“Es necesario supervisar el uso de la reforma laboral”

Publicado: 06/10/2012
Félix Mario Muñoz, decano-presidente del Colegio de Economistas de Cádiz, cree que la duplicidad de funciones, el despilfarro y la falta de previsión del gasto son algunas de las razones apuntadas por los economistas como desencadentes de la crisis
El Ilustre Colegio de Economistas de Cádiz aglutina a casi 500 profesionales en el ámbito provincial de su competencia geográfica y Félix Mario Muñoz García es su Decano-Presidente desde el año 2006. El Colegio de Economistas de Cádiz tiene 26 años de antigüedad y es uno de las agrupaciones profesionales más dinámicas de la provincia en la organización, tanto de actividades profesionales y formativas, como de actos de servicio público dirigidos a la sociedad..

—¿Qué análisis hace de la situación económica del país y de la provincia en concreto?
—En el momento actual nos encontramos ante una situación de incertidumbre motivada por la aplicación pendiente de acuerdos adoptados en el seno de la Unión Europea sobre los que se trabaja para realizar su implementación. Estas medidas serán fundamentales para garantizar la estabilidad de la zona euro. España como miembro de peso de la Unión no es ajena a la incertidumbre que genera este proceso de espera, tras haber tomado medidas de gran calado para poder afrontar con garantías el proceso de consolidación e incorporarse al posterior proceso de recuperación.
La desconfianza generada por esta incertidumbre, así como el lógico proceso de adaptación a los cambios aplicados, afecta a nuestro desarrollo económico. En el caso de nuestra provincia esta situación no viene sino a agravar un entorno económico debilitado por la falta de inversión privada y por el desmantelamiento progresivo de la existente que venimos sufriendo desde el inicio de la crisis.


—¿Hay que plantearse en estos momentos lo que es prioritario para una sociedad y obviar todo aquello que suponga un gasto fuera de lo estrictamente necesario?
—Creo que el planteamiento de esta cuestión no es un debate actual sino que debería haberse planteado anteriormente. En estos momentos el cumplimiento del objetivo de déficit nos obliga a ajustar las partidas de gastos de servicios básicos, como es el caso de la Sanidad y la Educación, y prescindir de gastos superfluos en la situación actual que en otros tiempos podíamos permitirnos.
La reflexión que plantearía, bajo la experiencia del pasado y como aprendizaje para el futuro, es que la gestión del gasto y su aplicación debe de analizarse bajo la premisa de su posible sostenibilidad ante variaciones en la situación económica. De no ser así, el resultado es el actual, donde los ciudadanos se ven desprotegidos ante la retirada de la financiación pública a ciertos servicios y prestaciones, que han demostrado que sólo podían concederse bajo condiciones de bonanza económica.


—¿El nuevo orden de prioridades  podría conllevar un cambio en el sistema político actual, y en la configuración del Estado?
—Es innegable que las unidades de gasto de nuestra economía superan con creces las posibilidades de la misma. Las desviaciones en el objetivo del déficit devienen principalmente de las Comunidades Autónomas y corporaciones locales; éstas han sido las primeras damnificadas por el fondo de liquidez. La duplicidad de funciones y competencias han generado una ineficiencia del sector público que ha tenido graves consecuencias para nuestra economía. En la actualidad, más que nunca, los principios democráticos de colaboración entre partidos políticos, Gobierno y entes territoriales deben de estar más vigentes que nunca para remar todos en una misma dirección.

—¿Peligran las autonomías?
—No creo que esa sea el término adecuado ni necesario ante esta situación, pero debemos de ser conscientes que nuestro sistema autonómico fue regulado hace cuarenta años, lo cual supone la necesidad de una revisión profunda del mismo para poder ajustar su funcionamiento a los nuevos tiempos. Esta revisión debe apoyarse en las experiencias del pasado, sobre todo en lo referente a la duplicidad de órganos de gestión y competencias que han demostrado lo perjudiciales que pueden ser ante situaciones del entorno adversas, como la actual.

—En otros países estamos viendo cómo la política está dejando paso a la tecnocracia, ¿considera que es la solución?
—Este debate no es reciente, en el caso de la economía las decisiones son de tipo político y condicionadas en muchas ocasiones por intereses de esta índole, lo cual conlleva tomar decisiones poco fundamentadas desde el punto de vista teórico e incluso lógico de la Ciencia Económica. Recordemos que muchos economistas que advertían hace años de los riesgos que asumía el sistema económico y de las consecuencias catastróficas de los mismos, eran considerados heterodoxos fuera de la corriente oficial que se erigía como la única y correcta. Las consecuencias son lamentablemente visibles en la actualidad donde se ha condicionado que las decisiones económicas se alejen de intereses políticos y tengan como objetivo prioritario solventar la actual crisis.

