Crisis y cultura en España

Las crisis económicas suelen alumbrar grandes creadores, en su particular combate contra el infortunio y la injusticia, pero también se llevan por delante a los consumidores de sus obras, por falta de recursos. Sin embargo, los datos sobre consumo cultural que publica El Periódico de Catalunya revelan que la crisis no está teniendo efectos tan devastadores en los sectores del libro, el cine, el teatro y la música como en otras ramas del gasto de las familias españolas.

La desaceleración económica devuelve, por lo demás, a los escritores su papel de líderes sociales. Sobre todo, en países donde los intelectuales no son afines al poder ni están subvencionados. El escritor alemán Gunter Grass, ya liberado de sus traumas con el pasado nazi, ha levantado, por ejemplo, su voz para arremeter contra la crisis financiera y hacer un llamamiento a los escritores jóvenes, de modo que se involucren cada vez más en la política mundial, convencido de que “hay que pasarle la factura a los banqueros”, ya que “los ciudadanos normales, que pagan sus impuestos, no tienen por qué asumir toda la carga de la crisis”. El suyo es un discurso que contrasta con el de algunos escritores españoles que se pasan el día hablando por la radio y escribiendo en la prensa de lo bien que lo hace Zapatero y de lo malo que es Mariano Rajoy.

Mientras, al mundo de la cultura le queda el consuelo de que pasar la tarde leyendo un libro u oyendo música es una opción más barata que salir a cenar en todos esos restaurantes que con el euro se subieron a la parra y que van tirando a mediodía hasta quedarse vacíos en medio de la noche. Ni siquiera hay dinero para las comidas y cenas de Navidad. Eso sí, también hay cosas que nunca están en crisis: los bestsellers, las películas de éxito y algunos musicales siguen disfrutando de grandes recaudaciones de taquilla. Y así seguirá sucediendo si no falla el socio imprescindible: el patrocinador, figura muy asociada en España a las instituciones pero también a las cajas de ahorros, ahora también tocadas por la crisis.