Alfombras, zapatillas deportivas, balones de fútbol, todo lo que el mundo pone a nuestros pies a precios no precisamente baratos, viene el 16 de abril y nos recuerda que está hecho por niños esclavos. Cómo cada día es día de algo, la verdad pasa un poco desapercibido. Los afectados no reciben regalos ese día, para UNICEF son 168 millones, para las ONGS 400, depende de quién los cuente.
La elección del día la determinó el asesinato de IqbalMasih, a los doce años. Vivió rápido, a los cuatro fue entregado como esclavo al dueño de una fábrica de alfombras por su padre, para pagar la boda de su hijo mayor. ¿Cuánto vale un niño? Al padre le dieron 600 rupias al cambio actual unos 6 dólares.No, no fue una boda cara, pero tan valiosa como una vida humana que a partir de entonces estuvo atada a una cadena en jornadas laborales interminables. Resultó ser bastante hábil en este difícil oficio de elaborar las famosas alfombras del Punjab. Hasta que a los diez años, conoció al sindicato de fabricantes de ladrillos y huyó para volver. Denunciado el dueño y cerrada la fábrica, sus compañeros fueron liberados. Fue la primera pero no la última que cerró.
Era cuestión de tiempo que este chaval, escuálido y de baja estatura, llamara la atención de los medios de comunicación. Unos periodistas lo llevaron a Suecia, donde fue filmado en unos grandes almacenes donde se vendían lasalfombras de su esclavitud,allí hizo una petición al mundo:” ¡no compren alfombras, las confeccionan niños!”. Después fue a bombo y platillo a Estados Unidos, donde una conocida marca de ropa deportiva, que algunos incluyen en las listas de empresas que explotan a sus trabajadores, Reebok, le concedió su premio a la juventud en acción. No había ido para eso a Estados Unidos. Acompañado por el jefe de su sindicato, pretendía llegar a acuerdos con un senador demócrata que había denunciado que la mitad de los niños que producen bienes para EE UU son de Asia del sur. Esperaban su apoyo para impedir a las multinacionales americanas tener a niños con horarios interminables, sueldos paupérrimos y condiciones infames.
Todo este circo mediático preocupó bastante a los políticos y a los fabricantes de su país, más cuando a su vuelta, las federaciones del Frente de Liberación contra el trabajo forzado pakistaníes lo convirtieron en su bandera. Motivo suficiente para ser asesinado a tiros mientras, como un niño más, montaba en bicicleta. El mercado internacional de alfombras del Punjab no ha sufrido, porque los que las tienen en su casa, no hay constancia de que vieran el principio ni el final, de lo que no deja de ser un documental más.
Jerez
El mundo que está a nuestros pies
Era cuestión de tiempo que este chaval, escuálido y de baja estatura, llamara la atención de los medios de comunicación
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