Hablillas

Ahora la del escorpión

Al sacarlo del envoltorio y vaciar el embalaje metió la mano para comprobar el interior, notando un pinchazo en uno de los dedos.

Publicado: 27/09/2020 ·
22:27
· Actualizado: 27/09/2020 · 22:27
Autor

Adelaida Bordés Benítez

Adelaida Bordés es académica de San Romualdo. Miembro de las tertulias Río Arillo y Rayuela. Escribe en Pléyade y Speculum

Hablillas

Hablillas, según palabras de la propia autora,

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Y no crea, estimado lector, que estos renglones tiene relación con la de la semana anterior. La actualidad manda y del felino pasamos a un bicho con ganas de viajar para acaparar la atención de telespectadores y oyentes.

Las compras por Internet hace tiempo que se vienen realizando por comodidad. Lo aseguran los usuarios: ven, seleccionan, abonan y esperan el envío. El confinamiento ha venido a afianzar una costumbre ya impuesta por la modernidad, también utilizada por los mayores. Pero como hay de todo, el adicto o el proclive a pasar su tiempo entre tiendas on line, acaba picando, en este caso real y oportunamente. Una usuaria compró un bolso a través de la gran compañía china y al recibirlo le extrañó su rapidez, ya que los pedidos suelen tardar varias semanas.

Al sacarlo del envoltorio y vaciar el embalaje metió la mano para comprobar el interior, notando un pinchazo en uno de los dedos. Al ver el escorpión, dijo la chica, sufrí un ataque de nervios. Ciertamente, nadie espera encontrar un bicho en una compra, quizás una mosca muerta, un trozo de hilo o un alfiler sin cabeza pero nada más. El caso da para pensar, primero, en las condiciones de trabajo en estas compañías, la cadena de embalado, la seguridad de los trabajadores. De inmediato la mente enlaza con esos videos dantescos sobre fabricación en los primeros días del WhatsApp, cuando la novelería saturó el teléfono agotando la memoria, con el consiguiente aumento en la cuota hasta la aparición de la tarifa plana.

Si comparamos, la forma no ha variado, pero volviendo al escorpión y al susto de la chica, afortunadamente le tocó el menos peligroso, le aseguraron en el hospital al darle el tratamiento. La noticia la convirtió en el centro de atención, con llamadas desde emisoras de radio. Una de ellas, seguro la hizo sentir abrumada, sin embargo, semejante incomodidad se agravó al ser interrumpida tantas veces por imperativos del tiempo o cuando soltaron la interjección de pena por la muerte del bicho, metido en alcohol como prueba para la vista, ya que ha puesto una denuncia ante la negación a cooperar por parte de la compañía. El oyente entendió el hecho como una forma de equilibrar y canalizar la presión por otras noticias, pues olvidamos o ignoramos lo mucho que se sufre ante un micrófono.

Vivimos tiempos convulsos y noticias como esta del escorpión, la del día del pintalabios o la de la pantera de la semana pasada vienen a dar un poco de aire mostrando que la actualidad no sólo tiene aristas.

 

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