A(Em)prendiendo

Feliz Navidad

Se nos olvida que cada día debe ser fiesta simplemente porque estamos vivos, porque tenemos la oportunidad de aprender, crecer y compartir, de amar y ser amados

Seguramente estarán recibiendo múltiples felicitaciones estos días, muchas hechas con inteligencia artificial para terminar cuanto antes, y mandadas genéricamente a toda la lista de contactos del móvil o del correo electrónico. Cada vez más bonitas y cada vez más impersonales. Muchos desean felices fiestas. Decir Feliz Navidad parece que puede herir la susceptibilidad de algunos, que no tienen inconveniente en aceptar los días de vacaciones, pero les molesta que les mencionen el motivo. Toca comer y beber mucho, y reunirse con personas con las que puedes no haber cruzado una palabra en todo el año, bien sea en cenas familiares o de empresa.

Ya ni se sabe cuándo comienza la Navidad. Antes se aprovechaba el puente de la Constitución y de la Inmaculada para poner el nacimiento y/o el árbol en casa. En los días siguientes se empezaban a comprar los dulces típicos navideños y las provisiones para las comidas familiares buscando evitar las subidas de precios de los últimos días, igual que se anticipaba la compra de regalos y juguetes, que los Reyes se afanaban en dejar a buen recaudo, para que aparecieran mágicamente al despertar el día 6 de enero.  Después nos sorprendimos cuando aparecían en los supermercados ofertas en septiembre para que los Reyes ahorraran, y los mantecados y los roscones de Reyes ya nos tentaban desde octubre, no fuera a ser que a María se le adelantara el parto y no llegáramos a tiempo. Incluso hay competiciones entre ciudades a ver cuál pone antes las luces de Navidad. Creo que ya van instalándolas desde agosto. Nos tratan como a mosquitos, atrayéndonos con luces brillantes y, en un alarde de creatividad, las programan para que se enciendan y se apaguen al son de la música, que no tiene por qué ser necesariamente navideña.

Estamos desvirtuando el sentido de la celebración. Se nos olvida que cada día debe ser fiesta simplemente porque estamos vivos, porque tenemos la oportunidad de aprender, crecer y compartir, de amar y ser amados. Directivos y empleados estamos fallando en hacer de nuestras ocupaciones laborales diarias una experiencia de la que no haga falta escaparse. Seguro que muchos habrán consultado ya en el calendario del año que viene los días festivos y los posibles puentes. La alegría que tenemos cuando conseguimos un trabajo parece que desaparece en el día a día, desaprovechando la oportunidad de disfrutar de las cosas cotidianas y hacer disfrutar a los demás. Ojalá cada día nazcan en nosotros buenos deseos y acciones. Siempre hay esperanza. ¡Feliz Navidad!
 

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