Tardes en el Lagartijo

“Haced burpees, malditos plebeyos”

La radicalización causa extrañeza y temor

  • “Haced burpees, malditos plebeyos”. -

La radicalización causa extrañeza y temor. Aunque sea raro hallar alrededor alguien encerrado en una única concepción, encontrar manifestaciones de desmedidos fanatismos provoca incógnitas que buscan saber cómo pueden defenderse, de manera tan acérrima, planteamientos alejados de lo lógico.

Mayor atención se presta a ello que a cuestionarse algo, de relevancia, como es qué vivieron para considerar que solo unos pocos, entre los que están ellos, portan una verdad absoluta que el sistema se empeña en enterrar, manteniendo a la sociedad ignorante y engañada.

Nazis, terroristas, sectas… Son ejemplos comunes, resultando extremadamente difícil comprender los cánones que marcan o el modelo de sociedad al que aspiran. Separan a sus miembros de la realidad y, también, se enriquecen en el proceso.

Ejemplo. El titular de esta columna proviene de premisas que repite hasta aborrecer el influencer `Lladosfitness´, crítico de los mileuristas. A día de hoy, numerosas personas se han aislado socialmente siguiendo consejos de este “mentor”, al que pagan, mucho dinero, para ser llevados a una envidiable vida millonaria.

Ahora bien, ¿si tan complejo es concebir dichas ideas cómo llegaron a ser máximos fieles? En el por qué entran aspectos de la psicología de los grupos. La influencia social se basa en la intención individual o grupal de convencer para hacer aceptadas ideas o comportamientos, representando un modelo. El proceso de persuasión encuentra factores como la susceptibilidad y la presentación de argumentos favorables.

Relativo a esto, David Saavedra, autor de “Memorias de un exnazi”, ha explicado en entrevistas hechos que lo facilitan. Véanse adolescentes (o adultos) inseguros, que no terminan de encajar y buscan aceptación. Los grupos extremistas les muestran cuando se acercan que, si se han interesado por su causa, son parte de los elegidos. Les hacen sentirse queridos, ofreciéndoles el abrigo de su colectivo. Ahí, lanzadas las redes, el pez es atrapado. Aparecen los argumentos que “evidencian” estos razonamientos y que escuchan con atención. Progresivamente son embaucados junto a sus camaradas, pasando gradualmente de las ideas superficiales a esas que escapan a la sociedad ignorante de la verdad.

Extraño es encontrar, como se mencionaba, algún caso cerca, pero podría surgir que alguien querido experimente este proceso y el dolor de ver marchar a una persona importante es losa pesada.

Los radicalizados pueden hacer el camino de vuelta, caso de David Saavedra. Dependerá de su capacidad de reflexión, pero, para intentarlo, recomienda actuar con respeto y afecto. Mostrar curiosidad. Evitar apartar, ridiculizar y confrontar. Así, la guardia baja al no ser hostil el entorno. En conversaciones relajadas la mente se abre. Puede lograrse, aunque no se garantiza.

Ojalá la polarización que vivimos hoy no cruce esa línea. No llegar a un conflicto, real, por ideas exaltadas. No todo en la vida es blanco o negro, las tonalidades grises tienen grandes atractivos.

 

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