Hace un año Fali aparecía en un programa radiofónico en el que anunciaba que no volvía a entrenar con sus compañeros y que no iba a jugar a fútbol por el miedo al COVID-19, planteando incluso la opción de retirarse. Hoy, un año después, Fali ha logrado la salvación con el Cádiz CF en Primera División en una temporada en la que ha sido una pieza indiscutible para el técnico, jugando de defensa central, su posición habitual, pero también en el doble pivote cuando el equipo lo ha necesitado.
Tras un verano en el que recibió ofertas para irse, Fali se quedó en Cádiz. Su primera titularidad fue en la jornada 4 en San Mamés, y desde ese momento nadie le ha tosido. Ha jugado 34 partidos en liga y uno en Copa del Rey, sumando un total de 2.728 minutos en la temporada, y lo único que le ha faltado por hacer ha sido marcar.
Fali es más que un futbolista en el Cádiz, es el alma del equipo, el ‘titán’ del submarino amarillo. Es el jugador que marca la línea del fuera del juego, es el que anima a sus compañeros, el que echa las broncas sobre el campo, en definitiva, esa clase de futbolista que todo entrenador querría tener.
El dicho de ‘las apariencias engañan’ le viene como anillo al dedo. Aunque parezca un jugador tosco y sin calidad, es todo lo contrario. Cuando tuvo que jugar en el doble pivote dio muestras de su manejo con el balón en los pies, siendo capaz de romper líneas con sus pases. El defensa valenciano tiene contrato hasta el año 2024. Es uno de los jugadores más queridos por la afición por su entrega sobre el terreno de juego.
Fali estuvo a punto de dejar el fútbol hace justo un año. Recapacitó, el club lo apoyó en todo momento, rechazó ofertas en verano y hoy es un pilar fundamental en el Cádiz de Primera División.
