?Supernanny? se instala en Jerez
Los principales motivos de consulta son la agresividad, gritos, peleas y rabietas
Cada vez son más los menores que tienen problemas de conducta debido al nuevo contexto social. Las familias desestructuras, la ansiedad provocada por el paro o las largas jornadas laborales de los progenitores están favoreciendo los malos hábitos en los menores que, a modo de imitación, gritan, pelean y pasan la mayor parte del tiempo frente a la televisión.
El problema se hace insostenible en muchos hogares donde los padres no son capaces de controlar los “ataques” de sus hijos y buscan ayudas en profesionales que les indiquen como “reconducir la situación”. Es precisamente ahí donde entre en juego el papel de profesionales como María José del Río, psicóloga de dilatada experiencia, que acude a los domicilios de las familias y hace un trabajo de campo con los padres y los niños. La rutina de trabajo comienza con la visita, una visita en la que la psicóloga toma nota de las malas conductas, tanto en niños como padres, y da unas pautas para mejorar la situación. Los principales problemas con los que se suele encontrar la psicóloga son la agresividad contenida, los gritos, las rabietas y las peleas continuas. A juicio de María José del Río, la falta de cariño y atención por parte de los padres hace que los niños encuentren en estas conductas una manera de comunicarse. Es por este motivo por lo que los principales consejos de la profesional para los padres son “afecto, cariño y mucha paciencia”. Para la psicóloga es imprescindible que los padres les dediquen el mayor tiempo a los hijos “que salgan con ellos de paseo, que jueguen con ellos o que los impliquen en tareas diarias como hacer la compra”. Según María José del Río, siguiendo unas estrategias básicas “podemos conseguir que nuestros hijos mejoren la conducta”. Entre esas directrices destacan que el padre y la madre no discutan delante del niño, que se establezca una rutina diaria, que se marque claramente la diferencia entre lo que está bien y mal y que se controle la alimentación.
Las sesiones para mejorar la conducta de los menores son una vez a la semana y la “terapia” suele durar entre un mes o mes y medio. Las edades de los menores a los que se les tratan estas conductas van desde los dos años hasta los doce y las familias que suelen acudir a este tipo de profesionales son, sobre todo, de clase media.
Los expertos advierten que si no se reconduce la conducta de los menores a tiempo éstos pueden desarrollar actitudes sociópatas en la edad adulta que los conviertan en unos inadaptados y que los conduzcan a las drogas o la marginalidad. Es por esto por lo que aconsejan a los padres que tomen el camino de la atención y el refuerzo positivo para conseguir “los mejores resultados”.
El problema se hace insostenible en muchos hogares donde los padres no son capaces de controlar los “ataques” de sus hijos y buscan ayudas en profesionales que les indiquen como “reconducir la situación”. Es precisamente ahí donde entre en juego el papel de profesionales como María José del Río, psicóloga de dilatada experiencia, que acude a los domicilios de las familias y hace un trabajo de campo con los padres y los niños. La rutina de trabajo comienza con la visita, una visita en la que la psicóloga toma nota de las malas conductas, tanto en niños como padres, y da unas pautas para mejorar la situación. Los principales problemas con los que se suele encontrar la psicóloga son la agresividad contenida, los gritos, las rabietas y las peleas continuas. A juicio de María José del Río, la falta de cariño y atención por parte de los padres hace que los niños encuentren en estas conductas una manera de comunicarse. Es por este motivo por lo que los principales consejos de la profesional para los padres son “afecto, cariño y mucha paciencia”. Para la psicóloga es imprescindible que los padres les dediquen el mayor tiempo a los hijos “que salgan con ellos de paseo, que jueguen con ellos o que los impliquen en tareas diarias como hacer la compra”. Según María José del Río, siguiendo unas estrategias básicas “podemos conseguir que nuestros hijos mejoren la conducta”. Entre esas directrices destacan que el padre y la madre no discutan delante del niño, que se establezca una rutina diaria, que se marque claramente la diferencia entre lo que está bien y mal y que se controle la alimentación.
Las sesiones para mejorar la conducta de los menores son una vez a la semana y la “terapia” suele durar entre un mes o mes y medio. Las edades de los menores a los que se les tratan estas conductas van desde los dos años hasta los doce y las familias que suelen acudir a este tipo de profesionales son, sobre todo, de clase media.
Los expertos advierten que si no se reconduce la conducta de los menores a tiempo éstos pueden desarrollar actitudes sociópatas en la edad adulta que los conviertan en unos inadaptados y que los conduzcan a las drogas o la marginalidad. Es por esto por lo que aconsejan a los padres que tomen el camino de la atención y el refuerzo positivo para conseguir “los mejores resultados”.
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