El fútbol carece de lógica, de cualquier sentido matemático. Cualquier pronóstico se rompe de inmediato en un deporte donde siempre hay cabida para un cambio inesperado más en el guion. No existen explicaciones ni razonamientos aparentes capaces de predecir lo impredecible. Al menos, este pasado fin de semana en 'La Unión', nadie fue capaz de explicar como el Guadiaro, que aún no había perdido en lo que llevamos de temporada, terminó cayendo por 1-2 ante el Chipiona CF. No es porque no lo intentaran, de todas las maneras posibles, además. Pero el recital de paradas que ofreció Andrés terminó por desquiciar a los locales. El portero del Chipiona CF se convirtió en héroe de los suyos hasta llegar a levantar los aplausos de los aficionados del Guadiario que, atónitos, no podían terminar de asimilar que se marcharían a casa con las manos vacías, sin marcar más que un solo gol. Pudieron hacer el segundo desde el punto de penalti para dar por bueno un empate, en el minuto 102 de partido, pero ahí también apareció Andrés, para conservar el triunfo de los azules y dar valor de tres puntos al gol marcado por Alberto Santos en el 77. El primero lo había marcado Flori.
Una vez certificada la victoria del Chipiona CF, se desató la locura entre los azules. Todos celebraron, unidos, el campanazo de la jornada. Una sorpresa mayúscula recibida con los brazos abiertos por su vital importancia, pues aunque no le valió para la permanencia, se le pone a tiro. La próxima semana, los de Álvaro Zarazaga disputarán un partido crucial en el Campo de Gibraltar ante un rival tan directo por la salvación como es la Linense B. En juego, una oportunidad de oro para dormir fuera de la zona de descenso al menos una semana.