Punta Umbría
Moro: "Quería entrar en la psique de un hombre mitad don Juan mitad Quijote"
En "El imperio eres tú", , Moro utiliza un narrador en tercera persona para entender la mente del emperador de Brasil, Pedro I.
El escritor madrileño Javier Moro afirma que con la novela "El imperio eres tú", ganadora del Premio Planeta 2011, quería meterse en "la psique masculina" del primer emperador de Brasil, Pedro I, "un hombre mitad don Juan mitad Quijote".
En la novela, Moro utiliza un narrador en tercera persona para entender la mente del emperador, que era "un apasionado de las mujeres, de los caballos y de la política", señala en una entrevista concedida a Efe.
Pedro I, que hoy sería un "hiperactivo", dejó una huella que marcó la historia de dos continentes, y en solo 36 años de vida, pues murió muy joven por culpa de una tuberculosis, después de haber vencido en una guerra civil contra su hermano, en lo que Moro llama "una prefiguración de nuestra guerra civil española".
Para el autor de "Pasión india", el monarca brasileño fue "un personaje contradictorio, desconcertante, insólito, muy difícil de enmarcar, difícil de definir", pero cree que "al final todas sus historias de amor, sus peripecias, sus aventuras no interesarían tanto si no hubiera hecho lo que hizo: contribuir a la lucha por la libertad en el mundo".
Entre sus logros políticos, Moro cita que consiguió la independencia de Brasil y que promovió varias constituciones, entre ellas la brasileña, que "todavía está en vigor".
Además, abdicó como rey de Portugal y de Brasil en favor de su hija María y su hijo Pedro, respectivamente, e incluso rechazó ser el rey de Iberia (España y Portugal), como le proponían los liberales.
Admite Moro que "la independencia de Brasil fue el principio de la decadencia de Portugal, porque la corte se trasladó a Brasil y con ella el 10% de la población portuguesa, las élites intelectuales, económicas y políticas".
De no haber muerto de manera prematura, aventura el autor, "seguramente Pedro I habría seguido su política y habría acabado con un papel importante en Europa, porque se convirtió en el icono de los liberales europeos".
La novela atiende a esa justa fama de mujeriego -se le atribuyen más de un centenar de hijos de los que reconoció una docena- y se detiene en una de sus amantes, Domitila de Castro, a quien el emperador puso una casa a tiro de pájaro de su palacio.
"Ambos vivieron una historia muy tórrida, tan apasionada que le llevó a la ruina", señala Moro de aquella relación, una prueba más de que el emperador "estuvo muy influenciado por las mujeres".
Sobre la relación con su esposa, la archiduquesa austríaca Leopoldina, el autor asegura que "fue muy útil para Pedro I, porque sabía de temas de estado y era su principal confidente política, pero el matrimonio tuvo un final trágico".
Tras escribir cuatro novelas sobre la India, Moro sintió que quería hablar de otro lugar y recurrió a su memoria de cuando vivió durante dos años en Brasil, donde conoció la curiosa historia del primer emperador brasileño.
"Brasil e India son dos países grandes, ciertamente exóticos los dos, porque el Brasil que explico en la novela es muy exótico, y aunque no niego que escriba otro libro en el futuro sobre India, tampoco quiero enquistarme como el autor que escribe sobre ese país asiático", señala el autor madrileño.
Moro resume en una retahíla de epítetos el carácter de Pedro I: "difícil, contradictorio, colérico", que determinaron su mala fama, aunque "se debe reconocer -añade- que ese carácter actuó en beneficio de un momento histórico y además tomó decisiones en base a un olfato finísimo y una habilidad especial para actuar bajo presión".
A pesar de su buen hacer, la monarquía no se mantuvo mucho tiempo en Brasil, en parte, revela Moro, por su hijo, Pedro II, que "abolió la esclavitud y la élite rural del país lo echó, porque los esclavos eran la mano de obra necesaria para las grandes plantaciones de cacao y café".
Uno de los factores que había mantenido unido Brasil había sido, precisamente, el miedo que tenían las élites al abolicionismo de la esclavitud y el temor a que los esclavos se rebelasen -como en Santo Domingo-, en un país donde un tercio de la población estaba esclavizado y Río de Janeiro era "el mayor mercado de esclavos del mundo".
El título de la novela hace referencia a una frase del padre del emperador, que le dijo: "Tú puedes amar como un hombre, pero te tienes que casar como un príncipe, porque el imperio eres tú y lo serás tú algún día".
