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Fandome Arcade Experience: cine y videojuegos para revivir los ochenta

Disfrutar de un combate de «Street Fighter» sin necesidad de «echar pesetas», contemplar las primeras consolas de la historia o volar al pasado con réplicas de objetos de «Regreso al futuro»… Todo esto es posible en Fandome Arcade Experience, una iniciativa que lleva a Madrid…

Disfrutar de un combate de «Street Fighter» sin necesidad de «echar pesetas», contemplar las primeras consolas de la historia o volar al pasado con réplicas de objetos de «Regreso al futuro»… Todo esto es posible en Fandome Arcade Experience, una iniciativa que lleva a Madrid la nostalgia de los ochenta.

Hasta el 8 de septiembre la sala Fandome habilita su espacio para los devotos de la década de los ochenta, que dispondrán de dos salones para jugar -uno con más de 20 máquinas recreativas de la época y otro con las mejores videoconsolas retro-, además de dos exposiciones y una sala de cine en la que se proyectarán clásicos ochenteros.

Fandome Arcade Experience no es solo un homenaje al origen del videojuego, es mucho más, y de esa idea ya se es partícipe nada más entrar a una sala que da la bienvenida con la mítica melodía de la trilogía interpretada por Michael J. Fox.

«Expo al futuro» es una de las dos muestras de Fandome, una colección que conmemora el 30 aniversario del estreno de «Regreso al futuro II» y que recoge alrededor de 400 réplicas de los elementos más emblemáticos de la legendaria saga.

Ediciones limitadas de figuras de Doc y Marty McFly, las icónicas zapatillas voladoras y hasta una reproducción del condensador de flujo. El repertorio de la colección abarca todo el universo de la trilogía y tiene como joya de la corona una copia reducida del que es, sin duda, el tercer protagonista de la saga: el célebre Delorean que permite a Doc y McFly viajar en el tiempo.

«La idea de reunir todas mis piezas en una exposición surgió en 2015, cuando Marty llega al futuro en las películas. Esto ha ido a más y ahora promovemos iniciativas solidarias», cuenta el propietario de la colección, Pedro Torromé, que colabora a través de la exposición con la Michael J. Fox Foundation en su lucha contra el Parkinson.

El aroma a cine no se diluye en ningún momento y una figura a tamaño real de Superman recibe al visitante en la segunda exposición. Allí se puede contemplar una selección de las primeras videoconsolas que salieron al mercado, cedidas por el Museo Tecnológico de Videojuegos (MUTECVI).

No faltan los primeros prototipos de Nintendo y Sega, las empresas que se hicieron con el monopolio en los inicios del sector, pero el plus se encuentra en la singularidad de otras piezas: una Mega Drive que se utilizaba en vuelos transatlánticos para disfrute de la clase business o una X-Jaguar, una máquina de coser que permitía introducir una Game Boy para diseñar cartuchos.

«Una difícil de conseguir es la Overkal, una réplica de la Magnavox Odyssey, la primera videoconsola de la historia», admite Pablo Avilés, propietario de gran parte de la muestra.

Avilés preside Videojuegos por Alimentos, una iniciativa que colabora con comedores sociales y que permitirá al asistente donar comida a cambio de videojuegos.

Las exposiciones funcionan como envoltorio para un evento que, en definitiva, ofrece como plato fuerte la posibilidad de jugar a aquellos clásicos que hicieron las delicias de varias generaciones, entre ellos «Street Fighter», «Bubble Bobble» o «Pac-Man».

En la sala de Arcade, la media de edad ronda los cuarenta, pero en ese espectro caben todos los perfiles imaginables.

Fandome Arcade Experience es una oportunidad para que las nuevas generaciones conozcan el origen de un mundo, el del videojuego, que ha alcanzado niveles elevados de sofisticación, pero que no deja de sustentarse en modelos que ya anticiparon el amplio abanico de categorías que ahora ofrece el sector: acción, de rol, aventura y deportes.

Ramsés Castillo, de 42 años, acude a este espacio en familia para que su hijo «conozca las antiguas consolas, ya que no hay ahora salones recreativos en ningún sitio».

«Está acostumbrado al 3-D, pero le he contado que yo jugaba al ‘Bubble Bobble’, ahora le veo jugando al mismo juego y estoy encantado», reconoce emocionado.

Y están aquellos para los que videojuegos, cultura friki y universo cinematográfico es un todo indisoluble. Es el caso de un madrileño de 39 años, que acude a Fandome con un amigo.

«Tengo un ordenador Thomson MO5 de antes del 80, que por cierto no he visto nunca en estos eventos. He vivido la época de los videojuegos de los años 80, pero si además te ofrecen puntos relacionados como películas de la época, que conectan con el diseño del mundo de los videojuegos, entonces mejor todavía», resalta.

Fandome redondea su oferta precisamente con más cine, gracias a una sala en la que se programarán títulos míticos de los ochenta, además de charlas relacionadas con la cultura pop y el mundo de los videojuegos.

Texto: EFE

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