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Análisis: Sekiro: Shadows Die Twice

Una vez más el equipo de From Software nos deleita con una de sus obras, tras las cuales parece que se van superando. Esta vez con un toque totalmente diferente al conocido en la saga Souls y Bloodborne pero manteniendo el núcleo de lo ya…

Una vez más el equipo de From Software nos deleita con una de sus obras, tras las cuales parece que se van superando. Esta vez con un toque totalmente diferente al conocido en la saga Souls y Bloodborne pero manteniendo el núcleo de lo ya conocido. Sekiro llega en colaboración con Activision, prometiendo una entrega más difícil que las anteriores obras, una jugabilidad muy mejorada y por fin, una historia más clara y directa.

El Lobo y su historia

En los últimos años de la era Sengoku, una terrible guerra se extiende hasta las tierras de Ashina en las montañas. Lord Ishiin se hace con el control todas estas tierras y en mitad de la batalla, un Shinobi encuentra a un niño, que parece haberlo perdido todo menos las agallas. Este lo adopta y le entrena para convertirse en un Shinobi, uno excelente, por cierto, y le encomienda proteger a su nuevo amo, Lord Kuro, alguien muy especial.

Tras haber creído que lo hemos perdido toda una vez más, sentados en un pozo, nos llega una nueva orden. Liberar a Lord Kuro. Y casi lo conseguimos de no ser por que llegado el momento aparece Lord Genichiro, perdemos (o ganamos) y nos cortan nuestro brazo, llevándose de nuevo a Kuro y dejándonos morir allí… O no.

Una de las primeras frases que escucharemos al despertar de nuestro letargo marcará la historia: “Parece que la muerte no es tu destino… Todavía no”. Y nos dan nuestra maravillosa prótesis shinobi, con la que dispondremos de un arsenal muy diferente para jugar más que sucio. A partir de aquí, comienza nuestra aventura en busca de Lord Kuro y descubrir que es la maldición de la sangre del acervo del dragón, que hace inmortales a las personas y como pararla, así como a quienes buscan su poder.

Como dije al principio de este análisis, la manera en la que se desarrolla la historia y nos enteramos más en profundidad de todo, se aleja bastante de los juegos anteriores de From Software. Esta vez la historia es mucho más clara y concisa, con pocas cosas ocultas o que debamos indagar más de la cuenta, la historia principal la descubriremos bien avanzando sin más y hablando con los NPCs importantes. No obstante, también está el lore secundario del juego, formado por los NPCs del juego y su pasado, así como algún secretillo. Este si debemos indagar más y hablar con ellos varias veces, cumplir sus misiones o incluso invitarles a un buen trago de Sake. No hace falta tanto el estar leyendo cada cosita que recogemos para descubrirlo todo al completo.

Y bueno a rasgos generales, según avancemos a través del campo de batalla que es el territorio de Ashina, descubriremos más sobre la maldición, nosotros mismos, nuestro pasado y descubriremos cosas que jamás pensaríamos que existirían. Ah y que no se me olvide, hay diferentes finales según las decisiones y según que cosas lleguemos a descubrir, por lo que hay que terminarlo un par de veces…

Una progresión un tanto… diferente

Tras todas las horas echadas al juego vengo a deciros que olvidéis lo aprendido en Dark Souls, Bloodborne y casi todos los juegos similares, Sekiro juega con otras normas. Sí, es un juego similar y mantiene gran parte de la esencia de estos títulos, pero nada que ver en términos de jugabilidad. Es como si hubiéramos metido en una coctelera Bloodborne, Nioh y los clásicos Tenchu para crear a Sekiro.

Esta vez no hay puntos estadísticas a mejorar gastando almas ni hay equipo. Nuestro personaje evoluciona de una manera un tanto diferente. Digamos que tenemos 3 elementos claves: vitalidad, postura y ataque. Los dos primeros subirán cuando juntemos 4 cuentas de oración y el ataque cuando obtengamos un recuerdo. Estos elementos se consiguen principalmente de los jefes del juego, y alguno que otro más que hay escondido por el mundo. Por lo demás dependemos de nuestra habilidad con la katana, esquivando y usando los recursos a nuestro alcance.

