Desde hace tres años he tomado contacto real con el balonmano. Desde aquel bendito día en que mi hija Elena se decidió a escoger un deporte que no conocía, pero que animada por su amiga Emma decidió que debía probar. Hasta entonces yo conocía algo de balonmano por la Selección Española y las narraciones de Luis Miguel López, que tenía un timbre especial de voz que yo logré imitar de forma muy parecida. Llegaron así las retransmisiones de Teledeporte y los goles de Cecilio Alonso, Javier Reino, Papitu Serrano, posteriormente Talant Dujshebaev que nos maravillaba con sus juegos y disparos.
Barbate no fue ajeno y tuvo su boom con la aparición en escena de Tomás Ramírez y su quinta, que hoy en día muchos son monitores/entrenadores, para exportar balonmano de Barbate con calidad y triunfos. Ese que llenaba pabellones de bombo y ovaciones, en el añorado y poco resbaladizo tapiz verde del pabellón de Barbate. Sin duda, la afición a este deporte había entrado directo en la vena barbateña y, como suele ocurrir siempre, Barbate muestra un talento especial para cualquier deporte. Así, no tardaron en llegar los triunfos en pista y en arena culminado con un cuarto puesto en España y segundo en liga andaluza por el entonces CBM Playa Barbate, amén de conseguir el prestigioso Trofeo Carranza y la Liga Ciudad de Cádiz. Hablamos del año 1980 en pista y 1998 en playa, que consolida al balonmano, como el segundo deporte, tras el fútbol, que más se practica en Barbate a día de hoy y con casi un centenar de premios y logros deportivos.
Más adelante llegaron los campeonatos nacionales en 2002 y 2004 y el campeonato europeo en 2007, tres subcampeonatos de Europa, un bronce continental y dos subcampeonatos de España. A nivel individual destaca la proclamación de Tomás Ramírez (hoy en día amigo del comentarista de TVE Luis Miguel López) tres veces como mejor jugador de Europa y en el 2005 como mejor jugador del mundo. Entenderán que un servidor pida la denominación del pabellón de deportes como pabellón ‘Tomás Ramírez’ porque por menos méritos se han dado en otros sitios denominaciones más importantes y es un currículum difícilmente igualable por otro jugador.
El título de mi artículo no es solo por todo esto que demuestra la pasión que engendra el balonmano en Barbate, sino también por el respeto que le rodea. Este año he tenido la fortuna de poder sentarme como médico en banquillos de distintos equipos del Club Balonmano Barbate, vaya por aquí el primer avance. Al ser médico de un equipo puedo saltar a atender a cualquier jugador del partido (sea de mi club o no) y puedo estar en cualquier partido que juegue el club (no sólo en el que juega mi hija), primera diferencia con el fútbol. Pero si observo la grada, la diferencia es abismal con el fútbol. Familias que protestan decisiones arbitrales o que insultan o critican y se dirigen a jugadores, encontraremos en todos los deportes colectivos por desgracia, pero en el balonmano el respeto es muchísimo mayor que en el fútbol. No se suele protestar airadamente las decisiones arbitrales y si así ocurre, los propios padres/madres del club, calman a ese aficionado exaltado. Si aún así, el propio árbitro o el club contrario, considera que las protestas han sido desproporcionadas, manda un comunicado al adversario para que corrija esa forma de actuar y sea la directiva quien llame al orden a sus aficionados.
En el fútbol, por desgracia, vemos directivos que justifican comportamientos hostiles, incluso lo realizan y más de un árbitro tiene que salir del campo escoltado. Aficionados increpando e insultando a un árbitro amenazado con el “ya te cogeremos cuando arbitres en nuestro campo”. En el balonmano al principio y al final se forma una fila de jugadores y técnicos que se vuelven a saludar uno a uno y comentan amigablemente situaciones del partido. Ya sé que no siempre será así, pero ver en el fútbol que se comenta delante de los jugadores que son niños, que se pierde el partido por el árbitro o fomentar las disputas personales, me parece una auténtica barbaridad.
No conozco un cierre de pabellón en Barbate por incidentes de balonmano y podríamos sacar más de un ejemplo este año en el fútbol. Son en muchos casos las mismas personas que hacen unos años acudían al fútbol y algunos la justificarán con la pasión que desata el fútbol con respecto al balonmano. Yo lo llamo mejor valores deportivos, que es lo mejor que se puede inculcar a estas edades desde el respeto por el compañero, el árbitro y el oponente. Después todo esto serán recuerdos inolvidables para los jugadores y nos sacará una sonrisa si son recuerdos felices.
Lo dicho, hagan como en el balonmano...
