El pañal de Sergio (que ya no lleva), un obstáculo para su escolarización en Estepona

Publicado: 06/09/2024
Es la dura realidad de una madre trabajadora: dos hijos, dos colegios y una gran incertidumbre
Nunca antes que un niño de dos años lleve pañal había causado tantos problemas…

Luisa es una madre trabajadora de dos hijos y vecina de Estepona. Vive una situación que la ha llenado de angustia e incertidumbre. Su hijo Sergio, de 2,5 años, ha sido reubicado en un colegio distinto al de su hermana mayor, a pesar de haber solicitado plaza en el CEIP Gloria Fuertes, donde ella asiste. Para esta madre, la conciliación familiar se ha convertido en un desafío diario, y ahora enfrenta una decisión que jamás pensó que tendría que tomar: dejar a su hijo sin escolarizar tras ver rechazados todos sus recursos.

La historia de Sergio comienza cuando, a pesar de ser uno de los solicitantes con mayor puntuación para acceder al CEIP Gloria Fuertes, el colegio asignado finalmente fue el CEIP Simón Fernández, otro centro educativo de Estepona. Según Luisa, tras acudir al Gloria Fuertes para conocer los motivos de la decisión, le informaron que Sergio no había sido admitido en el centro solicitado debido a que aún llevaba pañal. El colegio argumentó que, al no contar con personal técnico de integración social (PTIS), no podían atender al niño adecuadamente.

¿POR QUÉ SE VALORÓ A SERGIO SI NO SE HACE A OTROS NIÑOS?

Cuando Sergio era solo un bebé de pocos meses, presentó algunos problemas de salud que motivaron su atención temprana, derivado desde la Seguridad Social, en la Asociación Aprona. Ese fue el motivo por el que el pequeño, en enero pasado, tuvo que pasar por una valoración por parte de Educación. “Pero mi hijo no tiene ninguna discapacidad ni necesidad especial”, asegura su madre.

Luisa  insiste en que Sergio ha evolucionado favorablemente. Con numerosos informes médicos que acreditan su progreso, Luisa sostiene que el hecho de que Sergio aún llevase pañal en el momento de la valoración no debería haber sido un factor determinante para denegarle la plaza en el colegio solicitado. Además, señala que es común que niños de su edad aún utilicen pañal, como ha podido comprobar en la guardería municipal a la que Sergio ha asistido con total normalidad. De hecho, en cuestión de días, logró enseñarle a usar el váter, algo que refuerza su convicción de que la decisión de no aceptarlo en el centro no es adecuada.

Pero la preocupación de Luisa no se limita a este aspecto. Al ser madre trabajadora, la separación de sus hijos en distintos colegios implica un gran desafío para la conciliación familiar. Tanto ella como su pareja trabajan, lo que hace imposible llevar y recoger a los dos niños a la misma hora en colegios diferentes. Ante esta situación, Luisa ha tomado la difícil decisión de renunciar a la plaza asignada en el CEIP Simón Fernández, preocupada por la falta de alternativas viables para atender las necesidades de su familia.

"Solo quiero que mis hijos vayan al mismo colegio. No entiendo por qué los separan cuando Sergio está bien y ha demostrado que puede ir al baño por sí solo", expresa Luisa con tristeza. A lo largo de estos meses, ha presentado varios recursos, pero todos han sido rechazados. A pesar de sus intentos por buscar una solución, Luisa se siente atrapada en un sistema burocrático que, según ella, no tiene en cuenta las circunstancias reales de su hijo.

LOS ARGUMENTOS DE LA JUNTA DE ANDALUCÍA

Desde la Delegación de Educación de la Junta de Andalucía, la versión oficial es diferente. La administración señala que la escolarización de Sergio debe producirse en un centro que cuente con los recursos necesarios para atenderlo, tal y como indica el dictamen elaborado a principios de año. Aunque la Consejería garantiza la atención adecuada para el niño, explican que no siempre es posible que esos recursos estén disponibles en el centro solicitado por las familias. En el caso de Sergio, aseguran que había un dictamen y que la falta de recursos en el CEIP Gloria Fuertes llevó a su reubicación en el CEIP Simón Fernández, que sí dispone de los medios necesarios para atenderlo.

Sin embargo, para Luisa, la falta de una nueva valoración que refleje la evolución de su hijo es uno de los mayores puntos de frustración. En mayo, acudió al equipo de orientación para solicitar una actualización del dictamen, ya que las circunstancias de Sergio habían cambiado, pero le informaron que estaba fuera de plazo y que debía solicitar la reapertura del expediente. A pesar de haber presentado la solicitud por escrito, aún no ha recibido respuesta alguna.

La delegación también aclara que la Junta no dota a cada centro de los recursos necesarios para cada alumno individualmente, ya que esto sería insostenible económicamente. En su lugar, el compromiso de la administración es escolarizar al niño en un centro que cuente con los recursos precisos para atender sus necesidades actuales, tal como establece el dictamen. Aunque no han ofrecido detalles específicos del dictamen de Sergio, afirman que no se trata solo de una cuestión de control de esfínteres, sino que hay otras circunstancias que requieren la asistencia de especialistas adicionales.

En este complejo escenario, Luisa se encuentra en un limbo. Aunque entiende la postura de la administración, le preocupa profundamente que su hijo no esté recibiendo el trato justo y adecuado. "No quiero que lo separen de su hermana. Ambos deberían estar en el mismo colegio, como cualquier familia normal", reclama.

Hasta ahora no ha querido hacer público el caso, confiada en que la administración pública iba a ocuparse del problema. Pero tras saber que ha rechazado el recurso, lleva “tres días llorando sin parar, porque no sé qué hacer. Es muy injusto lo que nos están haciendo”.

Ante la negativa a que sea admitido en el CEIP Gloria Fuertes, Luisa solicitó también que se reubicara a su hijo en el Colegio El Carmen, donde trabaja el abuelo del menor: “Así él podría llevarlo y traerlo, pero también nos han rechazado esa opción”.

Luisa ya ha perdido prácticamente todas las esperanzas de que su hijo pueda compartir el centro educativo con su hermana o sea reubicado en el colegio en el que trabaja su abuelo. Cualquiera de las dos opciones permitirían a su familia vivir una vida más equilibrada y conciliada.



 

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