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Análisis: Final Fantasy XVI

Final Fantasy. XVI. Dos palabras, un concepto. Un saga y un renacer como el Ave Fénix. Y es que sin ningún género de dudas nos encontramos frente al último juego numerado de una de las sagas más antiguas, icónicas e influyentes en la industria. Pero,…

Final Fantasy. XVI. Dos palabras, un concepto. Un saga y un renacer como el Ave Fénix. Y es que sin ningún género de dudas nos encontramos frente al último juego numerado de una de las sagas más antiguas, icónicas e influyentes en la industria.

Pero, no es solo eso, también representa el tan esperado regreso de esta franquicia y esa nueva vuelta de tuerca que en los últimos años no ha pasado por sus mejores momentos. Es un renacer en toda regla que ha cautivado tanto a propios como extraños. Un renacimiento de la mano de Clive que ya puso los primeros pasos con su predecesor, Final Fantasy XV. Sí, porque creemos que es justo poner en valor este duro recorrido que ahora tiene el beneplácito de todo el sector, pero que se fraguó de manera básica con la anterior entrega. Al César lo que es del César.

Square Enix lo sabía y decidió no cejar en su empeño. Producto de ello formó un equipo brutal  con nombres tan aclamados como Naoki Yoshida, Hiroshi Takai, Ryota Suzuki, Kazuya Takahashi y Masayoshi Soken. Un equipo estelar que no podía defraudar a nadie y que reactivó la saga con decisiones complicadas, atrevidas pero acertadas todas luces a tenor de los nuevos tiempos que asoman.

Un juego enorme, titánico y épico. Todo en él está un escalón por encima de lo vista en la tan querida IP. Cierto es que también tiene su pequeños errores, pero la balanza es clara y Final Fantasy XVI es brutal, una joya que debería estar en manos de cualquier jugador. Clive es un protagonista carismático, forjado por el fuego y la sangre que moldea su papel gracias a un espectáculo único en sus épicas batallas. Simplemente genial. Una aventura mayúscula.

¿Sólo un viaje épico?

Y con tal carta de presentación, Final Fantasy XVI nos mete en el papel de manera directa y la travesía que nos lleva a través de la historia nos sumerge en Valisthea, un mundo de fantasía medieval donde diferentes naciones luchan ferozmente por el control de los preciados Cristales Madre. Estos cristales poseen el poder de manipular el éter, permitiendo a sus habitantes hacer magia, incluso si no nacieron con este don.

Aunque el conflicto involucra a todas las facciones en este gran universo, una cosa ha evitado durante mucho tiempo que estalle una guerra abierta: la existencia de los Gobernantes, criaturas legendarias que albergan en su interior a un Eikon, como las invocaciones en otras épocas.

Estas bestias de aspecto imponente poseen un poder descomunal y pueden arrasar ejércitos y ciudades enteras. Este equilibrio ha evitado que la guerra estalle, pero las tierras que no tienen la suerte de poseer éter y vida, finalmente se han levantado en armas, llevando a una inevitable contienda.Es el telón de fondo que nos mantendrá pegados a nuestra pantalla tratando de conocer el siguiente paso en este colosal guión.

En el centro de toda esta brutal trama se halla nuestro protagonista, Clive Rosfield, un joven aristócrata impulsado por la sed de venganza hacia el hombre que arrebató la vida de su hermano. Embarcándonos en su épico viaje a través de Valisthea, nos adentraremos en un mundo fascinante, de peligros y aventuras: Monstruos legendarios, impresionantes batallas contra poderosos oponentes y momentos épicos que condicionarán nuestro viaje.

Cómo te lo presenta…

La narrativa es cautivadora desde el arranque. Nos envuelve en un mundo intrigante, presentándonos con sutileza y sin sobreexposición los conceptos esenciales que dan forma a este universo. Se nos confía la tarea de asimilar las reglas poco a poco, lo que nos permite sentirnos parte activa de este mundo sin ser abrumados. Sin embargo, a medida que avanzamos, notamos un cambio en el tono general del juego. Aunque sigue siendo más oscuro y maduro que entregas anteriores, se aleja un poco del realismo para abrazar elementos más fantasiosos y de temática épica. Esta transición, aunque bien ejecutada, puede no ser del gusto de todos los jugadores, pero no impide que la trama sea cautivadora y despierte nuestra curiosidad en cada paso del camino.

El mundo de Valisthea se presenta ante nosotros como un vasto lienzo repleto de detalles y vida. El juego nos brinda dos tipos de escenarios: etapas lineales de la historia y áreas abiertas para explorar. Las etapas de la historia nos llevan por caminos bien definidos y cargados de acción, donde nos enfrentamos a oleadas de enemigos y jefes mientras la trama se desenvuelve en múltiples secuencias de vídeo. Aunque estas etapas pueden parecer un tanto lineales en comparación con las áreas abiertas, las batallas, los jefes y el ritmo narrativo las hacen verdaderamente emocionantes y satisfactorias.