Luego también tenemos una serie de habilidades que se pueden adquirir, pasivas y activas. A lo largo del juego aprenderemos diferentes disciplinas, cada una con su árbol de habilidades. Para ganar puntos de habilidad, solo tenemos que matar y matar y matar… y evitar morir, claro. Las pasivas de estas disciplinas digamos que es la manera de mejorar nuestro personaje más en profundidad.

Pero claro, no solo vamos a mejorar habilidades teniendo una prótesis multiusos. Las diferentes herramientas que se pueden equipar también tienen un árbol de mejoras, de manera que “evolucionan” y ganan nuevos usos, estas últimas se suben con dinero y materiales que habrá que farmear.

Paciencia y estrategia, así son los combates

En Sekiro los enemigos disponen de una barra de postura (energía), muy similar a lo visto en Nioh, cuando esta barra consigue completarse habremos roto la postura del enemigo y podemos ejecutar un ataque mortal. Así mismo, el juego hace mucho énfasis en el sigilo y nos proporciona medios para ello, de manera que acabaremos con los enemigos por la espalda de un solo golpe. Y ojo, porque al final es lo que más miraremos en los combates.

Para poder completar esta barra solo tenemos que hacer una cosa, no dar descanso al enemigo, y ahí es donde entran en juego la katana, el esquive y el jugar sucio. La principal manera de aumentar esta barra es bloqueando ataques en el momento preciso para desviar los ataques, y atacando, eso sí a cuanta menos vida tenga el enemigo más le costará recuperar postura. La gran mayoría de los combates se basan en seguir está táctica: Bloquear, atacar, bloquear, atacar… Pero siempre se les puede añadir un poco de ingenio.

Entre nuestros objetos tenemos por ejemplo las cenizas, que podemos tirarlas a los enemigos para cegarles temporalmente y atacar directamente, o bien usar las diferentes prótesis para crear una oportunidad de ataque. Siempre hay una manera “diferente” de afrontar las situaciones.

Y bueno, obviamente algo que ha mejorado muchísimo respecto a lo que estamos acostumbrados que nos traiga From Software, es la movilidad. Dejamos atrás el rodar con pesadas armaduras y levantar nuestro escudo, así como que a nuestro personaje le cueste correr. Aquí dan un pasito más de lo visto en Bloodborne, donde ya se dejaron los escudos y el esquive principalmente eran pequeños pasos laterales.

Aquí somos un Shinobi y el movimiento lo representa. Corremos, saltamos, esquivamos lateralmente, el uso de la katana, doble salto, agarrarnos de las cornisas, la variedad de ejecuciones… Es una experiencia totalmente fresca para los fans de la compañía.

La dificultad es puro aprendizaje

Si hablamos de dificultad, es donde más estoy indeciso, a decir verdad. Es decir, el juego es difícil, sí, y requiere habilidad. Además, hay muchísimos jefes y minijefes repartidos por todo el juego que nos van a dar muchísima caña, y muchos de ellos son combates espectaculares donde el mínimo fallo puede costarnos la vida y nuestra salud mental. Sin embargo, no todo acaba siendo tan infernal una vez que aprendes a jugar con las mecánicas a tu favor.

El principal problema que me he encontrado al jugar, por mi parte, es mi falta de paciencia y querer hacer todo rápido, cuando precisamente el juego va de lo contrario. Muchos de los combates que enfrentaremos, serán eso, de paciencia. Bloquear, atacar, buscar el momento… pero nada de ir a lo loco como se podía hacer en Dark Souls, Bloodborne y especialmente en Nioh. Sin ir más lejos, una tarde me pase completamente escupiendo odio contra el juego por algún jefe, al día siguiente me propuse eso, ser paciente, y acabé con unos 10 jefes en esa tarde. También hay que saber aprovechar por supuesto los contraataques que se pueden realizar para dañar la postura, pero sobre todo eso, paciencia. Sekiro es un juego de aprendizaje continuo y que nos dice: “Calma, ve con cuidado, aprende del combate, lee los movimientos de tu enemigo”.