—El turismo es el principal motor de nuestra economía, pero habría que buscar otras alternativas. Teniendo en cuenta las características de la provincia, ¿Qué vías podríamos explotar?
—Debemos de tener en cuenta que el sector turístico está relacionado de forma directa con la capacidad de consuno y éste se ha visto mermado de forma progresiva desde hace años, siendo prueba evidente de ello los datos del sector en esta última campaña.
La necesidad de diversificar nuestras fuentes de ingresos es latente desde hace años. Esta necesidad de diversificación sectorial no debe dejar de lado los proyectos de mejora y especialización de nuestro sector turísitico que puede seguir siendo la punta de lanza de nuestra economía, pero apoyado en otros sectores generadoras de empleo.
Respecto a los sectores que podrían postularse como nuevas vías de crecimiento reitero que las condiciones de incertidumbre actuales no incentivan a la iniciativa privada para invertir, pero si algo hemos aprendido del ciclo anterior es que las ayudas públicas a la inversión deben gestionarse bajo unos criterios de máximo rigor y con la exigencia de compromisos por parte de los perceptores de las mismas.

—A raíz de la Reforma Laboral aprobada en febrero, el número de trabajadores afectados por Expedientes de Regulación de Empleo se ha duplicado, ¿Cree que a largo plazo esa reforma dará sus frutos o sólo ha servido para facilitar el despido?
—Una reforma sobre un mercado de factores, tan importante, como es el laboral, no permite apreciar su efectividad en tan corto plazo de tiempo. Indudablemente, en la actualidad, la reforma está mostrando su cara más amarga relacionada con la situación que vivimos, pero el grado de flexibilidad del cual ha dotado  a las relaciones laborales favorecerá la contratación en la fase de recuperación económica. Es necesario supervisar el uso de las medidas de la reforma laboral, como es el caso del despido por causas económicas, para que su utilización se fundamente en causas objetivas y verificables evitando un uso pernicioso de las mismas.

—¿Cree que son necesarios los ajustes del Gobierno? El premio nobel de Economía en 2001, Joseph Stiglitz, asegura que ningún país enfermo ha salido adelante con recortes.
—Las diferentes escuelas y modelos económicos ofrecen diversas soluciones a las situaciones de crisis económica y el Sr. Stiglitz es un abanderado de la escuela Keynesiana, pero creo que el problema de nuestro país está más relacionado con una discordancia entre nuestra capacidad real y la que hemos venido disfrutando en los años de prosperidad económica. En mí opinión, la situación de estabilidad nos llevará a un nivel intermedio entre el actual, marcado por la austeridad, y el aprendizaje de la situación anterior en donde el despilfarro inundó a la esfera pública y a la privada.

—¿Llegarán nuevos ajustes o realmente se va a echar el freno como ha dicho el ministro de Economía?
—Las decisiones a tomar en este ámbito van a venir condicionadas por la solución final que se adopte para encarar esta situación. Esta solución estará condicionada por el nivel de consenso entre los socios europeos y por la evolución de los mercados.
Cuanto más tiempo se demore la aplicación de un mecanismo de estabilidad mayores serán las posibilidades de que nos veamos sometidos a nuevos ajustes. Un ejemplo claro de lo perjudicial que resulta este periodo de espera son los recortes que ha tenido que asumir Francia hace unas semanas.

—Según el Banco de España, los gaditanos deben el doble de lo que tienen ahorrado, y el número de ejecuciones hipotecarias se mantiene en una cifra histórica, ¿Cómo valora esta situación?
—Es una consecuencia más del despilfarro que hemos cometido en etapas anteriores, que quedo plasmado en un nivel de endeudamiento privado por encima de nuestras posibilidades reales; jalonado además por un sistema financiero que se entregó convencido a un modelo económico de crecimiento inagotable y que ha demostrado que no lo era.
El debate público se centra en el nivel de deuda pública pero deberíamos repasar las cifras de la deuda asumida por particulares y empresas que también afectan a nuestra capacidad de crédito exterior como país.
En referencia a las ejecuciones hipotecarias es un problema que rebasa su componente económico y traspasa al lado más humano, más doloroso. Aún existiendo casos de un excesivo endeudamiento familiar no asumible, otros muchos corresponden a familias que se han visto atrapadas literalmente por la crisis y que, aunque fueron cautas al asumir niveles de endeudamiento, se ven ahora sin recursos por la falta de empleo, consecuencia del desmoronamiento del modelo de crecimiento del ciclo anterior.

—En las últimas semanas se ha hablado mucho de la fuga de capitales, ¿es seguro tener los ahorros en España? ¿Qué deberíamos hacer con el dinero?
—Ahora más que nunca, con la aprobación del plan de apoyo de la UE al sistema financiero, nuestro sistema es seguro por el respaldo de Europa. El desplazamiento de capitales no hace más que agravar la situación de nuestro país. Así mismo, dudo que el movimiento de capitales sea una garantía de conservación de los mismos en un entorno económico globalizado y principalmente por la falta de seguridad jurídica de los destinos en los cuales se está refugiando parte de esos capitales

—El Estado sólo garantiza hasta 100.000 euros por cuenta en caso de quiebra bancaria, ¿qué deberían hacer los gaditanos que tengan una cantidad superior para proteger su dinero?
—La repuesta la aporta la propia normativa de garantía de depósitos: diversificar sus depósitos en varias entidades, aunque esta medida no se ajusta a la realidad de nuestro sistema financiero.

—¿En qué es aconsejable invertir en estos momentos?
—La ya mencionada situación de espera de acontecimientos recomienda prudencia al respecto.

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