Historias de naufragios
En 1937, al inicio de la Guerra Civil, el submarino transalpino Ciro Menotti torpedeó el buque Delfín frente al litoral malagueño, al que se conoce popularmente como 'el barco del arroz' porque venía de abastecer de víveres a la población. Durante el hundimiento derramó mucho combustible, denominando la playa de Torrox en la que reposaría para siempre Calaceite.
Los restos del naufragio están situados a escasa profundidad, entre tres y cinco metros, y a una distancia de entre 60 y 80 metros de la orilla, según consta en la guía.
En marzo de 1855 se hundió frente a las costas de Benalmádena el barco Isabella, que había zarpado de Génova rumbo a Calcuta con escala en Marsella y llevaba un cargamento de esculturas, mármol, barras de azufre y cañas de bambú. Sus restos, a una profundidad entre seis y ocho metros, son visibles o no según los temporales y la dinámica de las corrientes.
Uno de los barcos hundidos cuya visita más deleita a los submarinistas, aunque no se recomienda a aficionados, es el buque Menapier, porque el pecio es muy grande y se halla a una profundidad importante a unas dos millas aproximadamente de la costa, frente al Faro de Calaburras, en Mijas.
En noviembre de 1917 este buque mercante navegaba hacia Gibraltar con un gran cargamento de hierro pero se fue a pique al encontrarse con otro barco.
En Marbella se encuentra el 'Pecio de los botones', hundido a entre ocho y diez metros de profundidad pero lejos de la orilla. Su nombre se debe a que en el fondo marino pueden verse estos elementos y otros de plomo en gran abundancia. Durante muchos años se creyó que correspondía a un barco francés del siglo XVIII pero el Centro de Arqueología Subacuática tiene la hipótesis de que es un navío español hundido en 1760.
Del vergel submarino de Nerja a la fauna de Marbella
En los acantilados de Maro-Cerro Gordo, en Nerja, hay un "auténtico vergel submarino": en las partes con un suelo más compacto se puede detectar las zosteras marina y nodosa, así como 'Posidonia oceanica', extensiones que muchas especies de peces usan para desovar. En la zona se han formado cuevas de gran belleza que merecen una visita, como las de Maro y Cantarriján.
Asimismo, hay una importante biodiversidad en los Baños del Carmen, cerca del centro de Málaga, donde viven especies protegidas como la lapa ferrugínea y se pueden ver salmonetes, erizos y pepinos de mar, o en la Laja del Almirante de Mijas.
En esta localidad está además Piedras de Marcelino, un punto de buceo llamado así por un profesor de instituto que realizaba inmersiones para practicar la pesca submarina.
En Marbella se localiza el Placer de las Bóvedas, que cuenta con una "fauna apabullante" conformada por estrellas de mar, caracolas, pulpos, sargos, caballas, jureles y pargos, además de restos arqueológicos como ánforas o anclas de la época romana.
En la costa marbellí sobrevive la Torre del Mineral, que se eleva 20 metros sobre el nivel del mar, reliquia del pasado minero de la ciudad. En sus profundidades se encuentran la ermita de la Virgen del Carmen, una grúa hundida y un antiguo pecio.
Málaga tiene otros puntos de interés como Punta Chullera en Manilva, que acoge una colonia de gorgonias, o la playa del Cañuelo en Nerja, donde puede verse el coral naranja. También en el interior de la provincia se puede practicar el espeleobuceo en las cuevas de Zarzalones, del Gato o varias del Valle del Genal, rutas que requieren de experiencia.
Los itinerarios recogidos en la guía 'Málaga Sumergida' abren la posibilidad de crear centros de interpretación históricos o naturales de barcos o arrecifes, así como la celebración de eventos de submarinismo, para arqueólogos e historiadores, según el CMMA.