En julio de 2011, mientras trabajaba en el equipo de desarrollo de
Kirby: Triple Deluxe en HAL Laboratory, Yasuhiro Mukae soñaba con dirigir su propio videojuego. Pero no lo había hecho nunca y la complejidad y enormidad de los juegos modernos le abrumaba. Así que optó por trabajar en el concepto de un juego de puzles como los de antes: sencillo y accesible, pero con un nivel de dificultad creciente que fuera enganchando al jugador hasta el final. Fácil de jugar, difícil de dominar.
Al fin y al cabo, para alguien sin experiencia en desarrollo de conceptos y en dirección de videojuegos, inspirarse en la jugabilidad retro de los títulos de NES y Game Boy original parecía una apuesta bastante segura. Y no iba desencaminado. Casi ocho años después, lo que empezó siendo solo un proyecto se ha convertido en toda una saga de puzles plataformeros cuya cuarta entrega debuta el 26 de abril en Nintendo Switch con
BOXBOY! + BOXGIRL!, tras su paso por la familia de consolas Nintendo 3DS, donde se lanzaron hasta tres entregas diferentes.
Minimalista casi al extremo, lo primero que llama la atención del juego es su estética, basada en gráficos en blanco y negro en un mundo de cuadrados. Pero un cuadrado puede dar para mucho si, como dicen los anglosajones, uno ‘piensa fuera de la caja’. El cuadrado estrella vuelve a ser Qbby (Box Boy), pero por primera vez no es el prota en exclusiva, pues llega acompañado de Qucy (Box Girl) y otros amigos. Nuestros héroes no pueden saltar muy lejos ni muy alto, pero tienen una habilidad especial: pueden crear varias cajas de la nada.
Exprimiendo tu creatividad para ordenar las cajas de diversas maneras, conseguirás superar los puzles: colócalas en línea recta para formar un puente, a modo de escalera para recoger alguna de las coronas diseminadas por cada nivel, o forma un escudo que te permita avanzar con seguridad en momentos de peligro. Pero ojo: el número de cajas del que dispondrás dependerá de cada fase, así que úsalas con cabeza.