La noche resultó entretenida, acogiendo a los dos primeros premios de la edición anterior de coros y chirigotas que volvieron a mostrar sus intenciones de estar en toda la pomada. Abrió el coro de Julio Pardo que desplegó nuevamente toda la calidad que atesora uno de los grupos más completos en cuanto a esta modalidad se refiere.
Unos mariachis que dejaron muestra de su gaditanismo y de su inmensa clase, la que suele acompañar en cada uno de los pases. Unos mexicanos que reinaron en la función y en toda de su completísima participación. El México lindo más gaditano.
Por contra, desde que abrió cortina hasta que dio paso a la segunda agrupación transcurrió una hora, demasiado tiempo y demasiada lentitud para dar viveza a la función. La primera parte sirvió para deleitarse con la frescura que desplegó el grupo de Vera Luque con su chirigota desvergonzada y genial. Unos egipcios, que lejos de plagas bíblicas, reeditaron toda la naturalidad del que “no vive para trabajar”, sí para hacer su versión más gaditana y más chirigotera.
Destacar también, ya en la segunda parte, el cuarteto de nuevo cuño con Lolo Seda al frente, que despejó las escasas dudas del que creyó que la mezcla tendría poco futuro. No fue Tontín, sí un cuarteto.
