Cádiz

Invasores de la costa gaditana

La aparición de ‘Carabelas portuguesas’, tanto en playas de la capital como en Chipiona, despiertan la alerta para los bañistas e incluso izan banderas amarilla

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Son raras, prácticamente desconocidas e infrecuentes en nuestras playas, pero eso no implica que no puedan hacer acto de presencia. En los últimos tiempos se ha detectado en aguas andaluzas una especie conocida como carabela portuguesa. La aparición de estos ejemplares en playas de la capital gaditana y de Chipiona, han llevado en estos días incluso a izar la bandera amarilla. De otra parte, la zona del estrecho se ve afectada por un alga invasora que ocupa todo el fondo marino poniendo en peligro especies autóctonas. Ambos organismos están poniendo en peligro, de una forma u otra, la costa gaditana.

Manuel María González Duarte, doctor en Ciencias Ambientales e investigador del Instituto Universitario de Investigación Marina (INMAR), señala que la ‘Physalia physalis’ —nombre científico de la ‘Carabela portuguesa’—  es más típica de  océano abierto, no tiene capacidad de nadar, son flotantes y se dejan arrastrar por las corrientes y los vientos cuando hay temporales, ya que no tienen capacidad de contrarrestar esos fenómenos. “Debido a que ha habido muchos días de poniente seguidos han aparecido ahora en verano, cuando normalmente suelen aparecer en marzo o abril. Esta es una especie más urticante que  las medusas típicas que suelen aparecer y es importante que no se toquen aunque estén varadas en la playa, porque incluso estando muertas pueden seguir siendo urticantes”, señala González Duarte.

Por el momento han aparecido muy pocas carabelas como para que resulte especialmente alarmante, pero hay que ser especialmente cuidadosos con este tipo de organismos, ya que el contacto con los filamentos urticantes de esta especie provoca una intensa sensación de quemazón, picor e inflamación local, y dolor muy agudo. En caso de tener una picadura de este tipo de medusas, se deben retirar los restos de filamentos adheridos a la piel con ayuda de unas pinzas o de algún elemento rígido. También es aconsejable examinar si han quedado restos de filamentos adheridos al bañador, ya que pueden permanecer activos durante días.

El peligro de las algas

Y desde la Costa Noroeste nos desplazamos hasta el Campo de Gibraltar. En estas aguas el problema se llama ‘Rugulopterix okamurae’. Este es el nombre del alga invasora que se ha convertido en una pesadilla para el Estrecho de Gibraltar. De origen asiático, su rápida reproducción no sólo escalda los bosques marinos o malogra las redes de los pescadores, también echa a perder un paseo o un baño en playas paradisiacas. El doctor González Duarte asegura que este alga lleva en la zona en cantidades perceptibles aproximadamente desde el año 2015. “El problema es que está tapizando todo el fondo marino, creciendo encima de otras algas y de todo lo que es la comunidad, y ese es uno de los problemas de las especies invasivas. Cuando llegan a un sitio nuevo empiezan a colonizar, no tienen ningún tipo de depredador en esta zona por lo que pueden crecer tranquilamente”. Además, parece que tiene una tasa de crecimiento y de reproducción muy rápida; posee la capacidad de crecer sobre otros organismos haciéndolos desaparecer ye está dañando gravemente el ecosistema del Estrecho, que ya de por sí es un sitio que tiene mucha diversidad por tratarse de una zona fronteriza entre el mar Mediterráneo y el océano Atlántico.  

Todo esto también conlleva un problema económico. La Cofradía de Pescadores de Tarifa están teniendo dificultades para pescar porque las redes se enredan en las algas, hay peces que no entran a la zona e incluso desde el punto de vista del turismo está afectando, ya que resulta molesto para los veraneantes.  González Duarte señala que es muy complejo encontrar una solución, porque “en el medio marino, todo lo que es especie invasiva, que la gran mayoría entra a través de los puertos y los muelles pesqueros. Una de las medidas fundamentales es la prevención y controlar los organismos que llegan, como es el caso, pegado a los cascos de los barcos con el agua de lastre, para evitar que se introduzcan en este hábitat”.

Los científicos creen que llegó a la zona mucho antes de ser detectada. Ha tenido “una invasión críptica”: proliferó sin llamar la atención porque “se parece muchísimo a especies nativas”. En una zona de intenso tráfico marítimo como el Estrecho, con dos grandes puertos como el de Algeciras y Tánger Med, la suposición es que el alga ha viajado hasta la zona en los mercantes procedentes de Asia.  Estos daños al ecosistema podrían extenderse próximamente a otras partes de la costa gaditana, con toda la problemática que eso conllevaría.

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