El cementerio municipal San Miguel se ha convertido estos días en una fiesta desde el punto de vista de la multitud que ha visitado el recinto para adecentar los lugares donde descansan los restos mortales de sus seres queridos. Trabajos de pintura, de limpieza, de arreglo de algún desperfecto... Todas las familias se afanan para el día grande de los difuntos, para este 1 de noviembre que ha convertido el camposanto municipal en el sito más visitado y honrado.


A los trabajos particulares de las familias se suman los que realiza el Ayuntamiento mediante recursos propios y con la ayuda de la mano de obra procedente del Plan de Inserción Laboral de Arcos (PILA). De momento, el Consistorio acaba de construir 175 nuevos nichos ante la manifiesta falta de espacio en el camposanto, aunque la tendencia de los últimos tiempos es incinerar los restos de los fallecidos. Aun así, hay quienes desean depositar las cenizas de sus seres queridos en el cementerio, de ahí que también el Ayuntamiento venga trabajando en la creación de un espacio específico para la instalación de columbarios.

Sin embargo, y ante esa evidente falta de espacio, en breve comenzará la construcción de una nueva hilera de nichos, aunque el propósito municipal va mucho más allá, pues se encuentra en estudio la adquisición de nuevos terrenos aledaños al cementerio con vistas a su ampliación. Como proyecto más ambicioso, y según expresó durante su visita al lugar el propio alcalde de la ciudad, José Luis Núñez, no estaría de más estudiar la construcción de un nuevo cementerio con el que cubrir las expectativas a largo plazo.

Si bien hace unos años se habló como posibilidad para ampliar el cementerio de utilizar unos terrenos situados junto al parque empresarial El Peral, el alcalde admitió que habrá que negociar con los propietarios esa posible solución, aunque la empresa “se hace cuesta arriba” por el elevado coste económico del proyecto. Otra solución, no obstante, podría ser la construcción de un cementerio mancomunado que pudiera aliviar la falta de espacio que también, al parecer, sufren otros municipios de la comarca. Sin embargo, el alcalde encuentra en esta opción más inconvenientes, pues un cementerio mancomunado supondría una nueva gestión y un nuevo concepto del servicio.

Todo queda a expensas de los estudios técnicos que se puedan llevar a cabo desde el Ayuntamiento para encontrar una solución.
 

Núñez quiso agradecer el decoro que está manifestando el cementerio estos días gracias a las labores particulares, así como también agradeció el trabajo de los operarios de distintas delegaciones que se vienen implicando de forma especial en los trabajos; más de 20 empleados públicos. Igualmente, la Policía Local ha desplazado extraordinariamente a sus efectivos a la entrada del cementerio para controlar la avalancha humana e impedir los habituales embotellamientos de vehículos que se produce en los alrededores del camposanto.
El regidor también dejó constancia del buen tiempo meteorológico que durante las últimas semanas ha permitido al Ayuntamiento realizar estos trabajos, ya que el año pasado, debido a las fuertes precipitaciones del puente festivo de Todos los Santos, no se pudieron llevar a cabo las labores de adecentamiento del cementerio.

La visita institucional al cementerio sirvió para manifestar los actos vandálicos contra las paredes del camposanto, que en algunas partes han sido pintadas con graffittis; una imagen que ciertamente contrasta con la pulcritud que las familias intentan dar al cementerio por razones obvias. Núñez pidió sobre el terreno a esas persona que pintan en fachadas públicas que abandonen esa costumbre porque, además de afear zonas que son de todos los arcenses, provocan un gasto extraordinario al Ayuntamiento, tanto en materiales como en mano de obra; un dinero que bien querría el Gobierno municipal para otras necesidades de la ciudad.

Para la ocasión, el alcalde tuvo palabras de dolor para el joven que perdió la vida el fin de semana, probablemente tras sobrevenirle un infarto, mientras permanecía divirtiéndose en una fiesta junto a sus amigos. El joven en cuestión, de tan sólo 30 años, ya ha sido cristianamente enterrado en medio de la lógica consternación que ha embargado a familiares y amigos.