Arcos

“Muchas veces las enfermedades y los dolores vienen de la soledad”

Entrevista con Mercedes Galiana, miembro de la asociación de mujeres Beatriz Pacheco y carnavalera

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  • Mercedes en su pregón de 2009. -

No sé si Mercedes Galiana es consciente de que gracias a ella nuestra infancia tiene sabor a helado de vainilla o a granizada de limón. Recuerdo las tardes de cine de los años sesenta, con mi hermano: calle Molino abajo, San Francisco, las Aguas, Peña Picada, Debajo del Corral y “Helados Galiana”, donde nos comprábamos un helado que íbamos disfrutando hasta la misma puerta del “Imperial Cinema”. Allí sacábamos la entrada y con la boca llena de sabores exóticos, o de chocolate helado, nos sentábamos a disfrutar de las peripecias de Tarzán, o de las galopadas del Séptimo de Caballería.


Un sabor, un olor, un nombre, puede devolvernos  a la infancia, hacernos niños de nuevo, y por eso cada vez que oigo ese apellido levantino, Galiana, retorno a aquellos años sesenta donde para ser feliz no necesitábamos más que un helado y la brisa dominical de las palmeras del Paseo.
Mercedes Galiana nos ha hablado de aquellos años, pero también de su afición al Carnaval y de su labor en la Asociación de Mujeres “Beatriz Pacheco”, de la que forma parte desde su fundación.

¿Desde cuándo en Arcos?
—Yo vine con mis padres, en los últimos años cincuenta, quizás en mil novecientos cincuenta y siete. Al principio veníamos sólo la temporada de verano, estábamos aquí desde Semana Santa hasta la feria de San Miguel. En octubre nos volvíamos a Jijona (Alicante), que es el pueblo donde yo nací. En Arcos fabricábamos helado, y durante el invierno trabajábamos en mi pueblo en el turrón. Luego, ya casada con Ricardo Brotons, nos establecimos aquí y aquí estamos, con nuestros hijos y nietos.


¿La afición al Carnaval surgió aquí en Arcos o la traía usted de Jijona?
—En mi pueblo existía el Carnaval, distinto al de aquí, por supuesto. Allí había muchos disfraces y máscaras. A mi madre le gustaba mucho disfrazarse, aunque a mi padre no le gustaba tanto. A mí me gusta más el disfraz de aquí, sin máscara. No me gusta ir con  la cara tapada.


Y aquí descubre el Carnaval. ¿Cómo fue?
—Bueno. Yo descubrí el Carnaval de la mano de Salvador Pérez Salas. Aprendí con él todo lo que sé de esta fiesta. Me gusta mucho disfrazarme y lo hago desde los primeros años ochenta. A mi hija también le gusta mucho el Carnaval.


En 2009 dio usted el Pregón Oficial del Carnaval de Arcos de la Frontera. Un honor, ¿no es así?
—Claro que sí. Un gran honor. Al principio, cuando me lo propusieron, me dio mucho miedo porque pensaba que no iba a estar a la altura del acontecimiento. Pero me sentí muy arropada por mis compañeras de la Asociación de Mujeres “Beatriz Pacheco” que desde el primer momento se ofrecieron a ayudarme y a colaborar. Fue algo maravilloso. Disfrutamos mucho y yo creo que el Pregón fue muy celebrado por los aficionados. La verdad es que estoy muy contenta por pertenecer a ese selecto grupo de pregoneros del Carnaval.


Dice usted que se sintió apoyada y ayudada por sus compañeras de Beatriz Pacheco. ¿Cuántos años ya desde la fundación de esta asociación femenina?
—Acabamos de cumplir veinticuatro años. En un principio no creíamos que llegásemos tan lejos, pero poco a poco nos hemos ido afianzando y hoy somos una de las asociaciones más antiguas de Arcos.


Habrán tenido dificultades, ¿no?
—Claro. En un principio muchos hombres veían con recelo nuestras reuniones. Algunos maridos no entendían que sus mujeres tenían necesidad de un espacio propio, exclusivamente femenino, donde desarrollarse como mujeres. Incluso muchas mujeres nos miraban como a bichos raros, preguntándose de qué íbamos nosotros. Afortunadamente mi marido siempre me apoyó en todas mis iniciativas. Yo he tenido mucha suerte en eso. Por desgracia otras mujeres no tuvieron tanta suerte e incluso algunas tuvieron que abandonar.


¿Cómo se han portado los diferentes grupos políticos con ustedes? Me refiero a los gobernantes locales.
—Muy bien. Nosotras no somos un grupo político. A nivel individual, por supuesto, cada una tiene sus ideas y vota a quien quiere. Nosotras nos hemos sentido apoyadas por todos los grupos que han gobernado nuestro Ayuntamiento. No tenemos quejas en ese sentido. Nosotras también hemos colaborado con todos, sin  mirar ideologías. Allí donde nos han llamado allí ha estado y estará siempre la Asociación de Mujeres “Beatriz Pacheco”.


¿Ha ayudado la asociación “Beatriz Pacheco” al reconocimiento de la mujer, a su liberación dentro de la sociedad?
—Yo creo que sí. Hemos aprendido a exigir nuestro sitio en la sociedad, a valorarnos como personas. Es más: la asociación es una excelente fábrica de amistad. Somos amigas, nos ayudamos unas a otras, nos contamos nuestros problemas y nos comprendemos todas.


He oído decir a alguna mujer de “Beatriz Pacheco” que gracias a la asociación se toman menos pastillas. ¿Es cierto?
—Claro que sí. Muchas veces las enfermedades y los dolores vienen de la soledad, de no sentirse comprendida o valorada.


Y ahora, por favor, cuéntenos de qué van este Carnaval. Las hemos visto con múltiples disfraces, todos ellos sorprendentes. Díganos el de este año.
—Este año vamos de jóvenes flamencas. Hemos rejuvenecido mucho y vamos de mocitas. Ya veréis qué bien vamos.

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