El jardín de Bomarzo

De obras en la casa

Tan nocivo para un líder político puede resultar el exceso de exposición y el ego como el estar rodeado de un grupo interesado de los que le ríen las gracias

Publicado: 18/06/2021 ·
11:52
· Actualizado: 18/06/2021 · 11:52
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Bomarzo

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Tan nocivo para un líder político puede resultar el exceso de exposición y el ego desmedido como el estar rodeado de un grupo interesado de los que le ríen las gracias a dentellada limpia y es incapaz de hacerle ver nada malo y, con ello, dan brillo a algo tan pernicioso como es la soberbia. La soberbia en política cotiza muy a la baja porque es muy difícil de camuflar y pese a que la embadurnes de amabilidad el electorado la huele de lejos; aunque bajes a un gatito de un árbol acariciándole el cogote o ayudes a un minusválido a subir una acera el tufo te persigue. Con la soberbia camuflada el líder confundido termina por creer que tiene alas esbeltas y que puede saltar al vacío porque le soportarán el peso y volará, si bien la realidad es tozuda y dice que la soberbia pesa más que el aire y que en realidad ese salto al abismo se topará al final con el duro asfalto de abajo. Ni el candidato ni su entorno quisieron ver los indicadores que señalaban peligro, tampoco entender que los liderazgos en política son efímeros, cambian por cualquier cosa como lo hace el viento de poniente a levante y los errores cometidos por imprudencias o impulsos desmedidos se suelen pagar caros.

Susana Díaz ha hecho mucho ruido a lo largo de su trayectoria política y este pasado domingo todo él se le volvió en contra: ha perdido el 52 por ciento de los apoyos de la base socialista andaluza porque de los cerca de 25.000 militantes que la votaron hace cuatro años solo 12.127 lo hicieron este domingo, por no hablar de los cerca de 400.000 mil votos que cedió en las últimas autonómicas con respecto a las anteriores. Indicadores claros -no solo las encuestas- de que tu tiempo pasó y es lastimoso que una líder con el potencial suyo que estuvo cerca de liderar el PSOE nacional y optar a la presidencia del Gobierno termine derrotada de este modo y arrinconada tras una secretaría general a la que debió renunciar por dignidad la misma noche del domingo y evitar que todos se lo reclamen, tanto a nivel público como en privado; lo hace para negociar con la última carta que le queda e intenta evitar que el destrozo a su entorno, ese mismo que ha saltado al vacío con ella, sea mayor. El domingo fue noche de cristales rotos y, bien es cierto, muchos se cobraron una vendetta largamente planeada, quizás ese ha sido otro de los grandes defectos de la sevillana al echarse a tanto enemigo enfrente y quedarse solo con un grupito a su alrededor que en estos últimos años, porque la conocen, le han dicho de todo menos la verdad. Y la verdad es lo que el domingo los militantes libremente votaron.

A partir de ahí el PSOE-A afronta ahora el reto de la recomposición, bien es cierto que quizás menos traumático de lo que parecía porque de ese 38 por ciento que votaron a Díaz este domingo a saber cuántos ya se han pasado al bando ganador porque el partido en su mayoría participa de la cultura interna de alinearse tras el poder. Gabriel Cruz, alcalde de Huelva, es un ejemplo: no se posicionó en campaña porque lo suyo es mantenerse de perfil, dio su apoyo y toda su agrupación también a Susana Díaz muy al final y ya habla de "un nuevo escenario" y de apoyo incondicional al nuevo líder. Y como él, muchos. Otros no podrán, como es el entorno más cercano de Díaz como Jiménez Barrios, Cornejo, Fiscal o López Gil, que estos días negocian con el equipo de Espadas, Ángeles Férriz, María Márquez y Gerardo Sánchez, las condiciones de la rendición y, se traslada, "son asumibles": Díaz ya no estará en la sesión parlamentaria de la próxima semana y es evidente que abandonará la secretaría general, así como la presidencia del grupo que asumirá o Espadas o Férriz, así como que habrá cambio de portavoz -ahora es Fiscal- y de secretario general del grupo -ahora es Rodrigo Sánchez Haro-. Espadas y Díaz cerrarán estas cosas una vez que el alcalde de Sevilla, que permanecerá en ese cargo todo lo que pueda, ha regresado de París y convoque a los líderes andaluces que le han prestado un apoyo fundamental para ganar esta contienda. Caso de Jaén, caso de Cádiz, también de Huelva. A Díaz, por cierto, le costó asumir los números la noche del domingo y tardó más de una hora en comparecer, dolida obviamente por el resultado de Andalucía y de algunas provincias, pero tremendamente decepcionada por la derrota en Sevilla, su feudo, su provincia, donde al descubierto han quedado ella tanto como Villalobos o Verónica Pérez -aquella frente a Ferraz del "partido soy yo..."-.

Pedro Sánchez también ha respirado, de hecho los últimos días su preocupación era grande porque la conoce y por eso envió a emisarios a Andalucía como Iván Redondo y otros, que han estado contando, recontando, llamando y, en definitiva, empujando para evitar un problema andaluz en su congreso nacional de octubre en el caso de que Susana Díaz hubiese ganado y le hubiese puesto en contra a la federación más grande del país, Andalucía, y es que aquí todo el mundo hace sus cuentas en clave orgánica porque de ello depende lo demás. Ahora con Espadas esa cuestión está resuelta.

Cuestión distinta es cómo el sevillano manejará los hilos orgánicos de un partido que respira con latido propio teniendo en cuenta que sus virtudes, a diferencia de Díaz, no son precisamente el manejo del partido, donde líderes como Paco Reyes en Jaén o Irene García en Cádiz van a exigir sus cuotas de participación tras haber puesto sobre la mesa los resultados más contundentes en favor de Espadas. Y si en Jaén puede haber ya cierto recelo -solo cierto- por el protagonismo de Ángeles Férriz sobre Paco Reyes, que hasta ahora se han manejado como un dúo unido pero liderado por el veterano político de Bedmar y Férriz es mujer de carácter y se postula como la número dos del PSOE andaluz -fiel a "su" Paco siempre-, en Cádiz hacen cuentas a ver quién ha puesto más votos en las alforjas de Espadas y las hacen en clave congreso provincial para quien sabe si unir contra la actual secretaria general, que vigila al susanismo suelto gaditano ante la posibilidad de UTEs interesadas. Pero para eso aún queda, algunos hacen cuentas ya, pero queda.

Mientras que el Huelva María Eugenia Limón y María Márquez consolidan su liderazgo y en Granada Pepe Entrena aguantó por los pelos, Sevilla será un hervidero los próximos meses porque los cambios son inevitables y Fernando Villalobos, esta vez sí, tendrá que afrontar el camino irreversible del retiro y hacerlo más pronto que tarde, tal vez ahora le exijan aquello acordado de abandonar la presidencia tras los dos primeros años de mandato y que él asegura nunca se llegó a plantear.

Todo ello en un escenario autonómico dominado por el PP y por un Juanma Moreno Bonilla subido en lo más alto de la ola haciendo surfing a lo largo y ancho del litoral andaluz, viajando a Madrid y prometiendo esta misma semana a Sánchez que no convocará elecciones este año. Para respiro de Espadas, que necesita tiempo y energía para organizar obras en la casa del pueblo, modernizar mobiliario y establecer la nueva jerarquía interna. Cuando le den las llaves.

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