Publicidad Ai
Publicidad Ai

Córdoba

La "alquimia floral" de los patios de Córdoba

El ingenio ante una fiesta Patrimonio Inmaterial de la Humanidad como es los Patios de Córdoba no tiene límites

Publicidad AiPublicidad Ai Publicidad Ai Publicidad AiPublicidad AiPublicidad Ai
  • Un patio. -

El ingenio ante una fiesta Patrimonio Inmaterial de la Humanidad como es los Patios de Córdoba no tiene límites y en uno de los más conocidos, el de Marroquíes, hay un "laboratorio" de "alquimia floral" de geranios, azahar, rosas, gitanillas o mirto, que se hacen incienso, agua floral y jabón.

Una manera de vivir en la que si la convivencia vecinal es la regla de oro, las plantas y flores tienen el mismo protagonismo que los inquilinos, algo que descubrió hace una década la psicóloga cordobesa María Ángeles Arquero.

Desde que se instaló en una de las habitaciones del patio de la calle Marroquíes, uno de los más premiados y visitados, dejó su trabajo para dedicarse a "la crianza de mis hijos y al cuidado de las plantas".

Este cambio le permitió descubrir lo que ella llama "alquimia floral", pues si la alquimia es el "proceso de transformación de la materia", ella ha experimentado "también un cambio en mi modo de vivir con la presencia de las plantas y flores del patio".

Una reflexión entre "lo místico y lo experimental" que ha dado como fruto jabones naturales, aguas florales y esencias obtenidas a partir de la destilación de hojas y flores de las plantas de su patio.

"No es algo contra la ciencia ni quiero generar ninguna polémica tampoco entre los expertos en cosmética", repite constantemente en su encuentro con Efe.

Describe las propiedades diuréticas que tiene la hoja de parra que ella pone a secar y desmenuza manualmente para hacer infusiones que "sobre todo, me apetece tomar más en invierno, me lo pide el cuerpo".

Con las rosas, el romero y las flores de azahar del patio elabora con base de glicerina jabones naturales, "sin químicos ni aditivos que son con los que yo me lavo la cara todas las mañanas".

También extrae las esencias naturales de las plantas y elabora un agua que espolvorea sobre su cara porque "el sentido del olfato es muy importante en nuestro organismo y el olor a azahar hace que me sienta de maravilla", al igual que ocurre con rosas, romero y otras flores.

A esta animadora sociocultural en excedencia, las flores y las plantas le "dan la vida", tanto como el "olor a recién regado de las tardes", una verdadera experiencia "única cuando las puertas del patio se cierran a los visitantes", donde comienza el "verdadero valor de la Fiesta de los Patios de Córdoba sólo visitable para allegados y privilegiados".

Entonces, con el olor a húmedo, miembros de las ocho familias que viven en Marroquíes sacan su mesa y sus sillas debajo de la parra y van trayendo el salmorejo, la ensalada y la tortilla para compartirla entre ese aroma a naturaleza, a esencia pura de una tradición cordobesa por excelencia.

Este ha sido el ambiente en el que esta "alquimista" de geranios, rosas de pitiminí y gitanillas se embriagó de una forma de vida sin importarle vivir en apenas 10 metros cuadrados que más o menos mide cada apartamento, aunque poco a poco fue alquilando más espacios para poder vivir y realizar sus experimentos con las flores y plantas.

Además, cuando explica de qué están hechos sus jabones, pide a todo el mundo que los toque, los huela, que se pulverice las aguas florales e inspire profundo para que además del "selfie" de rigor, el visitante quede envuelto en la magia de los Patios de Córdoba.

TE RECOMENDAMOS

ÚNETE A NUESTRO BOLETÍN