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Sevilla

Los rocieros, a la espera del encuentro con la Blanca Paloma

La Misa de Romeros marca el inicio de la cuenta atrás para el omento que anhelan, la salida en procesión de la Virgen del Rocío por las calles de la aldea.

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  • Una romera enciende una vela en el Rocío. -

Cientos de miles de personas se dan cita en la aldea de El Rocío durante este domingo en el que la Misa de Romeros ha marcado a mediodía el inicio de la cuenta atrás para el momento que anhelan, el que supone el colofón de la romería, la salida en procesión de la Virgen del Rocío por las calles de la aldea.


Ese momento, que tendrá lugar a una hora indeterminada de esta madrugada, esa que marque el pueblo de Almonte, hace que esta jornada en la aldea del Rocío sea de sentimientos encontrados, en los que la ilusión, la emoción y la alegría por ver a la imagen a la que profesan su fe se mezcla con la nostalgia de que al término de ese paseo todo habrá acabado.

Se pondrá fin a un Rocío histórico, el Rocío en el que se ha conmemorado el Centenario de la Coronación Canónica de la Virgen, el 175 aniversario de la Fundación de la Guardia Civil y que ha servido además para abrir el Año Jubilar Mariano concedido con motivo de la Venida de la Virgen que tendrá lugar en agosto y que supone el trasladado de la imagen hasta la Parroquia de Almonte donde permanecerá nueve meses, algo que sólo sucede cada siete años.

Las 124 hermandades filiales, todas ellas recibidas por la Matriz entre el viernes y el sábado, han participado a las 10:00 horas en la Misa de Romeros, el primer acto oficial que las une todas ellas en torno a esta devoción mariana y que ha sido seguida por muchos romeros que, a título personal, han querido acercarse al Real para participar en la Eucaristía.

Un momento en el que, como indicaba el presidente de la Hermandad Matriz de Almonte, Juan Ignacio Reales, a su inicio, El Rocío se convierte en "aquel Jerusalén, e igual que los apóstoles nos reunimos en torno a María" para celebrar la llegada del Espíritu Santo, que se producirá esta madrugada que en El Rocío supone el momento culmen de la romería, la salida en procesión de la Virgen.

Al término de la Misa de Romeros, las casas de la aldea, esas que año tras años son testigos de una forma de entender y vivir una devoción y que esta marcada por la convivencia y la hermandad, se han ido llenando de vida.

Sus porches, como en días atrás, se han ido llenando de gente que han reiterado los cantes y baile y el disfrute de una gastronomía en la que no faltan, normalmente, el jamón, las gambas, o los aliños y guisos tradicionales.

Casas abiertas a todo el que llegue, porque, si hay algo que caracteriza a los romeros, es su hospitalidad, su generosidad para todo el que va a visitarlos.

Pero a pesar de verse estampas similares a las de días atrás, hoy domingo previo a Pentecostés, algo no es igual, y no lo es, precisamente, por la cercanía de ese momento anhelado, del inicio de esa procesión de la Blanca Paloma al término del rezo del rosario de las distintas hermandades por las calles de la aldea.

Ante la llegada de ese momento, el más especial de cuanto acontecen en el año para el rociero, este comienza a sentirse nervioso, porque las horas van pasando y sabe que cada vez falta menos para tenerla de frente y volver a hacerla partícipe de sus plegarias y agradecimientos y nostálgico por lo que supone de final de la romería.

Una nostalgia que, sin embargo, este año es menor que en otras ocasiones, ya que, esa cercanía con la también llamada 'Reina de las Marismas' volverá a repetirse algo más de dos meses, en agosto, cuando tenga lugar el traslado de la Virgen a Almonte.

Un traslado para el que la Virgen del Rocío abandona su vestido de Reina y se viste de Pastora para llegar a su pueblo y estar con los almonteños y todo el que quiera visitarla hasta días antes de la Romería de 2020.

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