La sonoridad de la banda municipal

Publicado: 18/07/2024
Mi educación musical no es la más adecuada, pero tampoco soy un  especialista en jamón
Mi educación musical no es la más adecuada, pero tampoco soy un  especialista en jamón y cuando saboreo un trozo de maza de Jabugo o Bellota,  mis sentidos son capaces de interpretar la calidad de la pieza. 

Lo mismo me ocurre cuando escucho a la banda municipal de música de  Jaén. Ese colectivo, forma parte del patrimonio de la ciudad y como tal así hay  que cuidar, como si fuera uno de los lienzos de la fachada de la Catedral. 

Me acomodo en una poltrona, porque me siento como un rey, para  escuchar el amplio programa que ofrece en el día de hoy. Al principio, murmullo  de los asistentes, los músicos afinando sus instrumentos y una paloma se posa  sobre una rama, tampoco quiere perderse el concierto. 

Asoma, por un lateral, Juany Martínez, la directora de la agrupación.  Saluda, cariñosamente, al público y a los integrantes de la banda. Coge su  batuta y suenan los primeros compases. Inhalo las notas que vuelan sobre  nuestras cabezas. 

En un momento dado, es tal la relajación, motivada por la música  desprendida de los instrumentos allí presentes, que desapareció el dolor de  testa, que me acompañaba desde primera hora… ¿Estas melodías podrían  convertirse en remedio natural de ciertos males?... 

Una señora mayor, sentada a mi espalda, refería a su nieta, que acudía  por primera vez a un concierto de la banda municipal, que su primer director  fue Rafael de la Torre Brieva, allá por el año 1901. 

Desde entonces, ha sido muy variado el programa ofrecido por este  grupo de profesionales, aunque la dificultad en algunas obras les haya obligado  a emplearse de una manera sobrenatural, como aquella zarzuela que escuché,  coincidiendo con la celebración de la feria de San Lucas. Es un género creado  para orquesta y de ahí la complicación de su adaptación para banda de  música. 

De nuevo, la señora mayor interviene, para avisar a su nieta que no  debe perderse las actuaciones de los músicos municipales en el festival de  otoño, otro alarde de preparación.

Desde mi asiento atisbo la partitura de uno de los músicos. Dos líneas  verticales, tanto en la línea rítmica como en el pentagrama, creo que anunciaba  el final de la obra. 

Bonitos recuerdos en la escuela de educandos municipal cuando estuve  aprendiendo lenguaje musical y saxofón, con Sebastián, un excelente  profesional. 

Tras el consiguiente reconocimiento del público a la banda municipal, la  niña que ocupaba el asiente de detrás, mientras se levantaba, expresó a su  abuela: ¡qué afortunados somos con disponer de este tesoro!

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