La escritura perpetua

Gran musical

El personaje detestable de la comedia guarda un asombroso parecido con Santiago Abascal y su esposa es igual a Cristina Cifuentes

Publicado: 16/10/2019 ·
14:06
· Actualizado: 16/10/2019 · 14:06
Autor

Luis Eduardo Siles

Luis Eduardo Siles es periodista y escritor. Exdirector de informativos de Cadena Ser en Huelva y Odiel Información. Autor de 4 libros.

La escritura perpetua

Es un homenaje a la pasión por escribir. A través de temas culturales, cada artículo trata de formular una lectura de la vida y la política

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'La jaula de las locas’ es un espectáculo divertidísimo que reivindica la alegría de vivir y la libertad, todo ello con música llena de marcha, y sin olvidar los tremendos golpes que da la vida. Se trata de un musical moderno, que oscila entre el cabaret y la comedia de situación, aunque en cierta medida recuerda la revista, “el revistón” -que la llamaba Francisco Umbral-. Pero existen importantes y numerosas diferencias entre uno y otro. Entre ellas, la exigencia de calidad musical que se impone ‘La jaula…’, con 28 artistas en escena, o el nivel del libreto -inspirado en una obra teatral de 1973 de Jean Poiet- y, ya está dicho, esa referencia permanente a la libertad. Porque en el revistón había, efectivamente, mucho muslo de vicetiple/Colsada en tiempos de oscuridad, pero los libretos solían ser decididamente reaccionarios. 

Y todo lo contrario sucede en este hilarante, magnífico y risueño ‘La jaula de las locas’, donde la mayoría de las bailarinas no son ellas, sino ellos, y el personaje detestable de la comedia -el diputado Dindon- guarda un asombroso parecido con Santiago Abascal. Y su esposa, ataviada de negro pero mucho más partidaria de la alegría de vivir, es igual a Cristina Cifuentes. El libreto, sustentado en una sólida carpintería teatral, cuenta los equívocos que surgen en la petición de mano de un chico, criado con su padre homosexual, y la pareja del progenitor, Albin, un travestido que triunfa en el mundo del cabaret pero ha cuidado durante toda la vida al chico “como una madre”. Todo se desordena con la visita de los padres de la novia, tan parecido él en costumbres, ideas y estrecheces, a Santiago Abascal.

En la obra, recién estrenada en el teatro Rialto de Madrid, sobresale un colosal e inspiradísimo Ángel Llácer, en su papel de Albin, actor que derrocha talento en la interpretación y a la hora de cantar, que hace muy bien humor pero acierta también a sobrecoger en los momentos dramáticos. Porque no ha sido fácil la vida de este personaje. Que exclamará: “El chico nos ha salido muy mujeriego”. Todo ello en un musical lleno de modernidad, pero con cierta atmósfera clásica del Molino Rojo de Barcelona. Y con una permanente apelación a la alegría porque, como ellos dicen,  “la vida empieza hoy”.

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