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Francisco pide custodiar la Creación y no dejar que los 'Herodes' de todas las épocas desfiguren el mundo

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El Papa Francisco ha pedido a "todos los que ocupan puestos de responsabilidad en el ámbito económico, político o social" y a todos los hombres y mujeres que no dejen que los signos de destrucción y muerte, los "Herodes" de todas las épocas, desfiguren el mundo y les ha reclamado que custodien la Creación.

   "Por desgracia, en todas las épocas de la historia existen 'Herodes' que traman planes de muerte, destruyen y desfiguran el rostro del hombre y de la mujer. Quisiera pedir, por favor, a todos los que ocupan puestos de responsabilidad en el ámbito económico, político o social, a todos los hombres y mujeres de buena voluntad: Seamos custodios de la creación, del designio de Dios inscrito en la naturaleza, guardianes del otro, del medio ambiente; no dejemos que los signos de destrucción y de muerte acompañen el camino de este mundo nuestro", ha remarcado durante la homilía de la Misa de Inicio de Pontificado que se ha celebrado este martes en la Plaza de San Pedro.

   Antes de la homilía, la primera lectura ha sido en inglés; un niño del coro de la Capilla Sixtina ha cantado el salmo en italiano; la segunda lectura en español; y el Evangelio ha sido en griego.

   El Pontífice ha recordado que "el odio, la envidia, la soberbia ensucian la vida" y que custodiar quiere decir "vigilar sobre los sentimientos, el corazón, porque de ahí es de donde salen las intenciones buenas y malas: las que construyen y las que destruyen". Además, ha pedido, entre los aplausos de los fieles, que no se tenga miedo de la bondad, "más aún, ni siquiera de la ternura" porque custodiar requiere bondad, "pide ser vivido con ternura".

   No obstante, ha señalado que la vocación de custodiar no sólo atañe a los cristianos, sino que tiene "una dimensión que antecede y que es simplemente humana" y que corresponde a todos, como muestra San Francisco de Asís. Concretamente, ha indicado que consiste en preocuparse por todas las criaturas de Dios y por el entorno, empezando por los niños, los ancianos y los cónyuges.

   "Preocuparse por todos, por cada uno, con amor, especialmente por los niños, los ancianos, quienes son más frágiles y que a menudo se quedan en la periferia de nuestro corazón. Es preocuparse uno del otro en la familia: los cónyuges se guardan recíprocamente y luego, como padres, cuidan de los hijos, y con el tiempo, también los hijos se convertirán en cuidadores de sus padres", ha destacado.

   Además, ha explicado que custodiar es también "vivir con sinceridad las amistades, que son un recíproco protegerse en la confianza, en el respeto y en el bien". "Cuando el hombre falla en esta responsabilidad --ha puntualizado--, cuando no nos preocupamos por la creación y por los hermanos, entonces gana terreno la destrucción y el corazón se queda árido".

NO TENER MIEDO DE LA BONDAD, DE LA TERNURA

   Así ha explicado el mensaje del Evangelio de este martes, en el que Mateo cuenta que José hizo lo que el ángel del Señor le había mandado, y recibió a su mujer. En estas palabras, según ha indicado, se encierra la misión que Dios confía a José, la de ser "custodio" de María y de Jesús, una custodia que se extiende hasta la Iglesia.

   Así, ha subrayado que José custodia "con discreción, con humildad, en silencio, pero con una presencia constante y una fidelidad total, aun cuando no comprende".

   "Desde su matrimonio con María hasta el episodio de Jesús en el Templo de Jerusalén a los doce años, acompaña en todo momento con esmero y amor. Está junto a María, su esposa, tanto en los momentos serenos de la vida como los difíciles, en el viaje a Belén para el censo y en las horas temblorosas y gozosas del parto; en el momento dramático de la huida a Egipto y en la afanosa búsqueda de su hijo en el Templo; y después en la vida cotidiana en la casa de Nazaret, en el taller donde enseñó el oficio a Jesús", ha explicado.

   Además, ha destacado que José está "abierto" a los signos de Dios, "disponible a su proyecto, y no tanto al propio" porque "Dios no quiere una casa construida por el hombre, sino la fidelidad a su palabra, a su designio; y es Dios mismo quien construye la casa, pero de piedras vivas marcadas por su Espíritu".

   Según ha explicado, José "sabe cómo leer con realismo los acontecimientos, está atento a lo que le rodea, y sabe tomar las decisiones más sensatas", es un ejemplo de cómo se responde a la llamada de Dios "con disponibilidad, con prontitud" y en él se ve cuál es el centro de la vocación cristiana: Cristo. "Guardemos a Cristo en nuestra vida, para guardar a los demás, salvaguardar la creación", ha añadido.

   Igualmente, ha subrayado que es un hombre "fuerte y valiente, trabajador" pero asimismo de "gran ternura, que no es la virtud de los débiles, sino más bien todo lo contrario: denota fortaleza de ánimo y capacidad de atención, de compasión, de verdadera apertura al otro, de amor". Por ello, ha insistido en que "no se debe tener miedo de la bondad, de la ternura".

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