Ya saben que, históricamente, el Guadalmedina ha sacado cada varios años las escrituras y reclamado lo que es suyo en forma de inundaciones
Ya hemos dicho aquí, innumerables veces, que una de las principales infraestructuras que Málaga necesita para avanzar es, sin duda, la recuperación del cauce del río Guadalmedina, su integración en la ciudad y adecentamiento. La última propuesta, que en realidad lleva años encima de la mesa, es su cubrición con los llamados puentes-plaza, generando enormes bulevares, lo que, en cualquier caso, no deja de ser un embovedamiento, un plan que, durante muchísimos años, se vio como el mejor aunque luego se desechara y se la calificara de solución antigua. Los ecologistas han solicitado una y otra vez la renaturalización del río y, mientras tirios y troyanos son incapaces de ponerse de acuerdo, la ciudad sigue presentando una cara difícilmente conciliable con el título de capital cultural del sur de España con ese cauce seco y sucio al que sólo dota de dignidad el ciudadano, bien jugando al fútbol en partidos que mueren cada día cuando el sol se pone bien en esos torneos de rap que llaman peleas de gallos y que tanto han enganchado a nuestra juventud a lo largo de los últimos años. Hay expertos que siguen manteniendo que la capacidad de desagüe del río es la que es y, por tanto, poco puede hacerse en él. Ya saben que, históricamente, el Guadalmedina ha sacado cada varios años las escrituras y reclamado lo que es suyo en forma de inundaciones, destrozos y, a veces, con pérdidas humanas. El río requiere una solución ya, consensuada entre todos los partidos políticos y con dinero de las principales administraciones, así como un proyecto que garantice a la vez la seguridad de los vecinos y la estética y encaje urbano de lo que se haga. Si algo se ha demostrado en los últimos años es que cuando los principales partidos malagueños se han puesto de acuerdo las cosas han ido mejor para la ciudad. No en vano, una política de pactos en Málaga relativa a aquellos asuntos que vertebran la sociedad civil es esencial si queremos ir definiendo la capital que queremos a lo largo de los próximos años, no sólo en este asunto, sino también en movilidad, política de aguas o en intervenciones referentes como el soterramiento del frente litoral o la extensión del Cercanías de Renfe a puntos como el PTA. Otra cosa es que haya dinero para todo lo que se quiere acometer en esta urbe. Habrá que verlo.