Confiesa que aunque había algunas novelas publicadas en Portugal o Brasil sobre este personaje, todas le habían dejado "insatisfecho" y por esa razón ha querido escribir otra que permitiera ver "el personaje en carne y hueso, y ver la historia, la ética y la complejidad del personaje".
En la novela, Moro utiliza un narrador en tercera persona para entender la mente del emperador, que era "un apasionado de las mujeres, de los caballos y de la política", señala en una entrevista concedida a Efe.
Pedro I, que hoy sería un "hiperactivo", dejó una huella que marcó la historia de dos continentes, y en solo 36 años de vida, pues murió muy joven por culpa de una tuberculosis, después de haber vencido en una guerra civil contra su hermano, en lo que Moro llama "una prefiguración de nuestra guerra civil española".
Para el autor de "Pasión india", el monarca brasileño fue "un personaje contradictorio, desconcertante, insólito, muy difícil de enmarcar, difícil de definir", pero cree que "al final todas sus historias de amor, sus peripecias, sus aventuras no interesarían tanto si no hubiera hecho lo que hizo: contribuir a la lucha por la libertad en el mundo".
Entre sus logros políticos, Moro cita que consiguió la independencia de Brasil y que promovió varias constituciones, entre ellas la brasileña, que "todavía está en vigor".
Además, abdicó como rey de Portugal y de Brasil en favor de su hija María y su hijo Pedro, respectivamente, e incluso rechazó ser el rey de Iberia (España y Portugal), como le proponían los liberales.
Admite Moro que "la independencia de Brasil fue el principio de la decadencia de Portugal, porque la corte se trasladó a Brasil y con ella el 10% de la población portuguesa, las élites intelectuales, económicas y políticas".
De no haber muerto de manera prematura, aventura el autor, "seguramente Pedro I habría seguido su política y habría acabado con un papel importante en Europa, porque se convirtió en el icono de los liberales europeos".
La novela atiende a esa justa fama de mujeriego -se le atribuyen más de un centenar de hijos de los que reconoció una docena- y se detiene en una de sus amantes, Domitila de Castro, a quien el emperador puso una casa a tiro de pájaro de su palacio.
"Ambos vivieron una historia muy tórrida, tan apasionada que le llevó a la ruina", señala Moro de aquella relación, una prueba más de que el emperador "estuvo muy influenciado por las mujeres".
Sobre la relación con su esposa, la archiduquesa austríaca Leopoldina, el autor asegura que "fue muy útil para Pedro I, porque sabía de temas de estado y era su principal confidente política, pero el matrimonio tuvo un final trágico".
Tras escribir cuatro novelas sobre la India, Moro sintió que quería hablar de otro lugar y recurrió a su memoria de cuando vivió durante dos años en Brasil, donde conoció la curiosa historia del primer emperador brasileño.
"Brasil e India son dos países grandes, ciertamente exóticos los dos, porque el Brasil que explico en la novela es muy exótico, y aunque no niego que escriba otro libro en el futuro sobre India, tampoco quiero enquistarme como el autor que escribe sobre ese país asiático", señala el autor madrileño.
Moro resume en una retahíla de epítetos el carácter de Pedro I: "difícil, contradictorio, colérico", que determinaron su mala fama, aunque "se debe reconocer -añade- que ese carácter actuó en beneficio de un momento histórico y además tomó decisiones en base a un olfato finísimo y una habilidad especial para actuar bajo presión".
A pesar de su buen hacer, la monarquía no se mantuvo mucho tiempo en Brasil, en parte, revela Moro, por su hijo, Pedro II, que "abolió la esclavitud y la élite rural del país lo echó, porque los esclavos eran la mano de obra necesaria para las grandes plantaciones de cacao y café".
Uno de los factores que había mantenido unido Brasil había sido, precisamente, el miedo que tenían las élites al abolicionismo de la esclavitud y el temor a que los esclavos se rebelasen -como en Santo Domingo-, en un país donde un tercio de la población estaba esclavizado y Río de Janeiro era "el mayor mercado de esclavos del mundo".
El título de la novela hace referencia a una frase del padre del emperador, que le dijo: "Tú puedes amar como un hombre, pero te tienes que casar como un príncipe, porque el imperio eres tú y lo serás tú algún día".
Confiesa que aunque había algunas novelas publicadas en Portugal o Brasil sobre este personaje, todas le habían dejado "insatisfecho" y por esa razón ha querido escribir otra que permitiera ver "el personaje en carne y hueso, y ver la historia, la ética y la complejidad del personaje".
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