El Puerto

Continúa el penar del Vaporcito

Si bien, en el calor de momento se aventuraron proyectos e ideas, el tiempo no ha hecho sino confirmar la dejadez de lo que en su día fue un emblema

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Cinco años hace ya desde que por última vez, el Adriano III surcó las aguas de la Bahía gaditana para acomodarse en el Varadero Guadalete, o lo que queda de él, escondido tras una reja y maleza muestra con toda su crudeza el paso del tiempo y las consecuencias del hundimiento sufrido el 30 de agosto de 2011 tras golpear con la bocana del muelle de Cádiz mientras realizaba unas maniobras de atraque.

Las iniciativas por recuperar a todo un emblema han quedado en aguas de borrajas visto lo visto. El Vaporcito a día de hoy es más un problema de difícil solución que un bonito recuerdo y un escudo portuense. 

Medio lustro después -este lunes 28 de noviembre se cumplen cinco años desde que se abandonó a su suerte tras su llegada de los astilleros de Navantia de San Fernando-, la imagen dantesca continúa a la vista de todos, un triste final para lo que debiera de haber sido, a tenor de su historia y su legado de décadas. 

Ni recuperación, ni adaptación, ni proyecto. Nada de nada. Una descomposición en toda regla.
Conscientes de que nada será igual que antes, lo cierto es que la esencia del Vaporcito es una marca que ha sido la bandera e insignia de El Puerto, de la Bahía y de Cádiz, de ahí que, al calor del momento, se aventurara en iniciar el continuar con el legado, bien con la construcción de uno nuevo, exponerlo o ubicarlo en un lugar preferente y digno.

Media década después, la realidad es bien distinta. Todo se ha ido diluyendo con el paso del tiempo.

Todos -hasta tres alcaldes han pasado desde su hundimiento- han creído tener la solución y todos de una manera u otra han ofrecido alternativas que ni se han sustentado ni se han convertido en realidad.

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