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Análisis: Dead Space, una (re)obra maestra

Dead Space, una (re)obra maestra. Sí, han leído bien. El juego de terror espacial vuelve y lo hace por la puerta grande. Un ‘lavado de cara’ para la nueva generación que no hace más que destacar el excelente trabajo de EA y Motive para traer…

Dead Space, una (re)obra maestra. Sí, han leído bien. El juego de terror espacial vuelve y lo hace por la puerta grande. Un ‘lavado de cara’ para la nueva generación que no hace más que destacar el excelente trabajo de EA y Motive para traer de nuevo una de las joyas del género. El rey no ha muerto, el rey ha vuelto.

Quizá denoten un punto de euforia sobre estas líneas y no es para menos. El juego espacial es especial. Un juego de palabras que le viene que ni pintado y un título en el que Isaac Clarke envejece como el mejor vino. Y es que 15 años no son nada y el juego de EA muestra lo mejor de aquel producto que le hizo escribir su nombre en la historia de los videojuegos.

Pero no sólo los enemigos, el ritmo, la ambientación, las mecánicas y esa historia que te atrapaban siguen presentes, además el estudio ha querido recompensar a una de las sagas más icónicas con una series de sutiles mejoras y añadidos que además hacen que los más veteranos del lugar ‘deban’ pasar gustosamente otra vez por caja.

Esta nueva entrega de Dead Space no debe ser considerada una mera actualización, podemos decir que el juego de Motive es uno de los mejores remakes que se han hecho. Un señor survival horror que ya marcó el camino hace unos años y que vuelve a mostrar cómo se debe trabajar para rendir gloria a lo clásico. Vuelve Dead Space, el clásico de culto de los survival horror de ciencia ficción, reconstruido desde cero con el motor Frostbite para dar lo mejor en la última generación.

Manteniéndose fiel a la emocionante visión del juego original, el remake ofrece un audio mejorado y unas imágenes nítidas y estremecedoras que han sido cuidadosamente reimaginadas para evocar un nuevo nivel de inmersión y calidad. Los jugadores también descubrirán que esta vez hay más cosas que descubrir a bordo de la USG Ishimura mientras reviven la historia con nuevos elementos narrativos. La nave hará́ que te cuestiones tu propia cordura a medida que te adentras en ella y empiezas a descubrir sus secretos, luchando por tu supervivencia con monstruosos terrores acechando en cada esquina.

Dead Space es un remake del aclamado original de 2008. Cuenta la misma historia, pero es completamente nuevo en muchos aspectos. A diferencia de las remasterizaciones, que suelen mejorar los recursos existentes, este remake se ha reconstruido por completo con un nuevo motor y se han reimaginado una gran variedad de elementos narrativos y de juego.

USG Ishimura, tu ‘bendita’ pesadilla

Poco nuevo podemos decir de ese bastión de maldad y peligros llamado USG Ishimura. La nave de extracción minera, que pide ayuda tras quedarse en silencio y caer las comunicaciones, será el punto neurálgico de nuestra aventura. Tras una complicada entrada y aterrizaje en la estación, tendremos que ponernos manos a la obra. Ya de entrada, Motive presenta unos valores de producción excelentes en cuanto audio y doblaje. Aunque luego entraremos más en detalle, nuestro protagonista será menos tímido 15 años después y podremos escuchar de su viva voz lo que le pasa por la cabeza.

Dead Space pone a los jugadores en la piel de Isaac Clarke, un ingeniero cualquiera en una misión rutinaria para reparar una gigantesca nave minera, la USG Ishimura. Pero a bordo de la Ishimura le espera una pesadilla viviente. La tripulación de la nave ha sido masacrada y la novia de Isaac, Nicole, ha desaparecido en algún lugar a bordo. Solo y atrapado, con sólo sus herramientas y habilidades de ingeniería, Isaac se enfrenta a una batalla por la supervivencia, no sólo contra monstruos aterradores llamados Necromorfos, sino contra su propia cordura que se desmorona.

La trama general puede resultar familiar a los fans de Dead Space de 2008, pero el equipo de Motive ha añadido nuevas capas de profundidad narrativa a este remake. La ampliación del argumento, la reconceptualización de los personajes y los nuevos detalles de la historia parten de la base del original y hacen que este angustioso viaje a través de la USG Ishimura sea nuevo y sorprendente. Y ¿cómo se traduce todo ello? Pues es simple, el equipo de Motive ha querido cosas que pudieron quedarse en el tintero en aquella época. Ahora Motive ha querido dar algún añadido para los viejos ‘rockeros’ y se han potenciado nuevas secuencias, documentos, registros de audio e incluso misiones secundarias.

Y en esa útlima idea nos queremos quedar porque Dead Space, entre los muchos añadidos que hemos comentado, introduce nuevas misiones secundarias. Pequeñas pruebas o desvíos, según se mire, por los que experimentar por la Ishimura. Es cierto que tenemos una funcionalidad que nos muestra el camino de nuestro siguiente objetivo, pero el título y el equipo nos invitan en esta ‘nueva’ aventura a ser un poco más cotillas y trastear con aquella puerta o esa ruta que sabemos que pueden deparar muchos problemas y sustos. Es lo encantador de este juego, o ¿no?.

