De Benalmádena a Buenos Aires

Os voy a contar una historia. Hace 6 años, en septiembre de 2018, me inscribí al Primer Encuentro sobre Gestión Inteligente de Ciudad SMART CITIES, en Benalmádena. Ya sabéis, en Málaga, esa provincia cuya bandera y principal equipo de fútbol comparten colores con la de Argentina.
De todos los encuentros, jornadas y eventos de este tipo a los que he asistido, el SMART CITIES fue con creces el mejor, y así en su momento hice una publicación al respecto Al ser cargo público en aquel momento, me invitaron a alojarme en el mismo Hotel donde se celebraba el evento, el Polynesia Holiday World, invitación que rechacé cortésmente. No porque fuese ilegal o inmoral, sino porque para la fecha del evento en noviembre ya tenía planeado haber dimitido como concejal. Desde la organización me dijeron que daba igual porque en el momento de la inscripción era concejal. Aun así, con mi sueldo de mi trabajo privado, decidí alojarme en un hotel más humilde. 
De todos los encuentros, jornadas y eventos de este tipo a los que he asistido, el SMART CITIES fue con creces el mejor, y así en su momento hice una publicación al respecto. Y ahora viene el girito de esta historia. Allí coincidí con Rafael Serrano, quien entonces era un ciudadano particular, pero que actualmente es gerente de El Puerto Global (o el Community Manager de Beardo que, solo durante el pasado mandato, cobró 600.000 euros de las arcas portuenses).
¿Qué sucedió? Supongo que Serrano, al verme por el Hotel en las ponencias y otras actividades, pensó que me alojé allí y que disfruté de dicho privilegio, lo cual como digo tenía toda la legitimidad para hacerlo, pero por papista no lo hice. Siendo precavido, guardé el email de la reserva de mi hotel y lo he conservado durante años en el escritorio de mi portátil, siempre a mano. ¿Qué ocurrió al año siguiente, cuando estalló el Caso Serrano y denuncié su irregular reincorporación promovida por Beardo? Que Rafael Serrano comenzó a difamarme, dando a entender que me había ido a un Hotel y que lo habría pagado con dinero público. Incluso que me había llevado a una novia (vaya casualidad). A cada cual le contaba una historia más rocambolesca.
Trabajadores del Ayuntamiento y concejales de VOX, PSOE, IU e incluso algunos del propio PP me informaron de estas calumnias. Si bien sabían de qué palo iba Serrano y no le daban crédito, para desmentirlo bastaba con que yo hiciera un simple ‘clic’ y les enseñara mi reserva de hotel. Mientras que un servidor fue pulcro y, como he dicho más papista que el Papa, nuestro alcalde ha hecho gala reiteradamente del uso de recursos públicos en beneficio propio: coches oficiales para jugar al pádel, aparcamientos VIP o furgonetas sospechosas.
Pero lo de irse a Argentina cruza todos los límites. No solo por lo ridículo del viaje en sí, sino por la opacidad acerca de quién lo ha financiado. ¿Se ha usado dinero público? ¿Lo ha pagado un empresario? ¿O de verdad lo han costeado de su propio bolsillo? ¿Por qué tantas contradicciones en sus explicaciones? Con un simple ‘clic’ podría desmontar todas las sospechas. ¿Por qué no lo hace?