Para finalizar, hablemos de… Morir. Como digo, no hay almas, ni sangre… Solo puntos de experiencia y dinero. En Sekiro cuando uno muere, pasan más cosas de las que se cree, pues no solo perdemos el 50% de nuestro dinero ganado y experiencia hasta el siguiente nivel, sino que se extiende una enfermedad conocida como la Dracogripe. La maldición que portamos, usa la sangre de las personas en el mundo para seguir funcionando, por lo que cada vez que morimos y revivimos, tomamos un poco de ellos, haciendo incluso que puedan llegar morir algunos NPCs. Hay que tener cuidado, pues pese a que podemos revivir, hay un alto precio a pagar al final. Eso sí, esta enfermedad podéis curarla con cierto objeto, pero si seguís reviviendo volverá…

A rasgos generales, es una delicia jugable, no le pondría ninguna pega más allá de la clásica en los juegos de From Software y es la cámara. Desde Demon’s Souls no he visto un juego de este estilo donde la cámara no sea prácticamente un rival más y en espacios cerrados un jefe. Esos momentos en los que la cámara se pega a una pared o una columna, perdemos el objetivo fijado y no podemos movernos… De verdad que es la única pega realmente seria que le encuentro en jugabilidad. Si hablamos de duración, es un título que puede variar tanto por nuestra habilidad como por el final que consigamos, a mi me ha llevado cerca de 20h entre inspeccionar, farmear experiencia y algún jefe que se me atragantó un poco.

En términos técnicos y visuales, encontramos un título de bien con ligeros fallos que, corregidos, darían un punto extra sin lugar a dudas. Mientras que visualmente hay un incremento de calidad, técnicamente estamos en el punto de casi siempre. El juego tiene un buen rendimiento general, pero cuando hay un par de enemigos de más o bien hay efectos como el fuego, nos encontramos con unos bajones de fotogramas por segundo bastante interesantes que pueden llegar a ser molestos.

Por otro lado, nos encontramos que Sekiro ha llegado completamente en castellano, con opción de escoger los idiomas de voces y textos. Aquellos que deseen una experiencia más cercana al título podrán poner las voces en japonés.

Y por último algo de que gozan todos los juegos de From Software aparte del diseño artístico, es una banda sonora excepcional. Esta vez, pese a la temática del juego, estamos ante una banda sonora con toques oscuros y más cercana a Bloodborne de lo que parece, incluso en algún momento he dicho espera ¿Qué estoy jugando? Pero es que el trabajo de Yuka Kitamura se puede reconocer prácticamente en cualquier parte.

Conclusiones

Sekiro: Shadows Die Twice es perfectamente lo que la mayoría de fans estábamos esperando. Un nuevo juego de From Software en toda su esencia, que seguirá poniendo nuestra habilidad al límite, un nuevo reto al que enfrentarnos. También es la primera experiencia centrada en un solo jugador, sin online, mucho más destinada a ser una aventura personal. Se puede gozar de una jugabilidad que nos exige prácticamente la perfección en nuestros movimientos, la curva de aprendizaje del título es excelente y no decae su ritmo en ningún momento. El cambio de narrativa también ayuda a crear esta nueva experiencia, acercándonos más al mundo de Sekiro.

Sin lugar a dudas, es un juego altamente recomendable para aquellos que hayan disfrutado con la saga Souls y Bloodborne, siendo un “must have” en toda regla. Aunque eso sí, cuidado impacientes, no queremos mandos rotos por culpa de Sekiro.

Análisis realizado por Blansi

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