Publicidad Ai
Publicidad Ai

Parricidio

He estado unos días de viaje y al volver me ha conmocionado realmente cuanto he leído sobre el supuesto parricido cometido en Dos Hermanas...

Publicidad AiPublicidad Ai
Publicidad Ai
Publicidad Ai
Publicidad AiPublicidad Ai Publicidad AiPublicidad Ai

He estado unos días de viaje y al volver me ha conmocionado realmente cuanto he leído sobre el supuesto parricidio cometido en Dos Hermanas. No puedo dejar de decir que he estado en un país de esos en que los hombres pasean con la cara descubierta y la mayoría de las mujeres van al menos con velo, cuando no absolutamente tapadas enfundadas en negros trajes, en los que como máximo se les ven los ojos y la boca. Y que me siento en ellos tremendamente incómodo. Pienso que hay que respetar cualquier credo, pero no puedo entender a estas alturas esas diferencias, como tampoco que en sus templos los hombres ocupen toda la parte delantera y las mujeres sólo recen desde la parte trasera tras unas celosías que las esconden.  No me puede caber en la cabeza, por muchas vueltas que le dé, esa divergencia de trato y que la misma se exija en nombre de la religión.

Pero, volviendo al parricidio, me impresiona tremendamente que sencillamente la esquizofrenia vuelva a estar en la base de un suceso de ese tipo y sigamos sin hacer nada para acabar con la forma en que viene tratándose ese problema en nuestra sociedad. Como saben quienes me conocen, hace unos años tuve que defender a una persona de una acusación de parricidio, y gracias a Dios fue absuelta por estimar el Jurado la existencia de legítima defensa y miedo insuperable. En ese caso, quien padecía la esquizofrenia fue quien falleció y mi defendido consiguió defender a su familia arriesgando su vida y para ello tuvo nada menos que atacar a su padre. Y encima tuvo que afrontar un mes de cárcel, una instrucción y un juicio que fueron durísimos. Eso es lo que hubiera pasado si el padre en este caso se hubiera podido defender y hubiera tenido nada menos que acabar con la vida de su hijo para evitar que lo matara a él y a toda la familia.

En esa manía de cambiar los nombres a las cosas, a esa enfermedad le quieren llamar trastorno bipolar, pero se trata de la esquizofrenia y respecto a ella cometemos un tremendo error si lo que hacemos es dejar que los enfermos se automediquen y no tomamos medidas de internamiento preventivas, que podrán repugnar todo lo que quieran a algunas técnicas modernas pero que son absolutamente necesarias para proteger al enfermo y para protegernos todos. Me parece que nuevamente en el fondo de una tragedia como esa se esconde la eliminación de los antiguos manicomios para resultar que sólo existen psiquiátricos en las cárceles y que no puede actuarse contra personas con esa enfermedad si previamente no cometen delitos de los que a su vez son exculpados por esas enfermedades. Lo que me parece es que quien está loca es esta sociedad y no puedo dejar de pensar en la tragedia de esos padres y esa hermana viendo a quien más querían enfermo y temiendo siempre porque sucediera algo, pues si al final de lo que depende que actúe correctamente una persona en ese estado es de que se tome él mismo su medicación siempre acabará no tomándola y sucediendo cosas como ésta. Por ello, tenemos que replantearnos seriamente el tratamiento de esos enfermos en beneficio de todos.

TE RECOMENDAMOS

ÚNETE A NUESTRO BOLETÍN