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Sevilla

Memoria de la ciudad de los “años del hambre” (I)

La historia de España no escrita y apenas ya recordada cita que los “años del hambre” fueron en el siglo XX durante las décadas que van desde 1939 hasta 1952. Sevilla vivió y sufrió muy intensamente esos doce años largos de posguerra...

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  • Plano de Sevilla en 1946 -

La historia de España no escrita y apenas ya recordada cita que los “años del hambre” fueron en el siglo XX durante las décadas que van desde 1939 hasta 1952. Sevilla vivió y sufrió muy intensamente esos doce años largos de posguerra como rompeolas de las migraciones del tiempo de guerra y luego la inmediata posguerra. Y en ese tiempo las calles, plazas y paseos de la ciudad fueron el hábitat de unos personajes únicos, irrepetibles, que dieron carácter a la ciudad. Merece la pena que los recordemos con gratitud y cariño.

Esta magnífica imagen aérea de la ciudad de 1946, captada por los pilotos de la Base Aérea de Tablada y que se conserva en el Archivo Histórico Municipal de Sevilla, nos sirve para valorar la geografía urbana de la ciudad de los años 1939-1952, incluso hasta 1961. La primera observación que hacemos es que si comparamos esta carta urbana con la de 1771, la primera topográfica gracias a Pablo de Olavide, veremos que las únicas diferencias urbanas son las añadidas por la Exposición Iberoamericana de 1929. Y después, hasta 1961, no hay alteraciones notables que especificar.

Examinemos el plano de 1946 con una lupa para ver bien los detalles. Empecemos por el Oeste, la parte baja de la fotografía. Tenemos una radiografía de la margen derecha del Guadalquivir, aún sin cortar en Chapina, con el casco antiguo de Triana y el sector de Los Remedios. Hacia el Norte, la única referencia urbana es el complejo de La Cartuja. Y hacia el Sur, vemos el inmenso solar de Los Remedios sin edificar. Con la lupa puede verse que la avenida de la República Argentina solo estaba edificada hasta la altura de la actual torre de Los Remedios, que aún no existía; todavía podía apreciarse parte del cauce cegado de Los Gordales. Al Sur del plano, los restos de los pabellones del Sector Sur, Heliópolis, el solar del Prado de San Sebastián y parte de la barriada de Bami.

Hacia el Este, la parte de arriba del plano, solo existen el arrabal de San Bernardo, Nervión a medio edificar, el barrio del Cerro del Águila y la Ciudad Jardín de la Exposición del 29. Más arriba de la rotonda de la Gran Plaza, al final de la avenida de Eduardo Dato, el inmenso solar del suburbio Amate.

Todo lo demás es campo de huertas. Por último, al Norte del plano, apenas si hay edificaciones extra murallas y el arrabal de la Macarena. Más a la izquierda las carreteras hacia San Jerónimo.

En resumen, la ciudad de 1946, que es prácticamente la misma de 1961, es una ciudad estática, sin tiempo, que solo añade a la carta de 1771 las mejoras aportadas por la Exposición Iberoamericana, y en parte ya en  ruinas o desaparecidas, y los ensanches de la gran avenida, las plazas de la Campana y de Puerta de Jerez, la calle Mateos Gago y poco más. De manera que desde 1931 hasta 1961, Sevilla no registró ninguna mejora urbana indicativa. También concluyeron los ciclos de las Arquitecturas del Modernismo y el Regionalismo y comenzó la etapa del Racionalismo.

Todos los huecos sin edificar que refleja el plano alrededor de las rondas extra murallas, serían ocupados por las nuevas barriadas que suplieron a los barrios históricos, y construidas entre 1962 y 1977. A esta situación hay que añadir que entre 1950-1975, imperó la “Ley de la piqueta” al servicio de la especulación más brutal sufrida por la ciudad en su historia. En ese período desaparecieron más de quinientos edificios emblemáticos de los siglos XX, XIX, XVIII y XVII. Como símbolo de este expolio vandálico quedan las plazas del Duque y de la Magdalena. Solo el escándalo de los ochenta y un edificios religiosos destruidos a finales del siglo XIX se acerca a la barbarie registrada en la ciudad del tardo franquismo.

Y este era el escenario de los “años del hambre” en una ciudad que, como vemos en el plano, salvo los avances concretos de la Exposición del 29, estaba más cerca del siglo XIX que del siglo XX.

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