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Una treintena de muertos en un combate por el control de un puerto en Bengasi

"Las cifras son provisionales porque aún hay muchos cadáveres sobre el terreno", explicó la fuente en Bengazi, que prefirió no ser identificada

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Cerca de una treintena de combatientes, en su mayoría soldados del Ejército afín al gobierno de Tobruk, murieron hoy en un cruento combate por el control del puerto de Al Marisa, una de las puertas de avituallamiento de la ciudad oriental de Bengasi, informó a Efe una fuente de Seguridad.

Según su relato, en el enfrentamiento murieron 22 hombres de las Fuerzas Armadas dirigidas por el controvertido general Jalifa Hafter, jefe del Ejército leal a Tobruk, y siete miembros de las milicias "Maylis al Shura" y "Zuar Bengasi", afines al Ejecutivo en Trípoli.

"Las cifras son provisionales porque aún hay muchos cadáveres sobre el terreno", explicó la fuente en Bengazi, que prefirió no ser identificada.

Durante la batalla, que también dejó cerca de medio centenar de heridos de ambos lados, las fuerzas de Hafter lograron tomar por unas horas el control del citado puerto, que fue recuperado después por los soldados de Trípoli.

El responsable militar agregó que los combates prosiguen en la zona y en otros barrios de la ciudad, donde también se lucha contra los grupos yihadistas.

Bengasi es escenario continuado de combates desde que en mayo de 2014 el general Hafter, miembro de la cúpula que llevó al poder a Muamar al Gadafi en 1969, levantara un asedio para combatir a las fuerzas afines al gobierno de Trípoli y decantar así el resultado de las negociación de paz que tutela la ONU.

La ofensiva ha causado cientos de miles de desplazados internos y permitido que los yihadistas aprovecharan la división para hacerse con el control de algunos de los barrios de esta ciudad, capital de los rebeldes durante el alzamiento que en 2011 propició la caída del dictador.

Desde aquel año, Libia es un estado fallido, víctima del caos y la guerra civil, en el que el yihadismo ha conseguido consolidarse y extender su amenaza al resto de estados de la región.

Los fanáticos controlan las ciudades de Derna, vecina a Egipto, y de Sirte, su principal bastión en la costa del Mediterráneo, y han logrado establecer cabezas de puente en localidades del oeste como Sabrata, a medio camino entre la capital y la frontera con Túnez.

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