Arcos

Antonio Hernández conquista el XVIII Premio ‘Teresa de Ávila’

Uno de los galardones más prestigiosos del mundo de las letras

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  • Antonio Hernández, uno de nuestros poetas más sobresalientes. -

 De Antonio Hernández Ramírez (Arcos, 1943) uno se lo puede esperar todo a estas alturas. Por eso, que haya obtenido el Premio de las Letras ‘Teresa de Ávila’ no nos puede sorprender, solo alegrarnos; congratularnos por tan buena noticia que sin duda hace homenaje no a una obra ganadora, sino a un idilio en toda regla con la poesía mantenido ya en más de cinco décadas.

No obstante, el premio viene a aumentar el palmarés del escritor de Arcos, en la parte metálica con 10.000 euros que retirará en la ceremonia anunciada en la capital de Santa Teresa el próximo 13 de octubre.

El pasado viernes 11 de septiembre recibía con orgullo el premio de esta XVIII edición del ‘Teresa de Ávila’, que ya gozaron otros insignes escritores como Leopoldo de Luis, Juan Gelman, Fernando Arrabal o Juan Mayorga. La poeta y miembro del jurado, Raquel Lanseros dice del arcense que es “emblema de la Generación de los 60 y precursor dentro de muchas corrientes poéticas”; “Una figura emblemática para las generaciones posteriores, pues se trata de un poeta muy polifacético dentro de los géneros literarios -también es ensayista y novelista-, que en la poesía bebe de las fuentes directas de Luis Rosales, que preconizó la poesía total, una manera de entender este género como inserto en el canal del conocimiento humano de una manera transversal y por lo tanto entrelazada con otras disciplinas artísticas y humanas como el cine, el periodismo o la ciencia, inaugurando el mundo del futuro en el que unas disciplinas beben de las otras”. El también miembro del jurado José María Muñoz Quirós explica de Antonio Hernández que “es un buenísimo narrador y un gran crítico literario, además de buen folclorista, pues ama el folclore andaluz”.

Cabe recordar que Antonio Hernández fue Premio de la Crítica en 1994 y 2014, Nacional de Poesía, Premio del Centenario del Círculo de Bellas Artes de Madrid y Premio Andalucía de Novela, entre otros muchos.

De su amiga Pepa Caro
A propósito del reconocimiento, muchos han sido los amigos y admiradores del escritor que lo han felicitado estos días. La poeta amiga Pepa Caro escribe: “Hace pocos días supimos con gran alegría, que el Premio Nacional de las Letras “Teresa de Ávila”, patrona de los escritores, había sido otorgado a un poeta andaluz, hijo predilecto de su ciudad, Arcos de la Frontera, por unanimidad del jurado y cuya candidatura fue propuesta por la Universidad de Sevilla.
Este premio viene a reconocer la trayectoria de un escritor que tiene prestigio en el mundo de las letras, reconocido en el ámbito académico, artístico y por sus no pocos lectores.

Antonio, que ha sido dos veces Premio Nacional de la Crítica y Premio Nacional de poesía, es un escritor polifacético, versátil e incluso vanguardista, narrador, crítico, articulista en prensa, es hoy por hoy uno de los grandes representantes de la poesía andaluza.

Yo tenía diecisiete años cuando compré mi primer libro en la librería de Pérez, la librería que estaba en la Corredera y que tenía siempre los libros de todos los escritores de Arcos. Desde entonces lo seguí con interés, hasta que pude conocerlo a través de Laura y de Marcelino, mis amigos y sobrinos de Antonio.
Con el tiempo, hemos compartido muchas vivencias y profundizado en la amistad y en la poesía, he seguido leyendo su obra y presentando libros suyos cuando me lo ha pedido, y he encontrado siempre un aliado en él para conseguir que, en Arcos, la poesía esté presente en eventos de calidad. Aún recuerdo los primeros años en los que el premio de la Crítica de Andalucía, por empeño de Antonio, se estuvieron fallando en Arcos, primero con el mecenazgo de José Antonio Roldán, que ponía a disposición de los escritores sus hoteles y restaurante para alojar a los escritores, luego con la colaboración del Ayuntamiento y la Delegación Provincial de Cultura.

En los años en que me eligieron Alcaldesa, Antonio me ayudó a organizar las Jornadas sobre Julio Mariscal con poetas de reconocido prestigio, esas jornadas fueron el origen de los “noviembres literarios”.

Quiero decir con estos recuerdos, que, aunque Antonio Hernández se fue a Madrid muy joven, siempre ha vuelto con el corazón lleno de esta geografía lírica que lo remite a su infancia, a su familia y amigos.

