Arcos

Una mirada de cien años

El escritor Rafael Castro presenta hoy su segunda novela ‘Pisando barro’, una obra inspirada en la España del último siglo

Publicidad AiPublicidad Ai Publicidad Ai
Publicidad AiPublicidad AiPublicidad Ai
Publicidad Ai
Publicidad Ai Publicidad Ai
  • Rafael Castro Cotrino. -

Rafael Castro Cotrino es uno de esos vecinos de Arcos a los que les ha llegado el sosiego de la jubilación, y con ello un preciado tiempo para cultivar vocaciones. En su caso, escribir parece una necesidad vital más allá de una forma de emplear el tiempo. Habla de 300, 400 o 500 hojas llenas de palabras como el que fríe un huevo, como si escribir fuera sencillo. Nada más lejos de la realidad. Sin embargo, no hace mucho, en 2014, ya nos sorprendió con ‘Tiempos raros’, su primer libro, ambientado en el Cádiz actual y que trata uno de los grandes dramas de nuestra época: los malos tratos en el seno del matrimonio.

Ahora, casi cuatro años después, Rafael Castro demuestra que no es uno de esos escritores cuya obra se queda en un libro, para sorprendernos con ‘Pisando barro’ (Ediciones en Huida, 2018), su segunda novela que será presentada precisamente este viernes en la capilla de La Misericordia por su amiga poeta y escritora Pepa Caro.

En ‘Pisando barro’, Rafael recurre a su carácter reflexivo y observador para, en cierto modo, describir la España de los últimos cien años. Su novela parte de principios del siglo XX, para narrar el paso de una sociedad rural a una que cambió definitivamente con la transición política. La figura matriarcal cobra especial importancia en esta obra, con mujeres de distinta condición, de diferente perfil, pero siempre imprescindibles en la humanidad y en la familia como núcleo social; desde la criada que trabaja para subsistir hasta el ama de casa recatada y entregada por completo a su marido e hijos, pasando por la amante sensual y por la prostituta a la que se le cierran otras puertas para sobrevivir en un mundo de hegemonía masculina. Pero también el hombre está presente en este ‘Pisando barro’, hombres antipáticos, simpáticos, más o menos humanos, con sus defectos y virtudes; sencillamente, hombres.  Es la historia de tres generaciones hasta nuestros días. Sin embargo, esa historia encuentra su fin en los años noventa, coincidiendo con la Expo 92.

A diferencia de su anterior trabajo, Rafael Castro no ha querido dibujar un pueblo o una ciudad en concreto, sino a cualquier pueblo o ciudad de España, como tampoco ha querido imprimir a su obra un carácter autobiográfico. No obstante, también está presente el legado paterno, el de un hombre estrechamente vinculado al campo, a la hora de describir, por ejemplo, el ritual de la matanza. “Son cosas que uno ha vivido y que tiene su reflejo en el libro; luego, uno lo adorna de algún modo con la imaginación”.


Rafael Castro admite que en este repaso histórico pasa de puntillas por la Guerra Civil, y no por no entrar en polémicas, sino por centrarse más en los cambios sociales vividos, teniendo en cuenta que fue con el fin de la dictadura de Franco cuando España entró en la modernidad. Rafael, que nació a finales de 1949, es un niño de la postguerra y, como tal, no puede guardar un recuerdo de su país que no esté ligado a la pobreza y a la miseria, a la represión y a una sociedad en blanco y negro.
A pesar de ser una novela realista, ‘Pisando barro’ se funde en ocasiones con la ficción, sin por ello dejar de ser un fiel reflejo del tiempo vivido.

TE RECOMENDAMOS

ÚNETE A NUESTRO BOLETÍN