Una procesión, una esperanza

Y por un momento te imaginé entre las aguas y pensé. ¡Qué más da el poniente o el levante Madre mía! Si tus ‘cargadores’ te llevan con la misma ilusión y dulzura con la que te miman en esta tierra y si fuera preciso, así lo harían hasta llevarte al Cielo.

  • El campanario del Santo Cristo -

En la procesión del Corpus Christi  de hoy a la que le dediqué mi artículo la semana pasada. Saldrá como de costumbre, la Virgen del Carmen acompañando al Santísimo. Pero además de esta tradicional salida, siempre he soñado que el 16 de Julio, festividad de su onomástica, es el día más apropiado para su salida procesional después de su novena, coincidiendo con la feria que ahora lleva su nombre: la Feria del Carmen y de la Sal, igual que lo hacía en el pasado, cuando era -La Velada del Carmen- que se celebraba en el Parque Almirante Laulhé y duraba desde el día16 al 25  día  de Santiago.

Sin embargo, bien es verdad que el 12 de Octubre de 1951 -fecha de su coronación- fue una de las jornadas más gloriosas que La Isla vivió en el transcurso de su  historia, porque hasta entonces, no se conocía otra efeméride de carácter eclesial de tamaña proporción, en este bendito pedazo de tierra de apenas 30 kilómetros cuadrados, tan vinculado al mar y a su celestial Patrona como la que protagonizó -la Coronación Canónica- de esta advocación mariana, probablemente una de las más extendidas y conocidas en el mundo junto a la del Rosario.

Y en nuestro particular y exclusivo caso, por su nombramiento como Alcaldesa y Patrona de la Ciudad, de la Marina de la Armada Española, de la Mercante,  de la de Pesca. Y de todos los Navegantes, que sin distinción alguna, surcan  los mares y los océanos de este mundo. 

¡Sí de todos los navegantes! Porque así navegó Ella sin descanso alguno convertida en -la Estrella de los Mares- amparando bajo su manto protector a los marinos, a los náufragos y a todos los que navegan por esos mares y océanos inmensos, que envuelve al universo entero, a veces tempestuoso y revuelto, a veces calmo y sereno. Y una vez sus corrientes impetuosas quisieron llegar a buen puerto, y bañaron nuestras costas, y sus  aguas azules inundaron nuestros caños y esteros. Y como si adivinaran su destino, a través de ellos trajeron a esta Isla, a la Madre del Cielo.
Y para conmemorar ese Aniversario de su Coronación Canónica, se le viene dedicando cada año, creo que durante dos decenios, solemnes triduos, que culminan con la devota procesión en su honor, coincidiendo con otro día grande y significativo -el de la Virgen del Pilar y el de la Hispanidad- que recuerda su Coronación y donde el mar vuelve a cobrar su protagonismo señalando la ruta de un nuevo Continente y de un nuevo Mundo. Y es que la Virgen del Carmen y el mar o el mar y la Virgen del Carmen, no pueden separarse. Porque juntos, constituyen una fuente de recursos no exentos de sacrificios, pero también de  riquezas y esperanzas.

¡Sí, de esperanza para que tu claustro permanezca más horas abierto y así tus fieles puedan visitarte más tiempo!  ¡Sí, de esperanza! porque en mis sueños te he visto  -Virgen Santísima del Carmelo- cuando recorre nuestras calles y te encuentras con tu pueblo.

Sí, he visto también cómo camina Tú y cómo camina tu pueblo. Y en tu caminar, en tu lento caminar, con tus pasitos cortos, majestuosos, elegantes, serenos, cual si fuera una de esas barquillas que faenan en los caños buscando el  sustento diario. He contemplado cómo en tus ‘balanceos’ los rizos de tu pelo se mueven sobre tu cara bonita con el vaivén de las olas, que provocan en esta tierra los vientos  de poniente o los de levante.

Y por un momento te imaginé entre las aguas y pensé. ¡Qué más da el poniente o el levante Madre mía! Si tus ‘cargadores’ te llevan  con la misma ilusión y dulzura con la que te miman en esta tierra y si fuera preciso,  así lo harían hasta llevarte al Cielo.

Pero cuando desperté de mi sueño y abrí los ojos me colmé de alegría, porque pude comprobar que no era Octubre sino Julio. Y me fijé de nuevo en tu rostro y en tus ojos. Y aunque en ellos vi  que me hacía un guiño de complicidad, adiviné también una preocupación que compartí contigo -Era 16 de Julio de 2015- han pasado muchos años  y los tiempos ya no son los mismos ni las costumbres tampoco. Se ha producido un cambio en la mentalidad de muchas personas y ahora ésta y otras muchas cosas se ven y se disfrutan de otra manera, que son respetables naturalmente, porque se llaman: descanso, vacaciones, ocio, diversión, verano, sol y calor.  Y las gentes todavía en la playa. Y la procesión escasamente acompañada en su salida y en sus horas más tempranas. Y tal vez más arropada en las horas postreras de la recogida.

Y reflexionando, tampoco supe  a ciencia cierta de la suerte de la procesión marítima ni de la de Octubre. Entonces entendí la preocupación que vi en tu rostro y lo que puede ocurrir ese día. Aunque queda la esperanza de la participación numerosa de los más fieles y devotos de tus seguidores…   Inmediatamente me uní a Ti y elevé una oración… Dios te Salve.. María….

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