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Hablillas

Pódcast

Hace años que el pódcast tomó el relevo para abrir la puerta a la imaginación

Publicado: 13/08/2023 ·
20:03
· Actualizado: 13/08/2023 · 20:39
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Autor

Adelaida Bordés Benítez

Adelaida Bordés es académica de San Romualdo. Miembro de las tertulias Río Arillo y Rayuela. Escribe en Pléyade y Speculum

Hablillas

Hablillas, según palabras de la propia autora,

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​Es una emisión de audio o video que se descarga de Internet para verse en el móvil o en el ordenador. Es la definición encontrada en el buscador, si bien, el origen de estos espacios fue aquella selección que aparecía en la pantalla del pc unas horas después del pase de un programa radiado o televisado. La evolución en estos temas no deja de sorprender y aunque prescindamos del casi olvidado a la carta, como se empezó a llamar en el año dos mil cuatro hasta hace poco, todavía se nos escapa, aunque la brevedad impulsa a incluir la voz inglesa en nuestro vocabulario, como ocurre con muchas otras. De esta forma, la programación en cualquier soporte logra que el horario se adapte al tiempo del oyente o del espectador, que sólo tiene que seleccionar el archivo y cliquear en el logotipo de descarga de la aplicación. 

Hace años que el pódcast tomó el relevo para abrir la puerta a la imaginación, a las sesiones radiofónicas hoy llamadas ficciones sonoras, a las selecciones musicales menos comerciales, a los programas nocturnos y a los literarios. El caballero de la triste figura aún cabalga sobre Rocinante por las ondas, habiendo empezado su andadura en dos mil nueve. Es uno de los más recordados y con mayor reproducción, quizás por ser la primera novela de la historia. Y no suena raro ni anacrónico, como tampoco lo ha sido la recreación de La vuelta al mundo de Magallanes ni Tintín y Los cigarros del faraón o El loto azul. La razón va más allá del gusto personal o del horario citado, sin embargo, la facilidad para rescatar estos u otros espaciosnos llevan a rozar aquella primera medianoche alejando al sueño, descubriéndonos como oyentes fieles, aguardando bajo las sábanas la siguiente emisión o el noticiario al despertarnos. 

Aquel entonces y el ahora siguen juntos, siguen siendo uno, porque oímos imaginando qué sabores se apreciarán en la última creación de un chef multipremiado, cuánto ha subido el precio de las entradas para la Madrid Fashion Week o las perlas musicalescontadas por Marcos Mostaza cuando la madrugada cambia de nombre. Todos tienen su sitio junto a la noticia del día y un hueco en nuestro despertar, ensordecido por el bostezo que nos va enfriando el cerebro y nos hace salir poco a poco del sueño y la pereza. Igual que entonces, ha cambiado el contenido como lo han hecho los días, pero la forma permanece. 

El pódcast nos permite de nuevo ser parte de aquella escena por la que aún huele el migote y canta la cucharilla, aunque la hora y el año arruguen el presente de la sobremesa. Y cuánto gusta revivirlo con la serenidad de la distancia.

 

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