En definitiva, una labor de construcción nueva que se ha realizado en este Dead Space en 2023 que vale su peso en oro. Ese nuevo Isaac Clarke y la voz que le acompaña en la última edición no es un simple añadido. Motive aprovecha este nuevo recurso para añadir más profundidad no sólo a su protagonista, también al elenco de personajes secundarios que acompañan la historia. La voz original de Isaac Clarke, el actor de voz Gunner Wright de Dead Space 2 y Dead Space 3, regresa para añadir diálogo a Clarke, quien no habló en el Dead Space original.

Las nuevas interacciones y diálogos para los personajes principales les dan profundidad adicional, y los roles de los personajes secundarios se han ampliado a través de nuevos registros y misiones secundarias. Motive también ajustó elementos como la marca en el universo para mantener la continuidad con Dead Space 2 y Dead Space 3.

Lo clásico, con toques nuevos

Si nos centramos en los puramente jugable, Dead Space no decepciona a nadie. Mantiene esa esencia de 2008, con nuestro querido Isaac en tercera persona y nuestro clásico apuntado. Movimientos como los manotazos y los pisotones son sello de calidad de la casa que no podían faltar y que se siguen manteniendo como una gran dinámica de juego.

Además, la estación sigue manteniendo la columna vertebral que le hizo llegar a lo más alto. El diseño de niveles, con sus agobiantes pasillos, sigue en plena forma y apenas hemos notado cambios, pero no es menos cierto que la fórmula, aún con sus años encima, sigue funcionando a las mil maravillas con los pequeños retoques de los que hablábamos antes.

La USG Ishimura se presenta ahora sin tiempos de cargas y sus zonas están conectadas, con lo que Motive ha tenido más mimbres para realizar un trabajo más compacto. Todo ello ayuda a que podamos volver a puntos que ya habíamos pasado y que con nuevas armas, quizá lleguemos a desentrañar sus secretos y esa ruta que parecía imposible de traspasar.

La potencia de la nueva generación ha rediseñado la Ishimura para que todo fluya mejor y de manera más continua. Un acierto para cerrar ese ambiente opresivo que tanto nos gusta sufrir en este título.

Dentro de los nuevos añadidos, el juego introduce los sistemas de autorización de seguridad, donde ciertos contenedores y áreas de la Ishimura ahora están restringidos por una mecánica de seguridad. Isaac alcanza un mayor nivel de autorización de acceso a medida que la historia continúa, lo que significa que los viajes de regreso a áreas anteriormente visitadas pueden producir nuevas recompensas sorprendentes.

Tampoco podemos olvidar esas zonas de gravedad cero, que también han sufrido un pequeño cambio, pero tremendamente significativo, ya que en el juego original, Isaac solo podía saltar entre pisos y paredes en entornos de gravedad cero. Ahora, puede moverse libremente en estos escenarios, usando sus propulsores para navegar. Y crean que es una gozada sentir los movimientos de los propulsores mientras se acaba nuestro oxígeno y tenemos a nuestros enemigos a un palmo.

La técnica y lo técnico

En este apartado vamos a distinguir entre la parte más visible de Dead Space y las herramientas que utilizan para dar ese resultado final. En la técnica, EA y Motive ponen en marcha un nuevo sistema llamado Director de Intensidad. Que viene a ser algo así como que el sistema es capaz de generar eventos únicos en función de la luminosidad o los cambios de audio. Vamos que si este aspecto hace 15 años era sobresaliente, poco puedo añadir a este gran añadido. Mejora la inmersión más aún si cabe. Más aún si tenemos en cuenta que las mejoras en el aspecto visual y sonoro han dado un salto exponencial. Algo lógico con un hardware más moderno.

En lo técnico, la iluminación del juego es sublime y esos cambios entre luz y oscuridad jugarán un papel importantísimo a lo largo de toda nuestra travesía. Una delicia sin duda. Cada textura, animación, efecto, y partícula en el comportamiento del enemigo y el entorno han sido reconstruidos con el motor Frostbite.

Todas estas mejoras ayudan a complementar el excelente trabajo del Dead Space ‘original’. En su primera versión, cada vez que nos enfrentábamos a un necromorfo e intentábamos desmembrarlos, la física del título respondía a las mil maravillas. Ese aspecto sigue muy presente ahora como una mecánica del juego mejorada, con lo que se denomina el sistema “pelado”.

El desmembramiento de los enemigos utiliza un nuevo sistema de reducción para mostrar las capas de piel, los músculos, los huesos y los órganos de las criaturas a medida que sufren daños. Esto no solo añade más sangre, sino que permite a los jugadores percibir rápidamente lo potente que ha sido un ataque, lo cerca que está de desprenderse un miembro y lo dañado que está el enemigo en su conjunto.

El juego se ve de manera espectacular y luce a las mil maravillas. Ese juego entre claro y oscuros, más el momento perfecto del director de intensidad componen una experiencia brutal. Como viene siendo habitual en la generación actual, Dead Space posee dos modos gráficos: Calidad y Rendimiento. El primero nos permite disfrutar de la aventura a 4K y con trazados de rayos a 30 fps, mientras que en rendimiento la resolución baja, el raytracing se desactiva y ganamos los siempre deseables 60 fps. Para gustos, colores. Nosotros lo hemos jugado en modo rendimiento y esa fluidez en pantalla en un título tan exigente no tiene precio.

Por último, añadir que tras completar el juego, los jugadores pueden acceder a contenido de juego adicional usando la nueva opción de Nuevo Juego+ .

Cargando un espacio de juego libre hará que el juego se reinicie, pero con los recursos de la partida anterior intactos. Esta es una forma óptima de probar diferentes equipamientos e intentar conquistar nuevos niveles de dificultad.

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