Lágrimas y aplausos

Publicado: 05/07/2018
Autor

Juan Antonio Palacios

Juan Antonio Palacios es observador de la conducta humana, analista de la realidad y creador de personajes literarios

Curioso Empedernido

Curioso empedernido. Curioso de las tres pes, por psicología, la política y el periodismo, y alérgico a las fronteras y murallas

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Nuestro mundo no puede perder la empatía y permanecer impasible ante las imágenes más crueles o ser víctimas de la indiferencia
El mundo de las emociones humanas es complicado y complejo .las lágrimas y las risas, los aplausos y los abucheos   saltan a flor de piel, sin que por ellos, vayan acompañadas de las mejores o las peores noticias, de imágenes que provocan amores y odios.

Nuestro mundo no puede perder la empatía y permanecer impasible ante las imágenes más crueles o ser víctimas de la indiferencia y no tener ninguna reacción ante la amenaza o el ataque. Entre concordancias que nos provocan alegrías y tristezas que nos alimentan  rechazo, hay quienes tomamos nota y otros que reaccionan  de forma violenta o indiferente.

Muchas de nuestras actuaciones nos provocan dolor  y hasta daños, mientras que otras son una sucesión de buenas noticias y beneficios.  Algunas son dolorosas o vitalizadoras desde la invisibilidad, y otras no nos afectan por muy evidentes que sean.

Entre lágrimas y aplausos, ponemos de nuestra parte el entusiasmo  para intentar evitar las penas, y echamos toda la carne en el asador para procurarnos las máximas satisfacciones  y reconocimientos. Impulsaremos ideas con las que seguro acertaremos y enterraremos otras que sabemos están destinadas al fracaso.

Reclamar protocolos para dignificar en lugar de ofrecer soluciones para resolverle la vida a la gente. Discursos agotadores hasta la afonía o mudeces que se convierten en complicidades de lo mal hecho. Entre lo excelente y lo fatídico vamos intentando descubrir lo que más nos conviene.

Con trucos y golpes de efecto, rentabilizamos  lo que nos interesa y decimos que no hay que politizar lo que debiera estarlo. Como por ejemplo, sería una canallada que nos olvidáramos de las justas reivindicaciones de los pensionistas, a los que no les estamos regalando nada, sino que están reclamando lo que durante toda su vida laboral han cotizado.

Entre emociones y exaltaciones hemos de salvar las razones. Además los pensares y penares, los sentires y las risas, las ocurrencias y las extravagancias, nos hace superar las dudas y las confusiones y avanzar con fuerza y determinación.

Si somos leales con nosotros mismos, siempre debemos procurar dar un paso más en nuestro compromiso. Y nos sentimos contentos si somos generosos, y nos consideramos capaces de ofrecer  a los demás mucho más de lo que ellos nos ofrecen.

Hay cosas contradictorias que resultan muy estimulantes, y retos y misiones que nos parecen imposibles pero que somos capaces de superar. Aunque algunos se empeñen, no estamos hechos para estar sentados delante de una pantalla y necesitamos descubrir el mundo con nuestro pies.

Entre mitos y realidades, respaldos y rechazos, ocultaciones y evidencias, olores y hedores, clamores y colores, humanizar las crueldades y demonizar las humanidades, antigüedades y modernidades, debates interminables y conclusiones ininteligibles  e ideas brillantes que no resuelven problemas.

Tenemos que saber despegarnos de lo que no está en nuestras manossolucionar. No ser rehenes del ritmo frenético que algunos nos quieren imponer. Necesitamos parar, reflexionar y relajarnos y ocupar nuestra mente en aquellas cosas que son capaces de hacernos sentir bien.

En los tiempos que corren, entre avances y retrocesos, emprendimientos y empoderamientos, es el momento de desbloquear las cerrazones, fortalecer nuestros compromisos y que nuestros políticos hinquen los codos para ser parte de las soluciones y no el núcleo de los problemas.
 


 

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