Andalucía Game

Análisis Dead Cells

Un aplauso enorme para los chicos de Motion Twin. El ya famoso título Dead Cells nos has enamorado. El juego, que hace una sabia combinación de estilos, es por derecho propio desde hace tiempo uno de los más firmes candidatos a presidir la categoría Indie….

Un aplauso enorme para los chicos de Motion Twin. El ya famoso título Dead Cells nos has enamorado. El juego, que hace una sabia combinación de estilos, es por derecho propio desde hace tiempo uno de los más firmes candidatos a presidir la categoría Indie. Por ritmo, por estilo, por acabado visual y por lo bien cuidado de su progresión, Dead Cells se ha convertido para nosotros en un ‘must have’ en la portátil de Nintendo. Roguelite y acción se dan la mano para redondear un título fantástico. Ahora sí, afilen sus espadas que comienza el tour por el castillo más tenebroso de sus digitales vidas.

Y es que cuando decíamos que Dead Cells realizaba una magistral combinación de estilos, nos referíamos a ese punto de la aleatoriedad con el cuidado absoluto de los niveles, cuyos movimientos están estudiados hasta el más mínimo detalle. Parecería complicado aunar en un título ambos estilos, pero lo cierto es que están conjugados de una forma sobresaliente, que se une al cuidado aspecto visual y sonoro. De hecho, el estudio francés ha puesto el listón muy muy alto y el título de Motion Twin se ha hecho acreedor a considerarse un juego con una personalidad difícil de igualar. Un pionero en muchos sentidos.

Sin duda, Dead Cells bebe de muchos registros, pero no es sólo eso lo que le sienta especialmente bien. Nuestro amigo, que tendrá que abrirse paso a través de los lúgubres niveles en el interior de un castillo muy ‘variopinto’, recorrerá nuestra aventura en un más que acertado 2D. Explorar, buscar, matar y descubrir serán nuestras premisas a lo largo de nuestro camino, en el que morir no será más que un pasito más hacia la gloria porque con nuestra muerte -recordad que volveremos al principio- obtendremos dos cosas, entre otras muchas. Una progresión muy cuidada y la posibilidad de acceder a ciertas zonas que antes parecían que no estaban a nuestro alcance.

Progresión y muerte, dos conceptos que te tendrás que tatuar a fuego mientras degustas este juego. Es su premisa principal y cuanto antes la tengas en cuenta, antes empezarás a vislumbrar el final del camino.

Pero oye, estás jugando a Dead Cells, los chicos de Motion Twin no te iban a poner las cosas fáciles. Y es ahí reside el gran acierto del título. Además de todo lo dicho anteriormente, el juego hace gala de un perfecto ajuste en su curva de dificultad. Debo confesaros que no soy especialmente bueno en este tipo de títulos -mi nivel de frustración llega a la tropoesfera- pero con Dead Cells y un buen puñado de paciencia he sabido encontrar un punto de placer a la hora de encender la Nintendo Switch. Nada de jefes imposibles o movimientos que dejaría a Matrix en un cuento para niños. Es un juego que no está para nada carente de dificultad, pero que sabe atrapar a todo tipo de jugadores: desde el jugador más experto hasta el más ‘manco’ -entiéndase yo como uno de ellos-, la forma de hacer las cosas en Dead Cells premian a los jugadores a buscar la excelencia en cada nivel o simplemente cruzar la siguiente fase tras sudar como un corredor de maratón en agosto. Señoras y señores, esas cosas hacen grande a Dead Cells y a los chicos de Motion Twin.

Todo ello mezclado no hará más que desafiar al jugador una y otra vez. Cuando mueres vuelves al principio, pero no pierdes todo, ya que primero acumulas experiencia para la siguiente ‘run’ y también conservas en tu progreso unas mejoras permanentes que luego terminarás utilizando y que hacen que aquel enemigo o zona que parecía inexpugnable termine cayendo en el afilado acero de tu espada…hacha, lanza, daga, lo que sea vaya.

Y es que Dead Cells hace que vayamos explorando el mapa con cada muerte para dar un paso más. Con ello, el estudio logra que se consigan desbloquear objetos cada vez más poderosos y ‘puertas’, zonas y escondites que te ayudan a entender el día a día de un sitio no ‘muy acogedor’ para sus huéspedes.

Para lograr desbloquear o acceder a diferentes armas y mejoras, el juego se sirve de las células. Monedas de luz que se obtienen al derrotar a los enemigos y que luego pueden ser canjeadas al final de cada zona para lograr mejoras permanentes, además de otras cosas muy valiosas para tu progresión. La otra forma de adquirir cosas es con monedas de oro, que también se pierden al morir, aunque no en su totalidad como las células. Con dichas monedas podremos adquirir equipo, pociones…algo que nos vendrá muy bien en las tiendas que hay diseminadas por los niveles.

Estos dos conceptos serán claves para entender la progresión del juego, ya que hace que el jugador no sienta que cada partida empieza de 0, perdiendo tiempo sin nada que ‘llevarse a la boca’ tras una hora matando amigos. Es una idea magnífica para esos jugadores novatos o que son reacios a tocar este tipo de género. Un acicate para seguir jugando hasta lograr la partida perfecta.

Información

Por otro lado, el juego no te muestra toda la información desde un primero momento. Dead Cells es un juego que está diseñando para ir descubriendo tu propio camino, tu potencial, con lo que el estudio ha llevado esa idea a la propia historia del título. Empezamos conociendo poco o casi nada de nuestra presencia en ese castillo tan encantador y a las primeras de cambio ya te estás jugando el pellejo con un arquero que te da las buenas noches a su forma. Es el mundo de Dead Cells.