Por otro lado, las áreas abiertas nos ofrecen un terreno más extenso para recorrer a nuestra voluntad. Estas zonas, separadas por pantallas de carga, nos invitan a explorar con cierta libertad, brindándonos la oportunidad de sumergirnos en las ciudades, cumplir misiones secundarias y embarcarnos en cacerías emocionantes. Si bien no se trata de un mundo abierto en el sentido convencional, estas áreas abiertas nos ofrecen un espacio interesante para sumergirnos en la atmósfera del juego y enriquecer la experiencia.

Final Fantasy XVI

El arte de la guerra…

El sistema de combate es una verdadera maravilla que se sustenta en la acción pura y dura. Diciendo adiós a los combates por turnos y a los sistemas de combos rígidos, el juego nos ofrece batallas llenas de dinamismo y emoción. En cada encuentro, nos veremos envueltos en rápidos combos, lanzando hechizos y desatando habilidades especiales, mientras esquivamos con destreza los ataques enemigos en tiempo real. El sistema es fluido, ágil y tremendamente satisfactorio. Es una sensación única desatar una serie de ataques poderosos y cambiar entre diferentes Eikon durante el combate, adaptándonos a cada situación de manera casi instintiva. Las batallas contra los enemigos más poderosos son un verdadero espectáculo, poniendo a prueba nuestra habilidad y estrategia para alcanzar la victoria.

Puro espectáculo para tus ojos

El apartado audiovisual del juego es, sencillamente, alucinante. El modelado de personajes es excepcional, sus expresiones faciales realistas y las animaciones, de primer nivel. Los escenarios están cuidados hasta el más mínimo detalle y cuentan con una dirección de arte impresionante. Los efectos visuales son espectaculares y las secuencias de vídeo son verdaderas obras de arte que nos sumergen en la épica de la aventura. La calidad de imagen es impresionante, aunque en ocasiones, se nota un esfuerzo por mantener una tasa de fotogramas de 60 fps, lo que puede provocar alguna caída en el rendimiento gráfico. El juego ofrece dos modos, uno de calidad con gráficos impecables a 30 fps y otro de rendimiento a 60 fps con alguna reducción de calidad.

El aspecto sonoro del juego no se queda atrás. Masayoshi Soken ha entregado una banda sonora diversa y emocionante que nos sumerge por completo en la atmósfera del juego. Los efectos de sonido son excelentes, variados y altamente reconocibles, añadiendo profundidad a cada batalla y evento del juego. El doblaje en inglés es sobresaliente, con actuaciones de voz magníficas que dan vida a los personajes de manera impresionante. Aunque el juego también ofrece doblajes en español latinoamericano y japonés, estos no alcanzan la calidad del doblaje en inglés y se nota en la sincronización de labios.

Por último, en cuanto a la personalización de nuestro amigo Clive, encontramos algunos aspectos destacables. A medida que avanzamos en la historia, obtenemos nuevos Eikon y con ellos, nuevos poderes y habilidades. El juego nos permite elegir hasta tres Eikon para alternarlos en tiempo real durante los combates, cada uno con sus habilidades únicas y estratégicas. Esta diversidad de opciones nos da la oportunidad de desarrollar un estilo de juego personalizado, adaptado a nuestras preferencias y estrategias.

No obstante, en cuanto a los atributos y estadísticas de nuestro personaje, se puede decir que quedan un poco más relegados. Si bien ganamos puntos de experiencia y subimos de nivel, el impacto de estos atributos en la jugabilidad no es tan notorio. Sin embargo, la verdadera satisfacción se encuentra en el desarrollo de nuestras habilidades y técnicas de combate, lo que nos permite crear combinaciones asombrosas para sorprender a nuestros enemigos en cada enfrentamiento.

En resumen, esta aventura épica nos ha dejado sin palabras. Aunque no ha logrado igualar la grandeza de sus predecesores más célebres, ha sabido sobresalir por sí mismo y ofrecernos una experiencia sumamente gratificante. Su protagonista carismático y su fascinante mundo se unen en armonía con las impresionantes batallas y el sistema de combate dinámico, generando una experiencia única y cautivadora. Aunque algunos aspectos de la trama y el diseño de misiones secundarias puedan presentar pequeños desafíos, este juego es un logro destacable en la industria de los videojuegos que ningún aficionado debería perderse. Si tienes vacaciones, ya te pongo yo tarea: juega a Final Fantasy XVI.

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