Almería

Condenados un encargado y el dueño del Cortijo del Fraile por la muerte en un pozo de un cazador

A principios de noviembre, la víctima junto con otros dos cazadores, obtuvo un permiso de los encargados de la finca para realizar dicha espera nocturna, de forma que los responsables del terreno "tenían conocimiento de la partida de caza que iba a desarrollarse y de la zona en la que tendría lugar"

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El Juzgado de lo Penal número 2 de Almería ha condenado a un encargado y al propietario del Cortijo del Fraile, el BIC ubicado en Níjar (Almería) donde se sucedieron los hechos que inspiraron a Federico García Lorca la obra 'Bodas de Sangre', por un delito de homicidio por imprudencia después de que un cazador se precipitara en un pozo de la finca que no había sido señalizado.

   La sentencia, dictada tras la conformidad entre las partes, condena tanto al encargado como al propietario de la finca a la pena de un año de prisión a cada uno, así como a indemnizar a los padres del fallecido con 150.254 euros, si bien accede a suspender las penas de prisión por un periodo de dos años con la condición de que los acusados no vuelvan a delinquir por ese periodo.

   El fallo, consultado por Europa Press, indica que en la finca explotada por la empresa propietaria del cortijo se situó un coto de caza aprobado por la Delegación Provincial de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía con autorización para realizar esperas nocturnas de jabalí con un máximo de cuatro tiradores en un periodo comprendido entre octubre de 2006 y enero de 2009.

   Así, a principios de noviembre, la víctima junto con otros dos cazadores, obtuvo un permiso de los encargados de la finca para realizar dicha espera nocturna, de forma que los responsables del terreno "tenían conocimiento de la partida de caza que iba a desarrollarse y de la zona en la que tendría lugar".

   En la mencionada zona, según añade la sentencia dictada en firme, se encontraba un pozo con una boca circular de 2,7 metros de diámetro y una profundidad de 300 metros, "cuyo borde lo forma la propia tierra adyacente y era parcialmente ocultado por la vegetación del lugar".

   En este sentido, la juez María Teresa Vidaurreta apunta que ni el propietario ni el encargado de la zona "realizaron ningún tipo de precaución para tapar el pozo o señalizarlo de forma alguna, a pesar de que conocían las actividades nocturnas de la finca". Fue así como la víctima, al pasar por el pozo, se precipitó y falleció a causa de un traumatismo craneoencefálico severo.

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