Tendrás que aprender las cosas y su historia a base de sufrimiento, querido jugador. Y como no podía ser menos, Dead Cells te va enseñando su argumento a través de sus mazmorras, sus puertas, sus escondites, sus ‘oficinas’ y algunos siniestros personajes que no dudarán en pedirte su ayuda para hacer turismo exterior. Los portales de teletransporte también serán un gran aliado en nuestra oscura aventura. Una mecánica perfecta, ya que te ayuda y empuja a completar esa faceta de exploración sin tener que repetir lo mismo una y otra vez en un mismo nivel. Da agilidad a la jugabilidad, todo un acierto a nuestro entender.

También cabe destacar sus desafíos, muchos e interesantes, por cierto, porque nos exprimirán todo nuestro talento y esfuerzo. Amén de ciertos cofres que tendrán trampa y cuya maldición supondrá un castigo y no una recompensa. Hasta ahí podemos leer.

Ese diseño de los desafíos también está en sintonía con el de los niveles. Un juego que nos parece extremadamente cuidado en el diseño de sus niveles y zonas. Desafiantes e interesantes es lo que podemos decir de ellos y está claro que para los jugadores de este género son dos de los términos que gusta leer en cualquier análisis.

Unos niveles que son muy variados y fácilmente reconocibles una vez que te has convertido en un jugador experimentado en Dead Cells. Cada zona tiene su impronta, su personalidad y el jugador asocia de manera muy fácil los elementos que ahí se va a encontrar. Enemigos, estructuras, llaves, puertas…cada nivel tiene su carta de presentación y cada vez que los pasas el jugador saber interpretar esas señales para que su camino sea lo más agradable posible. Cierto es que hay mucha variedad y si en algunas zonas apenas hay trampas, en otros será más importante sortear los obstáculos que temer la espada o la granada de un enemigo. Es lo interesante de Dead Cells, una personalidad y un cuidado excelentes.

Responde bien

Es la parte que muchos esperan. Sabemos que es un gran juego por todo lo que ofrece, pero cómo lo ofrece. Pues de manera excelente también. La jugabilidad no se resiente nunca y es muy fluida, algo de agradecer para este tipo de títulos. Además el ritmo te lo marcas tú, pero no es menos cierto que el cuerpo te pedirá cada vez más convertirte en ese rayo de luz que lo destruye todo y a todos a su paso. Saltar, esquivar, correr, golpear…todo de una manera muy bien implementada, por lo menos en Nintendo Switch. Todo bajo la naturalidad más gratificante y con sentido de la intuición que es digna de agradecer.

Para ello, nuestro personaje – dentro de su constante progresión- contará con un sinfín de armas, tanto principales como secundarias. Sin duda, encontrar la configuración del equipo con la que te sientas más cómodo es el primer paso para obtener tu libertad. Lanzas, espadas, hachas, granadas, ballestas, congelación y multitud de configuraciones que nos empujarán a cada paso a probar el sistema que más se asemeje a nuestra forma de jugar. Y es que también hay un punto táctico en todo ello, porque las zonas nos invitarán a utilizar diferentes estrategias en función de sus enemigos. Quizá en ciertas zonas un arco no sea lo más adecuado, pero sí esa granada capaz de congelar al personal.

Examina, estudia e interactúa con tu entorno para derrotar a enemigos que parecían imposibles. Poco hay más gratificante cuando ello ocurre. Todo lo dicho anteriormente es aplicable a los jefes finales. Este párrafo debe estar grabado a fuego en tus dedos si no quieres terminando hiperventilando cuando esa barrita del ‘big boss’ esté a punto de caer. Avisado estás.

Un juego precioso

Llegados a este punto, alguno en la sala podría decir: ahora viene lo malo. Pues no, señoras y señores. Dead Cells mantiene el listón en su diseño artístico y su propuesta gráfica. En una época marcada por el salto generacional y unos gráficos que intentan romper poco a poco el techo de lo que ya conocemos, el juego de Motion Twin presenta una propuesta preciosa. Un ‘pixel art’ muy cuidado con una paleta de colores perfectas – amén de un sentido del humor que le casa a las mil maravillas, sea dicho de paso-. Un todo muy natural, donde se funde los personajes con el diseño de los niveles y el fondo. Un único pero: algún y pequeño salto de imagen, nada importante y que a decir verdad lo hemos sufrido en contadas ocasiones, casi ni reseñable aunque sí que es justo comentarlo.

De igual manera, el apartado sonoro nos ha fascinado. Puede parecer una cosa trivial con tanto despliegue hasta el momento, pero son en esos pequeños detalles cuando te das cuenta de lo mucho y bien cuidado que han hecho las cosas los chicos de Motion Twin. Temas y melodías con mucho gusto y sentido de la acción que casan a la perfección dependiendo de cada momento. Bravo.

En definitiva, si después de todo lo que ha leído, querido jugador, no se ha decidido por Dead Cells, pues simplemente no es su estilo o género. Si por el contrario, hay un pequeño resquicio de duda o quiere darle una oportunidad a este juego, no se lo piense un segundo. Es un juego que llena de satisfacción poder empezarlo una y otra vez, desapareciendo ese estigma de ‘perder el tiempo’ que persigue a este género. Además, con sus expansiones, Dead Cells se convierte en un juego divertido, desafiante y con muchas horas por delante. Ya termino que viene un arquero y no quiero comenzar este análisis de cero.

TE RECOMENDAMOS

ÚNETE A NUESTRO BOLETÍN