Ahora prepara nuevos proyectos, y en breve presentará su libro: “26 poemas de amor y una canción de madrugada”, una recopilación de sus poemas de amor, dedicados a Mari luz Hidalgo, su mujer.

El 13 de octubre, en el Auditorio de San Francisco, recogerá de manos del Alcalde de la ciudad de Ávila el Premio Nacional de las Letras “Teresa de Ávila”, ayer me decía por teléfono, que feliz y satisfecho por este nuevo reconocimiento.

¡Enhorabuena Antonio, en nombre de tus paisanos y amigos!”.

El también escritor arcense Abraham Guerrero dedica estas palabras al poeta galardonado, con el siguiente artículo que titula 'Antonio Hernández'

"Arcos hay buenos escritores. Esta afirmación es lo que suelo responder cuando alguien se extraña, en un recital o un festival poético al que me hayan invitado, de que provenga de Arcos. Parece mentira que tengamos que aclararlo, es decir, que aún la gente crea que la literatura es un arte que está ligada a la urbe, como si la ciudad hiciera a la población más docta o como si los escritores todavía tuvieran que portar anteojos y capa. Después de la afirmación siempre aporto algunos nombres, Pedro Sevilla, Julio Mariscal, Pepa Caro, M.ª Jesús Ortega, Jorge de Arco, Carlos Murciano o Antonio Hernández, y con este último se me enciende el nervio. No es una cuestión de preferencias, si he de ser sincero, los autores que más he leído han sido Mariscal y Pedro Sevilla, pero cuando descubrí la obra de Antonio Hernández, o mejor dicho, cuando leí por primera vez Nueva York después de muerto, comprendí que estaba ante un escritor excepcional, y comencé a indagarlo. En una entrevista concedida a Canal Sur, no recuerdo el año, Antonio Hernández recibió una pregunta que olía a lo mismo que os contaba al inicio del artículo, era algo así como que debían de estar muy contentos en el pueblo de tener a un escritor tan laureado, a lo que el arcense contestó con naturalidad que «probablemente no era ni el mejor escritor de su pueblo», naturalidad que hoy en día comprendo, pues intuyo que ha sido una pregunta que ha contestado muchas veces.

Sin embargo, el tiempo ha dado la razón al periodista, pues es cierto que debemos de sentirnos muy orgullosos en Arcos de la Frontera de tener a un escritor de la envergadura de Hernández. En su trayectoria, entre otros premios, destacan un premio Adonáis, el Premio del Centenario del Círculo de Bellas Artes, dos Premios Nacional de la Crítica o un Premio Nacional de Poesía. Si alguien piensa que todo se paró ahí, que la carrera de Antonio Hernández ya había topado con todo lo ganable, aparece hace poco la noticia de que le han concedido el XVIII Premio de las Letras Teresa de Ávila, galardón que se concede a un escritor con una trayectoria extensa y memorable. Premian así una de las aspiraciones del propio escritor, que siempre ha mostrado afán por ser reconocido como un escritor total, no solo vinculado a la poesía como comúnmente se piensa, porque si bien es cierto que es en este género donde más se ha proliferado y donde mejor ha sellado (a mi modo de ver) su impronta, no menos elogio han de recibir obras como El Betis, la marcha verde (debilidad de este lector) o Raigosa ha muerto ¡viva el rey!, donde cultiva la picaresca, la ironía y el sentido del humor haciendo alarde de una de las vertientes tradicionales de nuestra literatura. Pero más allá de premios, que siempre levantan suspicacias, debemos apreciar que haya sido el artífice de uno de los mejores poemarios de los últimos tiempos, como ha sido Nueva York después de muerto, que conforma una trilogía con dos obras que han alcanzado la cima dentro de la Historia de nuestra Literatura, como son Poeta en Nueva York o La casa encendida.

Lo he conocido poco, solo he tenido ocasión de estar una vez con él. Me sorprendió, detrás de esa voz temblorosa acuciada por los años, que desbordara tantas anécdotas y tanta lucidez. Además, me ofreció una personalidad desbordante, ácida, rebosante de sentido del humor, características propias de las obras antes mencionadas. Se mostró asimismo, a pesar del paso de los años, como un lector voraz. Esta última apreciación me recordó a un pasaje de la ya citada Nueva York después de muerto, en el que Luis Rosales, después de que la Junta de Andalucía se hubiera llevado todos sus libros, le pide que le llevara algunos más, pues sin libros había perdido su vida, y él accedía a su petición inmediatamente. Disfrazándome en este artículo de Luis Rosales, hago la misma petición a Antonio. Que nos traiga más libros, que su literatura nos inunde".

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